Diluvio de Al-Aqsa: Repercusiones de la operación de la Resistencia Palestina Hamás

Yoselina Guevara López

@lopez_yoselina

En la mañana del 07 de octubre, el movimiento de resistencia palestina Hamás, lanzó desde la Franja de Gaza el Diluvio de Al-Aqsa, un ataque masivo al territorio israelí sin precedentes, movilizando milicianos por tierra, mar y aire, tomando totalmente por sorpresa a las fuerzas de seguridad del Estado de Israel, en plena semana de celebraciones de Sucot (Fiesta de los Tabernáculos). Mientras muchos judíos israelíes acudían a las sinagogas para celebrar la Simjat Torá (Alegría de la Torá), la fiesta final de Sucot, cientos de misiles fueron lanzados desde Gaza contra regiones del centro y el sur de Israel, al mismo tiempo que milicianos de Hamás cruzaban la frontera israelí desde la Franja de Gaza, tomando el control de algunas localidades del sur del país. Las incursiones de Hamás en Israel, estuvieron precedidas por una interrupción de los sistemas de comunicación y vigilancia, lo cual permitió a los milicianos entrar en el país prácticamente sin ser detectados.

La respuesta por parte del Estado de Israel ha sido el lanzamiento de brutales bombardeos masivos a zonas residenciales de la Franja de Gaza. Hasta el 09 de octubre, de acuerdo al Ministerio de Salud palestino, el balance  es de 450 palestinos fallecidos, entre ellos 91 niños y 61 mujeres, y 2.400 heridos, de los cuales 244 niños y 151 mujeres. Por su parte los medios de comunicación israelíes reconocen que el ejército sionista aún no tiene control sobre el área periférica a Gaza. La cifra de militares y colonos israelíes fallecidos se ha elevado a 700 y a 2.382 los heridos, incluidos 345 en estado grave. Hay una alta probabilidad que las cifras fatales sigan aumentando dado que los combates no cesan.

Guerra entre Israel y Palestina: ¿A quién beneficia?

Las crisis más recientes entre Israel y Palestina, agosto de 2022 y mayo de 2023, habían sido circunscritas temporalmente por acontecimientos desencadenantes: Enfrentamientos en la explanada de las mezquitas de Jerusalén, lanzamiento de cohetes desde Gaza, incursiones israelíes en el enclave, etc.  La última escalada, la operación Diluvio de Al-Aqsa, sin embargo, tiene una dimensión completamente diferente; por primera vez Hamás realiza una verdadera incursión terrestre, utilizando inclusive alas delta, parapentes,  para aterrizar en territorio israelí. Así mismo la red de túneles desde Gaza a Israel, a través de los cuales los milicianos de Hamás penetraron en el territorio israelí, indican que efectivamente esta operación se venía gestando milimétricamente desde hace al menos un año.

No cabe duda que los acontecimientos han puesto en evidencia las fallas de la inteligencia israelí, en particular del Mossad y el Shin Bet, en una de las zonas que se creía que era de las más vigiladas y controladas del mundo. Esto lleva a pensar en que hay una debilidad en el gobierno del Estado de Israel que proviene de la situación interna del país, que ya estaba convulsionada por la controvertida reforma judicial propuesta por el primer ministro Benjamin Netanyahu, a través de la cual pretende reducir los poderes del Tribunal Supremo en favor del ejecutivo y de la Knesset, el Parlamento unicameral israelí. De allí que surja la hipótesis que estas deficiencias en la seguridad israelí hayan sido construidas e impulsadas desde el seno del Estado sionista, y directamente por su primer ministro Netanyahu, con el fin de unificar todos los actores políticos y las fuerzas del país en torno a un objetivo y enemigo común, es decir contra el pueblo palestino, ayudándolo a consolidar su poder. Efectivamente, solo una mente criminal puede arquitectar un plan de este tipo para justificar su permanencia en el poder, desencadenando la hecatombe que se está viviendo a estas horas en Gaza y en el territorio israelí.

