¡Viviendo el sueño! Determinación y constancia llevaron a Palmira Correa a la Bienal de Venecia

0

Su obra «La casa de Palmira» participará en la 59ª Bienal Internacional de Arte de Venecia. Fotos YM

VEA / Yonaski Moreno

Un toque de timbre, unos segundos de espera, y el sonido de objetos arrastrándose como si los quitaran de en medio. La puerta se abre y una enorme sonrisa aparece tras la puerta. Un saludo caluroso, emocionado, como quien ve a un antiguo amigo después de varios años y una invitación a entrar a casa y conocer el espacio.

Los colores dominan la estancia. Diversos recipientes de pintura de múltiples colores, pinceles, lienzos y caballetes, están por todos lados. Las paredes muestran con orgullo hermosas obras de diversas temáticas, tamaños y formas, con la firma de Palmira Correa. Es su casa-taller. Es su sueño de vida, vivido a diario.

Palmira Correa, quien representará a Venezuela –junto con otros grandes artistas– en la 59ª Bienal Internacional de Arte de Venecia, comienza a rememorar su historia de vida. Mientras las anécdotas viajan a toda velocidad por su cabeza, las risas resuenan en la estancia, y, cuando la emoción le gana, sus ojos se cristalizan y la voz se le quiebra. No puede creer lo lejos que ha llegado, pero asegura que nunca se ha rendido.

Una discapacidad en manos y pies la ha acompañado desde que era niña. Nacida en el estado Sucre, cuenta que desde temprana edad ya sentía cercanía hacia el arte: “Me gustaba hacer muñequitas de trapo, en la escuela pintar, dibujar, trabajo así, espontáneo”. Esa discapacidad no fue un impedimento sino un impulso. Aseguró: “Yo quería formarme, prepararme, superarme; entonces hice muchos talleres, pero solo uno de Arte, en el Ministerio de Educación, en 1983”.

No pudo asistir a todos los módulos del taller “porque tuve problemas en mis pies, pero logré graduarme y se hizo una exposición”. Esa exposición también fue su primer encuentro con el reconocimiento, pues recibió su primer premio. Con una voz entrecortada recordó: “Las compañeras votaron por mí y yo no lo sabía. Mi prima y mi cuñada estaban llorando, yo preguntaba por qué y era por eso, estaban emocionadas como yo. Ahí fue cuando yo me enamoré”.

La casa de Palmira

Una gran emoción sintió la artista al enterarse de que representará a Venezuela en la 59ª Bienal Internacional de Arte de Venecia, que inicia este 23 de abril, como parte de la muestra Tierra, país, casa, cuerpo. “Todavía no he reaccionado”, aseguró entre risas. “Yo nunca, jamás en mi vida, me imaginé que yo iba a estar exponiendo en la Bienal de Venecia”.

Resaltó que se mantendrá trabajando en el pabellón venezolano, pues su exposición será “como estar en mi casa, con mis cuadros y pintando. Allá voy a trabajar”, expresó Correa, quien se confiesa una amante del teatro y se define como una actriz de la vida.

En La casa de Palmira, como fue denominada la obra que expone en la ciudad italiana, el público podrá disfrutar de su característica forma de pintar, cuyo sello está marcado en la nariz rectangular y ojos triangulares de los personajes, entre los que han sido representadas algunas figuras históricas como Francisco de Miranda, Simón Bolívar y José Gregorio Hernández.

Palmira destacó: “El tema se parece mucho a mí, me sentí muy identificada, porque es Tierra, país, casa, cuerpo. Entonces es la parte humana, lo histórico, y yo voy a actuar, voy a pintar como si estuviera en el taller, el tema se parece a mí, a mi trabajo”.

El sueño del taller

Su primer taller estuvo en el Camino de los Españoles, y aunque no era propio, le brindó grandes satisfacciones. Ahí era un alma nocturna, trabajaba en la noche y arropada por el silencio, como es su preferencia. «No tengo horario, no tengo día, pinto un domingo, pinto un sábado, ya tarde. Me gusta mucho la noche, el silencio».

“Soñaba con tener un taller y crecer. El primero estuvo en el Camino de los Españoles, fui muy feliz allá, mi producción fue muy buena”. Allá recibía la visita de quienes iban al Museo de Petare y quedaban prendados de su obra.

En el año 2012 el sueño fue cumplido. Recibió su casa-taller, como parte de la Misión Vivienda Venezuela, hoy convertida en Gran Misión. “Ahora estoy aquí, que me lo dio (Hugo) Chávez. Esto es mío, aquello no era mío. Esta es mi casa-taller. Aquí vuelvo a mi trabajo, humildemente pinto lo cotidiano, el teatro, la parte indígena, la parte histórica”.

Apostó por su arte

Palmira asumió como un reto el presentar su obra en el Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas, al que iba frecuentemente con una amiga. “Yo decía: ¿Por qué no puedo exponer aquí?». Curiosa por naturaleza, siempre investigaba qué artistas exponían en ese espacio, donde abundaban las obras de reconocidas maestras, pero eso tampoco la detuvo. “…’¡Ay!, yo voy a competir aquí’… dije, y me atreví. Me repetí hasta el cansancio: ‘Yo quiero ser una artista, yo no quiero que me vean como una más del montón’; es lo que quería ser, trabajar y representar a mi país. Ahí empecé a mandar obras a Petare, a Maracay y también se me dio la oportunidad fuera del país”.

Logró llegar a su primera exposición. Fue en Trujillo, en la III Bienal Salvador Valero. En ese encuentro le compraron todos los cuadros. “Me los compró una señora alemana que me andaba buscando y decía que ese era el mejor cuadro. ‘No es el mejor’ -le decía yo-, ‘ese no es ganador’, pero a ella le gustó ese cuadro y se lo llevó”.

“Eso también me estimulaba para seguir creciendo, seguir investigando, trabajando”, destacó.

Talento reconocido

Su paso por las galerías del país y otras tantas del mundo, le ha reportado múltiples reconocimientos. Palmira Correa es Patrimonio Cultural, así como maestra honoraria de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte). También fue reconocida con el Premio Municipal de Pintura en Maracay, estado Aragua; el Premio Único de Arte Popular, en Calabozo. Otros galardones le fueron concedidos en el Museo Francisco Lazo Martí, en Guárico; en el Museo Contemporáneo de Puerto La Cruz, y en el Museo de Petare.

Además, recibió la Mención Gold en el Concurso Internacional Pintura Naif, de Turquía, en el año 2000. En el mundo, el arte ingenuo, popular, está definido como pintura naif.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido !!