Néstor Rivero Pérez

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El 15 de septiembre de 1897 nació en Trujillo (Estado Trujillo) Mario Briceño Iragorry, hombre público y escritor que se mantuvo en la primera línea como defensor de la identidad cultural venezolana en el curso del siglo XX.

Mensaje sin destino

La crítica histórica brilló en la pluma del autor trujillano al enfocar distintos temas; uno fue el relativo a la pérdida de la memoria como país en el desempeño cotidiano de los venezolanos. Y ello le llevó a articular una línea de reflexión en torno al cuestionamiento del ejercicio de nacionalidad, línea crítica que le lleva a ofrecer, como salida a lo que denominó “crisis de pueblo”, o declive venezolano, la impostergabilidad de construir una firme conciencia histórica, como se constata en su trabajo Mensaje sin destino de 1953.

 

Traición de “los mejores”

Otro tema controversial tratado por Briceño Iragorry fue el delimitado en su ensayo La traición de los mejores. Allí don Mario cuestionó el desvarío crematístico y palaciego de quienes, de uniforme o civiles, por su formación, prestigio y estatura social, han debido guiar al pueblo en la edificación de la República, catalogándolos como “dóciles cómplices de los mercaderes que venden diariamente un nuevo jirón de la dignidad nacional”.

 

Pitiyanquismo
Y un tercer tópico de mucha vigencia hoy al que el ensayista dedica su reflexión, es el de la penetración cultural norteamericana sobre América Latina, y específicamente Venezuela -por medio de la radio, cine, televisión y sus sistemas de difusión de modelos de consumo-, iniciando en el país, una primera aproximación al estudio del tema que ahora se define como imperialismo cultural, transculturización, y/o Guerra de Cuarta Generación. Así Briceño Iragorry introduce en el discurso cultural y político venezolano, el vocablo “pitiyanquismo”; lo emplea para ubicar al grupo de “compatriotas prestados a hacer juego a los intereses norteamericanos” (Aviso a los navegantes).

Heredia o Casa León

Este humanista trujillano escarbó en uno de sus libros, Casa León y su tiempo, en la sinuosa figura de Antonio Fernández de León, quien tras ejercer como el tesorero de la administración de Francisco de Miranda hasta la Capitulación de San Mateo del 25 de julio de 1812, de inmediato pasó a ocupar con Domingo de Monteverde el cargo de Intendente del Ejército y Real Hacienda, instigando en este gobernante canario, la cruel persecución contra el gran Precursor quien, como se sabe, fue entregado a las autoridades realistas, al amanecer del 31 de julio de aquel año, en La Guaira, para ser trasladado a una insalubre bóveda colonial de dicho puerto, donde estuvo encadenado hasta su envío como prisionero al Castillo de Puerto Cabello. De otra parte, en su obra El regente Heredia o la piedad heroica,  Briceño Iragorry se adentra en la actuación administrativa de José  Francisco Heredia, quien, integrando en tiempos de José Tomás Boves la Real Audiencia de Caracas, operó como difícil contrapeso civilista frente al relámpago de fuerzas sociales y vengativas que encarnó el recio caudillo asturiano. Algunas vidas logró salvar de la cuchilla realista y envió comunicaciones a las autoridades de Puerto Rico y la Península, exponiendo sobre los dramáticos sucesos que se dieron en tierra venezolana durante el período más sombrío de la Guerra a Muerte.

Sentido histórico

A los efectos de una mejor comprensión del pensamiento de Mario Briceño Iragorry, conviene tener presente la reflexión del ensayista José Lezama, quien sostiene que para el autor de Palabras de Humanismo, el problema crucial del actual tiempo venezolano radicaba  en “la falta de sentido histórico de nuestro pueblo, de no entender la historia como un sentido de continuidad y admitía la época del petróleo como un arma de doble filo; que traería beneficios a nuestro país, pero que a la vez importaba valores ajenos que se configuraban como un peligro futuro para nuestra identidad deficiente. Para su época, Venezuela se encontraba en una vehemente copia de cultura importada, traída por el mundo de la explotación petrolera, que mermaba nuestras ansias naturales de progreso” [http://w2.ucab.edu.ve].

 

Sinóptico

Día de la Democracia

La Asamblea General de la ONU estableció el 15 de septiembre como Día Internacional de la Democracia. Y la vitalidad de esta, de acuerdo a los Objetivos del Milenio, tiene alto grado de conexión con la reducción y erradicación de los niveles de pobreza que afectan a densos sectores de la población mundial. En tal sentido debe indicarse que la democracia tiende a afirmarse en territorios donde se desarrollan políticas sociales y de inclusión, de alfabetización, programas alimentarios, de salud y vivienda a favor de la población mayoritaria. La defensa de la democracia es bandera de la República Bolivariana de Venezuela en el marco del Estado democrático, social, de derecho y de justicia, consagrado en la Constitución de 1999.

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