Ayer, golpistas: Hoy, golpistas y ladrones (Tren de Miami)

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Los prófugos de la justicia venezolana, Carlos Vecchio e Iván Simonovis, comandan una banda de extorsionadores contra empresarios que intentan comercializar con Caracas, refiere el abogado y petrolero, Alejandro Terán Martínez. Fotos Internet.

VEA / Ildegar Gil

Guáramos bien puestos (muy bien puestos, además) y la convicción de tener saldo a favor en eso de no ser perseguido por la justicia, es lo que mínimamente hay que tener para -sin temor alguno-, abrir la puerta de la oficina luego de saber que quien (o quienes) la tocaron fueron hombres del FBI. Leyó bien: Agentes del Federal Bureau of Investigation o, si bien prefiere, del Buró Federal de Investigaciones, concebido a imagen y semejanza de la protección y defensa de Estados Unidos, como lo reseña cualquier portal web que usted se precie de consultar.

La experiencia del inusitado tum tum la vivió Alejandro Terán Martínez, más conocido por sus vínculos con la comercialización que es propia en el mundo petrolero, que por su profesión de abogado, campo en el que seguramente las puertas las habría tocado él. Los recuerdos saltan en su memoria, a propósito del encarcelamiento de 10 personas, en tierras gringas, señaladas de violar las sanciones impuestas desde la Casa Blanca. Veinte años tras las rejas, esperan por ellas en caso de ser declaradas culpables, puntualiza la información dada a conocer hace apenas días.

Alejandro Terán Martínez,

En conversación telefónica con Diario VEA relató que el episodio policíaco, muy propio de escenas de televisión o cine, ocurrió en la realidad cuando el calendario del año 2019 marcaba la hojita desprendible de marzo, es decir, tan solo dos (2) meses después que un bisoño diputado (acertó: Juan Guaidó) se autojuramentara como Presidente de la República en plena vía pública de la urbanización Las Mercedes, Caracas, ante la mirada de quienes -como él- apostaban por una nueva aventura golpista contra la democracia.

Se autojuramentó el 23 de enero de 2019

Lo vivido ¿o padecido? por Martínez Terán, en Miami, respondió a aquello según lo cual nada está oculto entre cielo y tierra. Dicho de otra manera, los policeman hicieron presencia en su casa no por obra de la casualidad sino, como él mismo lo señala, luego de haber sido contactado por un colega suyo (abogado, no empresario), quien se identificó como representante de Carlos Vecchio, sujeto implicado -entre otros affaires-, en la destrucción de la empresas Citgo y Monómeros, amén de usurpar el cargo de embajador en EEUU y ¡nada más y nada menos! junto a otros secuaces solicitar, solicitar y reiteradamente solicitar sanciones contra la nación.

A estas alturas, es válida la pregunta: ¿Qué originó aquel aplique contra quien también es director de la Asociación Latinoamericana de Empresarios del Petróleo? La respuesta, en sus propias palabras, es la que sigue: «Nosotros compramos una empresa en el año 2018, aquí en Venezuela, somos operadores de petróleo en Texas, tenemos licencia de certificación petrolera en Texas desde hace más de 17 años (…) en el año 2019 se produce la locura del gobierno interino de este señor Guaidó. Nosotros recibimos una llamada de un abogado a nombre de Carlos Vecchio, diciendo que estaban investigando a todas las empresas que tenían negocio con Pdvsa, que éramos uno enchufados y que nos iban a meter presos a toditos. Asimismo. A menos que contactáramos con un abogado, no me acuerdo del nombre ahora mismo, y que ese abogado nos cobra un millón de dólares para resolver nuestro problema y darnos la licencia OFAC a nosotros, pues, nosotros teníamos relaciones con Chevron».

Dato aparte: Además del telefonazo del hombre de leyes, indica el declarante, luego el propio Vecchio y su socio, Jesús Pérez Oropeza, ingresaron a su despacho donde, manifiesta, «…yo lo mandé para el carrizo a los dos (…) sencillamente decidí no hablar más con ellos, y a los pocos días, en marzo de 2019, nos entró el FBI por la puerta…». Como se aprecia, las piezas del relato van cobrando cada vez mayor sentido.

