Alcides Castillo

“No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!

Es 15 de octubre de 1976, en la Plaza de la Revolución. El Comandante en Jefe Fidel Castro, cerraba la jornada de duelo con esas palabras en homenaje a las víctimas del Crimen de Barbados.

Ocurrió el 6 de octubre de 1976, hace 47 años. El gobierno de Estados Unidos, a través de la CIA, planificó, organizó y dirigió un acto de terrorismo en el cual perdieron la vida 73 personas, la mayoría deportistas que participaron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Venezuela. El cruel episodio fue contra una nave de Cubana de Aviación ocurrido en Barbados.

La criminal acción fue dirigida por los agentes Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, ambos cubanos exiliados, pertenecientes a la organización terrorista denominada Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias (CORE), fachada creada y financiada por la CIA, quienes a su vez reclutan a los venezolanos Hernán Ricardo y Freddy Lugo, que son los encargados de colocar el artefacto explosivo en el avión.

Posada Carriles llegó al país en 1969 y de inmediato fue acreditado como agente de la Disip, policía política en la cual fungía como jefe de la Brigada 54 Antisubversiva, mientras que Bosch llegó a Venezuela el 7 de septiembre de 1976. También recibió la credencial como Comisionado del mismo cuerpo policial, además le fueron entregadas armas y guardaespaldas. Es decir, tenían la inmunidad suficiente para cometer cualquier acto contra Cuba. Ambos “personajes” recibieron todo el respaldo del presidente de la época, Carlos Andrés Pérez, y del expresidente de EE. UU., George Bush (padre), cuyo respaldo fue tal que crearon una empresa de seguridad que asesoró a los cuerpos de seguridad venezolanos.

Los venezolanos Ricardo y Lugo, autores materiales, fueron reclutados por Posada y Bosch; ambos laboraban como fotógrafos en medios impresos de nuestro país. Confesaron recibir dinero en dólares luego de ser detenidos en Trinidad y de recibir órdenes de Posada Carriles, jefe de la operación terrorista.

Después de la operación terrorista, Ricardo informa a Posada Carriles: “ …el ómnibus se hundió con los perros adentro”, grabación encontrada en la empresa de seguridad del terrorista entrenado por la CIA.

“Tenemos una explosión y estamos descendiendo. Tenemos fuego a bordo”, informó uno de los pilotos a la Torre de Control del aeropuerto Seawel, de Barbados, nueve minutos después del despegue.

“Eso es peor! Pégate al agua! Felo, pégate al agua. Nos estamos quemando intensamente. Pégate al agua”, exclamó el piloto.

El vuelo CU-455 salió de Guyana, hizo escala en Trinidad y Barbados y se dirigía a La Habana, a donde no llegó por el acto criminal.

Ante semejante “operación criminal” de la CIA, la condena de los pueblos fue unánime; mientras que en Cuba, centenares de compatriotas rindieron homenaje a sus mártires. Hoy, a 47 años, recordamos y rendimos homenaje a los mártires de esa barbarie.

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