Néstor Rivero Pérez

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El 2 de junio de 1537, el papa Pablo III emitió su bula Sublimis Deus, texto que prohibía de forma terminante, que se esclavizase a la población aborigen de América. La esclavitud como institución había sido introducida en el Nuevo Mundo en 1499 en contra de los indios, por el propio almirante Cristóbal Colón, quien, con práctica tan brutal tomada durante su gobernatura en Santo Domingo, desdibujó la proeza marítima de su primer viaje de 1492, cuando unió el Nuevo Mundo con Europa, si bien en un primer momento ningún europeo se percató del significado de aquella travesía.

Choque de dos mundos: “¿Educar a bestias?”

“En el momento en que esos dos mundos se encuentran, se vio cómo ciertas ideas renacentistas de mentalidad neopagana, influyeron para que los europeos viesen con cierto desdén a los habitantes del Nuevo Mundo, desdén que hizo que se considerara como inferiores a estas gentes, razón por la cual se cometieron abusos, especialmente en la isla La Española. Deseando justificar dichos abusos, el argumento esgrimido era el siguiente: Los habitantes de América no son racionales, sino más bien extraños seres que se ubican en un punto intermedio entre hombre y bestia. Por lo tanto, para los defensores de dicho sofisma, sale sobrando educarlos y predicarles el Evangelio: Su destino no deberá ser otro más que utilizarlos como bestias de carga” [Nemesio Rodríguez Lois, Artículo: La bula Sublimis Deus. Fundamento de los derechos humanos del indio / Fuente: https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx  pdf].

La gestión de Paulo III

Al acceder al pontificado Alejandro Farnesio, miembro de una de las más poderosas familias de Italia, adoptó el nombre de Paulo III. Favorecido por el papa Alejandro Borgia, amante de su hermana Julia Farnesio, el futuro Paulo III a su edad de 51 años y tras procrear tres hijos, fue designado cardenal; y a poco de su escogencia a sus 62 años como Papa. Paulo III eligió cardenales a dos de sus nietos adolescentes. Durante su gestión comisionó a San Francisco Javier que partiese a Japón para difundir el catolicismo en el continente asiático, estableciendo en Roma la Inquisición, institución creada en 1186 por Gregorio III, y aprobó la primera edición de los Libros Prohibidos o Índex de la Iglesia. Durante su gestión papal surge la Iglesia Anglicana bajo la rectoría del propio rey, Enrique VIII, al tanto que la reforma luterana se expandía en distintas regiones de Europa. Y sin embargo la iniciativa de mayor relevancia histórica de Paulo III fue la bula que reivindicaba el carácter de seres humanos de los aborígenes del Nuevo Mundo.

La bula

Al tercer año de su mandato, en 1537, el papa Paulo dictó su memorable bula Sublimi Deus, la cual además de reconocer la condición humana de los indios -circunstancia que era objetada por las tesis de Ginés de Sepúlveda y los promotores de la “guerra de conquista”-, tenía el mérito de condenar a quienes “guiados por la codicia, proceden al maltrato de la población originaria americana “(…) a quienes deseando saciar su codicia maltratan, como a los brutos animales que les sirven, a los indios occidentales y meridionales y a otros pueblos de que hemos tenido noticia” [Fuente: https://jorgecaceresr.files.wordpress.com, pdf].

“Aunque estén fuera de la fe…”

Y Paulo III rechaza que se tome como pretexto para someter y abatir al indio, el que estos “no son participantes de la fe católica. Nos, pues… hacemos sobre la Tierra las veces del mismo nuestro Señor… atendiendo a que los indios, como verdaderos hombres no solo son capaces de la fe cristiana… y queriendo remediar este mal de modo oportuno, mandamos que los dichos indios, así como todas las demás naciones de que en lo futuro tengan noticia los cristianos, aunque se hallen fuera de la fe, no están privados ni puede privárseles de su libertad y de la posesión de sus cosas; antes por el contrario, pueden usar y disfrutar libremente de su libertad y de la posesión de sus  cosas y no se les debe reducir a la esclavitud. Y… decretamos que todo lo que en contra de esta disposición se hiciese, sea írrito y de ningún valor (…) Dado en Roma en el año 3° de nuestro pontificado” [Fuente: https://jorgecaceresr.files.wordpress.com pdf].

Sinóptico

Bolívar abolicionista

1816

Este día el Libertador Simón Bolívar dictó su Manifiesto de Carúpano, con visos de decreto, a favor de libertad de los esclavos que empuñaren las armas en pro de la Independencia de Venezuela. El abolicionismo del Libertador resaltará en términos tajantes el 6 de julio siguiente, cuando publique su decreto de Ocumare de la Costa (Aragua) donde se asienta “en adelante solo habrá una clase de hombres: Todos serán libres”. Ya en 1813 Bolívar había otorgado boletas de manumisión a sus propios esclavos de San Mateo. Y en 1826, ejerciendo sus facultades constituyentes, elimina en la Constitución de ese año, la esclavitud en el Altiplano.

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