El petrolero, nacido en el estado Bolívar, aportó mayor información. Iracundos por haber sido echados sin lograr entramparlo, los mencionados movieron los mecanismos necesarios que a la postre dieron con la aparición de un fiscal abiertamente ensañado. Precisa que «llevan al fiscal. El fiscal inmediatamente, predispuesto (…) nos interroga y nos amenaza y nos dice que nosotros le hemos pagado coima a funcionarios venezolanos».

Raudo y veloz, ante el funcionario mal encarado, apeló a los siguientes razonamientos: «Y yo le digo, pero ¿cómo vamos a pagar si no hemos cobrado? ¿cómo le vamos a pagar si no hemos cobrado en cuatro años? Nosotros tenemos cuatro años y no cobramos una factura en Pdvsa, ni una. Más bien hemos invertido en Pdvsa».

Explica que ante la contundencia de tales argumentos, sucedió lo que tenía que pasar: «Cuando él vio esa situación, se dio cuenta de que había habido un error. Nos dieron una carta de sostenimiento que se llama Catear Leres, y nos aprobaron licencias en comunidad con Chevron».

Ingenuo sería suponer que, dado el desenlace descrito, el fin de la trama se había decretado. Todo lo contrario: Recuerda que Vecchio fue designado supuesto Embajador de Washington por Guaidó lo cual, lógicamente, le adicionó poder. Al mismo tiempo, unió sus movimientos a los de un personaje que la historia de Venezuela guardó un nicho dentro del golpe de Estado contra el Comandante Hugo Chávez, el 11 de abril de 2002, y el intento de magnicidio contra Nicolás Maduro, el 3 de mayo de 2020, a través de la Operación Gedeón: Iván Simonovis.

Iván Simonovis.

Narra que Vecchio, el expolicía Simonovis y Jesús Peña López «…empezaron a llamar a empresarios a ofrecerles soluciones ante la OFAC y el FBI, a cambio de honorarios profesionales. La tarifa era 900 mil dólares por cliente. Yo los mandé para el carrizo otra vez y, por supuesto, llamé a mi abogado, aplicaron licencia OFAC y me la dieron sin ningún tipo de problema».

Satisfecho está de no haber claudicado jamás ante los intentos de la banda en su contra, admitiendo con cierta dosis de pesar que «…lamentablemente hubo muchos compañeros y hay personas que sí caían. Entonces, esto de las sanciones ha sido un negocio para estos señores que son extorsionadores de oficio».

«Además…», subrayó, «…hicieron algo peor: Cuando ocuparon Citgo, llamaban a la gente que le debían dinero a Citgo, a nosotros nos llamaban también, y ofrecían el pago en Estados Unidos contra una demanda que había que meter en Estados Unidos. Yo, por supuesto, no me presté nunca a eso. Yo jamás quise caer en ese tipo de operaciones ni jamás caí».

No descarta que la decena de hombres, recientemente arrestados en Estados Unidos, sea objeto de la misma práctica que se intentó hacia él. La reflexión, a esta altura de la charla, lo asoma agudamente: «Yo no los conozco, pero los detienen, porque están proveyéndole producto a empresas privadas de Venezuela y los acusan de que están eludiendo el bloqueo. Amigo, todos hemos hecho eso, hasta Chevron lo ha hecho. O sea, todo el mundo ha eludido el bloqueo (…) el primero ha sido Chevron, que ha hecho eso desde el año 2019. Entonces, eso es una campaña que está montando este señor, al que yo le dije, este señor Carlos Vecchio, Iván Simonovis (…) de acoso a un grupo de empresarios que hacemos negocios con Venezuela. Y desde que nosotros dijimos que íbamos a tomar parte del petróleo de la faja para operar, bueno, el acoso ha sido peor todavía. Nosotros vamos a cumplir las leyes tanto en Venezuela como en Estados Unidos, ya recibimos la propuesta de Pdvsa, vamos a someterla a la OFAC, que es lo que sigue en la nueva licencia 44A, y vamos a operar normalmente, pues, sin ningún problema».

