Néstor Rivero Pérez

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El 27 de marzo de 1968, a la edad de 34 años, falleció en accidente aéreo ocurrido a las afueras de Moscú (Rusia) el cosmonauta Yuri Gagarín, quien inscribió su nombre en la historia universal al constituirse en el primer humano con vida que traspasa la atmósfera para mantenerse piloteando la nave Vostok 1, hacer una órbita alrededor de la Tierra, para luego retornar al interior de la esfera celeste.

 

Sonreír en la Guerra Fría

Yuri Gagarín nació en 1934 en el pequeño poblado de Klúshino, perteneciente a la provincia rusa de Smolenk. Con su sorprendente viaje a la estratosfera, en un tiempo en que se desconocía las eventuales reacciones biológicas del organismo humano al traspasar la atmósfera, se ofreció para integrar el cuerpo de cosmonautas que dieron inicio a la aventura espacial de la Unión Soviética, cuyas autoridades convirtieron dicho Estado en pionero de la actividad espacial y permitieron alentar en los espíritus de todas las naciones la posibilidad de que las altas tecnologías y el poderío militar de las grandes potencias, podía ser canalizado en la exploración sideral.

Así, el nombre de Gagarín se hizo símbolo del descubrimiento científico y la imaginación allende los linderos de la Tierra. De este modo Serguei Koriolov, uno de los iniciadores del programa espacial de la URSS habría de decir “Gagarín poseía una sonrisa que iluminó la Guerra Fría”.

 

Viaje espacial

Hasta 1954 Gagarín se desempeñó como obrero metalúrgico, al tiempo que se iniciaba como miembro del aeroclub local de Saratov.

Al año siguiente es aceptado en la escuela Militar de Pilotos de Oremburgo, al sur de Rusia. Y en 1960 es escogido entre 3 mil quinientos aspirantes para integrar el equipo de seis profesionales que harían parte del equipo espacial, siendo designado Gagarín como primer piloto. Antes de dar inicio a su histórico vuelo, del 12 de abril de 1961, Gagarín grabó un corto mensaje: “En los próximos minutos una poderosa nave espacial me llevará a los distantes espacios del universo (…). Todo lo que he hecho y he vivido ha sido hecho y vivido para este momento”.

El cosmonauta logró sortear las dificultades de salida de la atmósfera, empero encontró riesgos al momento de su reentrada, por cuanto el módulo espacial debía desprenderse de una de sus partes de gran tamaño, antes que el calor y la fricción convirtieran la nave en “una bola de fuego”.

Finalmente el mismo calor de reingreso a la Tierra facilitó a 7 mil metros de la superficie la separación, y a poco Gagarín saltó en su paracaídas, cayendo dentro de territorio soviético. Ante su indumentaria de cosmonauta, la primera persona que lo vio le preguntó: “¿Vienes del espacio?”.

 

Pasajero, más que piloto

Al momento de subirse a la pequeña nave que le permitiría hacer su vuelo, había varias inquietudes que debían ser confirmadas por los científicos y los patrocinantes de viajes espaciales: “¿Puede un humano sobrevivir en el espacio? ¿Puede la nave espacial sobrevivir al viaje? ¿Puede esa nave espacial comunicarse de manera efectiva con la Tierra, a fin de garantizar un aterrizaje seguro?” (https://www.bbc.com). Y consciente de su función como “conejillo de Indias”, Gagarín mostró resolución al introducirse en el traje que lo mostró ante el mundo como el primer cosmonauta de la historia.

La nave apenas sobrepasaba dos metros de diámetro y había confrontado dificultades en pruebas anteriores. Y Yuri logró sortear sus retos, al punto que se convirtió en celebridad mundial, realizando, una vez vuelto a la Tierra, una gira por cerca de treinta países. “Incluso llegó a almorzar con la Reina de Inglaterra, Isabel II, y rompió el protocolo al tomarse una foto con ella.

El presidente de Egipto (Gamal Abder Nasser) le dio a Gagarin las llaves doradas de las puertas de El Cairo y Alejandría, mientras que Fidel Castro lo recibió con un abrazo en La Habana” (https://es.rbth.com). Tres años después de su proeza sideral, Gagarín perderá la vida piloteando un avión MIG-15UTI.

Sinóptico

1960

Gregorio Marañón

Este día falleció en Madrid (España) Gregorio Marañón, galeno, catedrático, ensayista e introductor en la península ibérica de la endocrinología y la práctica humanista de la Medicina.

Su rigor ético y proverbial generosidad con pacientes, estudiantes, colegas y particulares, indujo a biógrafos suyos a denominarle el “Hipócrates de la Medicina Española”. Marañón había nacido en Madrid en 1887. Y con vocación de médico, docente y escritor, exigirá de sus discípulos un tratamiento humanizado al paciente.

En sus libros trató sobre endocrinología, temas sexuales y estudios históricos. Y no obstante, su actuación en el campo de la política puede catalogarse de dual: tras ser promotor de primera línea de la II República en 1931, pasó en 1936 a dar apoyo al bando nacionalista de Francisco Franco, al considerar que la República había incurrido en extremos que desvirtuaban su proyecto original, distanciándose de un proceso en el cual hubo excesos, empero también aciertos.

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