Alberto Vargas

@albertovargas30

La lucha contra la pandemia de Covid-19 y la acción climática (que aceleradamente va generando el incontenible desastre ecológico) aparecen hoy entre los asuntos de máxima prioridad en la Asamblea General de la ONU.

Su secretario general, António Guterres, precisó que urge más que nunca mayor cooperación internacional frente a grandes retos como el Covid-19, el cambio climático y las amenazas a la paz.

La respuesta global a la emergencia climática ha sido inadecuada, mientras que la crisis sanitaria generada por la Covid-19 expone importantes lagunas en temas de cooperación y solidaridad, alertó.

La pandemia puso de manifiesto desigualdades y fragilidades, tanto dentro como entre los países.

La historia nos dice que el capitalismo salvaje, basado en la explotación del hombre por el hombre, no proporciona la felicidad de la especie humana ni el consuelo ni cierto grado de seguridad a las poblaciones subsumidas en regímenes que han adoptado la sociedad de consumo, y tampoco lo hará a la población prevista en el futuro, son datos conocidos y hay que admitirlos.

La población aumenta a un ritmo exponencial entre 90 y 100 millones al año. Escasearán los alimentos y la desnutrición y el hambre preparan el terreno a las enfermedades y las pandemias.

Si la población aumenta 2% anual cada año deben crearse 2% más de escuelas, hospitales, y así sucesivamente. Nada de eso ocurre.

La tierra para el cultivo está degradada y se ha negado a aumentar a un ritmo de 2% anual. No solo está la alimentación, el acceso al agua se está convirtiendo en un factor vital que limita la existencia humana. La población se ha triplicado pero el consumo de agua se ha cuadriplicado. La única fuente de agua es dejar de derrocharla.

El capitalismo no es un estado natural de la humanidad y como sistema en tres siglos ha ido preparando el escenario hacia un accidente global que se visualiza en el corto plazo, y no podrá recuperarse como sistema, pues es el generador de una hecatombe en la economía mundial.

Las crudas realidades que atravesamos deben ser enfrentadas por la ONU. La naturaleza es el mayor obstáculo del capitalismo salvaje y no debe ser tratada como adversaria. La suerte está echada.

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