Inmoralidad como norma

-¿Lo llamaron ellos directamente u otras personas en nombre de ellos, o ambas figuras? -indagamos.

-Las dos figuras. A mí me llamó directamente Simonovis. No estoy diciendo que me lo contaron, estoy diciendo lo que pasó.

-¿Cuándo fue?

-2022.

¿Fue la última vez que lo llamaron?

-Carlos Vecchio, varias veces, y también lo mandé para el carrizo, pero él tiene un abogado con apellido, si mal no me acuerdo, de apellido Díaz, allá en Miami, que también llamaba a la gente y los amenazaba y tal, y que le iban a quitar la visa. Claro, la gente asustada, la gente exiliada, la gente sin ningún tipo de estamento migratorio, pues, tenía miedo y accedía. A mí me llamaron directamente, y a mi socio lo llamaron también, a los dos, y los mandamos para el carrizo.

-¿Y Carlos Vecchio, la última vez que lo llamó, fue cuándo?

 -En 2019, cuando lo nombraron embajador.

-Desde 2022, ¿lo ha llamado otra persona en nombre de ellos?

-No, pero yo me imagino que esto que está pasando ahorita, es el mismo procedimiento: Fiscal de la Florida, los agarraron en Miami. Es el mismo procedimiento.

-¿Cómo califica usted este rol, este papel, esta actuación de estos señores que por un lado piden sanciones para el país, pero por otro lado se valen de estas sanciones para enriquecerse?

-Claro, mira, las sanciones. Yo soy de origen cubano, hermano. La fortuna más grande de la Florida la ha hecho la sanción, el bloqueo a Cuba. ¿Entiendes? Claro, hace 30, 40 años, todavía estaba de acuerdo con eso, pero ahorita que veo los bloqueos y las sanciones a Venezuela… Oye, ¿tú sabes cuánto dinero manejó el gobierno interino según la sentencia de Citgo? 30 mil millones de dólares. ¿Dónde está esa plata? Entonces tú dices, bueno, ¿a quién le conviene la sanción? Bueno, por supuesto, a los que están en Miami recibiendo dinero del gobierno de Estados Unidos, administrando Citgo.

-¿Y usted cómo califica ese doble rol de esta persona? ¿Inmoral? ¿Se atrevería a tacharlos de alguna manera?

-Son unos inmorales (…) Vecchio y Jesus Pérez Oropeza tienen una compañía que traen comida para Venezuela. ¿Pero cómo es eso que aquí lo permitamos? Oye, yo creo que el gobierno venezolano ha sido muy ingenuo con respecto a eso.

-¿Las autoridades estadounidenses no contemplarían, hablando de sanciones, una sanción a estos personajes por haberse aprovechado de la situación?

-Yo estoy cansado de decirlo. Hay una demanda, mira, hay una demanda que podemos incoar perfectamente contra la Casa Blanca por las sanciones que puso Trump. ¿Entiendes? La gente le tiene miedo a pelear con los Estados Unidos en los Estados Unidos. Están equivocados. Los Estados Unidos se pelean adentro de los Estados Unidos. Ahí adentro, con la Corte de ellos mismos. Porque hay jueces que le dan la razón a Trump y hay jueces que le dan la razón a Biden. Entonces, yo creo que aquí lo que hay que hacer, hermano, es meter sendas demandas a los Estados Unidos, primero por las sanciones contra los venezolanos, contra el pueblo venezolano, y en segundo lugar, por el hecho de corrupción. Hermano, ahí dispusieron de 19.000 millones de dólares. No lo digo yo ni lo dices tú, lo dice una Corte de Delaware. ¿Quién recibió plata de ahí, hermano? Hay que pedirle a la Corte, hágame un disclosure, y que le pregunten a la administración del gobierno de Biden a quién le pagó el dinero. Tú te vas a sorprender quién cobró ahí, compadre. Te vas a sorprender. Funcionarios del gobierno venezolano, funcionarios del gobierno norteamericano, funcionarios de la Casa Blanca, senadores norteamericanos, cobraron de ese dinero.