Valor simbólico y sagrado: Un mensaje geopolítico

La Resistencia Palestina Hamás llevó a cabo la operación Diluvio de Al-Aqsa en territorio israelí, el día 7 de octubre, que se conmemoraba el  50 aniversario de la Guerra del Yom Kippur (1973), los ejércitos regulares de países árabes vecinos (Egipto y Siria) formaron una coalición contra Israel, provocando el primero de los mayores fallos de inteligencia del Estado sionista. En las primeras horas de la Guerra del Yom Kippur o Guerra del Ramadán, el Estado judío perdió el control de importantes porciones de territorio. Sin embargo, en ese momento no se trataba de territorio israelí, sino de zonas ocupadas militarmente por Israel, como la península egipcia del Sinaí.

Hamás lanza con esta operación un importante valor simbólico, que implica también un potente mensaje  sagrado; llama a la operación “Diluvio de Al-Aqsa”, en clara referencia a la Mezquita de Al-Aqsa, considerada por el mundo musulmán como el tercer lugar más sagrado del islamismo. En este caso el destinatario de la simbología de este mensaje, podría ser Arabia Saudí, país que alberga los otros dos lugares santos del Islam (La Meca y Medina).

Cabe destacar que el reino saudí está inmerso en densas negociaciones con Estados Unidos, que deberían conducir a la normalización definitiva de las relaciones entre Riad y el Estado de Israel. Esto sería la coronación de los “Acuerdos Abrahámicos”, auspiciados a partir de 2020 por la Administración estadounidense de Donald Trump, y en los que han participado hasta ahora Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos. Una guerra abierta amenazaría un importante revés para este proceso; de hecho, los saudíes, al igual que los emiratíes, han pedido el cese de las hostilidades, oponiéndose a la ocupación israelí, pero sin mostrar apoyo a la ofensiva palestina. Qatar, por su parte, emitió un comunicado en el que pedía contención a ambas partes, pero precisaba que responsabilizaba a Israel.

El equilibrio de fuerzas en la región parece estar claro; el líder supremo, Alí Jamenei, de la República Islámica de Irán, señaló: “Hoy la juventud palestina y el movimiento palestino están más enérgicos, más vivos y más preparados que nunca en los últimos 80 años”. Sin embargo oficialmente la representación de Irán ante la ONU, declaró que la República Islámica no está implicada en la acción del 07 de octubre contra Israel. La declaración afirma en cualquier caso, que “las resueltas medidas adoptadas por Palestina constituyen una defensa totalmente legítima contra setenta años de ocupación opresiva y crímenes atroces cometidos por el ilegítimo régimen sionista”.

El movimiento de Hamás también ha dado luz verde a nuevos ataques en el otro frente de guerra, el del norte, elevando aún más el nivel de tensión en la región del Monte Hermón, en la frontera entre Siria, Líbano e Israel. De hecho el partido miliciano libanés Hezbolá, chiíta, vinculado a Teherán, afirmó este 08 de octubre que se habían disparado cohetes y granadas de mortero desde el sur de Líbano, contra tres posiciones de las Fuerzas de Defensa Israelíes en el norte de Israel.

No obstante, si bien ha sido un golpe certero e inesperado por parte de Hamás al Estado de Israel, la formalización de la entrada en guerra le permite la posibilidad al gobierno sionista de desplegar medios militares a gran escala legitimados por la declaración del gabinete de seguridad israelí, de acuerdo con el artículo 40 de la Ley del Estado de Israel. Es decir, casi con total seguridad seguiremos viendo el despliegue masivo de las fuerzas ocupantes en toda la franja de Gaza, reforzando aún más su control sobre los territorios palestinos. Mediante el estado de emergencia lanzado por la Knesset, le permite al Estado de Israel utilizar medios y tecnologías sin restricciones para aplastar la Resistencia Palestina y compactar un frágil equilibrio interno. Solo queda esperar qué papel cumplirán los países que apoyan la Causa Palestina; si decidirán intervenir o solo observar cómo un Estado ocupante extermina al pueblo palestino por reclamar sus legítimos derechos.