Sus tesis atraen al lector.

Néstor Rivero Pérez

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El 10 de abril de 1954 murió en Nueva York Teilhard de Chardin, teólogo jesuita, paleontólogo y escritor, quien postuló teorías evolucionistas mediante las cuales procuró acercar la reflexión científica en torno al origen del universo, la vida y el pensamiento humano, con la doctrina creacionista de la Iglesia.

El Hombre de Pekín

El nombre de este teólogo y explorador está asociado a uno de los hallazgos más importantes de la arqueología, los restos fósiles del Homo Erectus Pekinensis, cuya osamenta, desaparecida en el curso de la Segunda Guerra Mundial fue ubicada -tras 16 años de hurgar en la tierra-, en 1937 al suroeste de Beijing, capital de la actual República Popular de China. Dentro del equipo que participó en los trabajos se encontraba Teilhard de Chardin.

El “Hombre de Pekín”, surgido durante el pleistoceno medio, tenía una data de entre 500 y 250 mil años. Su capacidad craneana era muy próxima al “80 por ciento de la del homo sapiens… y se trataba de un cazador recolector”. Hoy se encuentran réplicas, imágenes fotográficas y descripciones derivadas de las excavaciones de 1937.

Modelo antropológico cristiano

La actividad profesional de este díscolo jesuita mantuvo a lo largo de su obra el empeño por construir un pensamiento que “permitiese conciliar la visión científica del universo, con la escatología cristiana visión del universo” (https://www.vidanuevadigital.com) tal como concluyó la Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura, asamblea que recomendó revocar la “Advertencia Oficial” o Monitum dictado por el Santo Oficio, que se emitió en contra de la obra de Teilhard.

De otra parte, en la nota 53 al pie de página de su encíclica Laudato Si, ofrecida en 2015 por el Romano Pontífice, y que trata de la salvación del planeta, Francisco alude al pensamiento de Teilhard de Chardin cuando este último habla de “El fin de la marcha del universo”, cuyo arribo según el teólogo galo habrá de ser la comunión del universo con Dios. Teilhard engarza esta idea, cardinal en su obra, con su búsqueda de un sentido a la evolución, tema central de su reflexión teológica, y tan original enfoque tropezó durante décadas con la hostilidad de quienes al parecer dentro del Clero no lograban sobreponerse a la herencia ptolemaica del Medioevo.

¿Rehabilitarlo?

Tal como lo recoge el periodista uruguayo José Steinleger, a este teólogo de ideas originales le persiguió la Iglesia, cuya jerarquía “Amurallada en los viejos dogmas… condenó a Teilhard de Chardin.

Le impidió el acceso a cátedras y le prohibió escribir sobre Filosofía. Dos años después de su muerte, el Santo Oficio decretó: “Sus libros deben ser retirados de las bibliotecas de los seminarios y de las instituciones religiosas, no se los debe vender en las librerías católicas, y no deben traducirse a otros idiomas” (https://www.jornada.com). Steinleger asoma puntos afines entre la filosofía de Teilhard y algunas insinuaciones del actual papa Francisco.

Para el creador de términos como Noosfera y Punto Omega, El hombre se perfecciona por medio de su mayor capacidad de reflexión, mas no ya por la reflexión de un individuo sobre sí mismo, sino de millones de reflexiones que se buscan y se refuerzan” (El fenómeno humano). Y en esta misma dirección, durante su visita a Bolivia, Francisco habría de apuntar ante movimientos sociales del altiplano: “El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites.

Está, fundamentalmente, en manos de los pueblos”. De allí que muchas voces que estiman los méritos de Chardin consideran que la rehabilitación de este teólogo y científico podría estar en la lista de asuntos del Vaticano, a objeto de reivindicar a quien fue arrojado al ostracismo doctrinario por Pío XII. Como juicio definitivo sobre Teilhard de Chardin podrían recordarse ideas expuestas.

En 1981, el cardenal italiano Agostino Casaroli escribió lo que constituye un juicio definitivo acerca de la obra de Teilhard de Chardin, al caracterizarla como un “audaz intento de llegar a una síntesis… el testimonio de la vida coherente de un hombre poseído por Cristo en lo más profundo de su alma. Estaba preocupado por honrar tanto la fe como la razón”.

Sinóptico

1892

Partido Revolucionario Cubano

Encontrándose en Nueva York, donde desesperaba por lograr la unificación de los patriotas de la Mayor de las Antillas, José Martí, ya para entonces la figura de mayor talante movilizador en la lucha por la independencia, convoca y preside una asamblea de la cual surge el Partido Revolucionario Cubano.

En su enunciado inaugural, el PRC establece como propósito, el de establecer en Cuba “en el ejercicio franco y cordial de las capacidades legítimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud”.

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