-¿Funcionarios del gobierno venezolano?

-Bueno, del gobierno de Guaidó, hermano.

Eso de la comida de Vecchio, es la primera vez que lo escucho.

-Claro, claro, ellos tenían una empresa llamada Goodyear Food, y traían comida para Venezuela. Puerta a puerta, ¿me entiendes?, ¿cómo tú permites eso?, ¿por qué no investigan a esa gente que le vendían a la gente de aquí? O sea, mire hermano, en esta guerra, hemos sido, yo siento que no es el caso mío, yo no soy del gobierno, el gobierno ha sido demasiado ingenuo, compadre. Lo he venido gritando en todos lados. ¿Cómo es posible que este señor Simonovis esté extorsionando a empresarios en Estados Unidos? Descaradamente, además, los amenazan. Esa gente que ya llegó presa, son gente de todo tipo. Tú me llamas a mí, me dices Alejandro, tráeme un perfume que lo voy a vender. Yo te traigo los perfumes, y tú se los vendes a Maduro, y Maduro te los paga. ¿Me vas a meter presa a mí?

Estrategia cantada

Rondaba en el ambiente que el fin de la entrevista se aproximaba. El abogado convertido en empresario aprovecha los minutos finales, para ubicar dos (2) vertientes que a su entender categorizan lo que denomina una batalla nada convencional. «El número uno, cuando los gobiernos y las compañías se entienden, y vertiente dos, cuando los gobiernos y las compañías se pelean. ¿Ok? Cuando los gobiernos y las compañías se pelean, históricamente, ¿qué ocurre? Los golpes de Estado. Por ejemplo, Venezuela, con Pérez Jimenez, Venezuela con el mismo general Gómez, Venezuela año 49, año 45, año 48, el golpe de Estado contra Rómulo Gallegos. Cada vez que hay un movimiento energético, ¿verdad?, se produce un p… social. Sí, sí. Venezuela, Siria. Claro. Lo único que funcionó de acuerdo fue el Golfo Pérsico. Dijeron, nosotros vamos a manejar el petróleo de manera coherente, y han logrado producir 20 millones de barriles. Cuando en Venezuela, Chávez y la Exxon Mobil, que es la que ha generado todo este p… Ponemos aquí a Exxon Mobil, ¿verdad?, ¿por qué?, porque el secretario, porque el presidente de la Exxon Mobil era Rex Tillerson, y Tillerson fue el secretario de Estado».

Es correcto.

-Sí. Lo que sucedió en Irak, ¿quién lo armó? Dick Cheney. ¿Quién era Dick Cheney? El jefe de Halliburton.

-Así es.

-Entonces, Halliburton ganó 150 mil millones de dólares por esa guerra. Para los que estamos en este negocio, lo entendemos. Dijéramos, ¿quiénes son estos muchachos? ¿Qué fue lo primero que hicieron? Tomar Citgo para controlar las estaciones americanas. Y para eso utilizaron a Leopoldo López, a Juan Guaidó, a Carlos Vecchio. A todos ellos. ¿Me entiendes? La primera medida que toma Trump fue ocupar Citgo. Esa es la estrategia de la Exxon Mobil. Está cantada. Y la Exxon Mobil y la Chevron tienen una guerra industrial a muerte. Te estoy hablando del mercado mundial (…) hay una estrategia para evitar que Venezuela llegue a los 3 millones de barriles, por parte de la Exxon Mobil. Dando chance de que produzca Guyana. Eso es todo. Y aparece ese tipo de teatro. Nosotros lo sabemos, ya. Entonces, bueno, pues, nosotros actuamos con la operación.

Es decir, nada de eso los intimida a ustedes

-Para nada, hermano. Ese es el Tren de Miami, hermano mío, para que sepan. Ya los conocemos. Muy bien. No le tenemos miedo al Tren de Miami.

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