Alberto Vargas

Venezuela vive una crisis histórica degollante, favorable para el pueblo venezolano y bien amargo para la oligarquía, que a través de la historia ha relegado a los humildes. La dialéctica del pensamiento bolivariano como origen y destino de la Patria, avanza estrepitosamente. Como un todo en su filosofía política. La utopía bolivariana, como algunos la han calificado, entró en una categorización de praxis. Avanza inconteniblemente materializándose en la vida del pueblo venezolano.

El Libertador Simón Bolívar, tras vivir el martirio de la traición, está hoy en plena efervescencia en el pueblo venezolano. El Comandante Hugo Chávez derribó el bloqueo histórico que había erigido el colonizador y que el Libertador dejó inconcluso.

A finales del siglo XX Chávez lo retomó, pero esta vez combatiendo al no menos criminal imperio estadounidense, al darle continuidad al proyecto bolivariano que el Libertador propagó para ofrecerle al pueblo que liberó parcialmente, «la mayor suma de felicidad posible».

El discurso de Angostura (1819) pronunciado por el Libertador, es la principal fuente que utiliza Chávez para enarbolar el Socialismo del Siglo XXI; acerca de esta afirmación, en su segunda Presidencia para el período 2007-2013, el líder de la Revolución Bolivariana ante la Asamblea Nacional de Venezuela, precisó:

«Voy a permitirme leer algunos de los rayos que lanzó Bolívar aquel 15 de febrero en el Orinoco, para que veamos y sintamos una vez más, cuán vigente está este planteamiento, y no solo esto, sino cuán vivo, cuán en el corazón de la Venezuela de hoy, en el proyecto, en la esencia del proyecto bolivariano y por eso se llama Bolivariano», y cita a Bolívar.

“Mi opinión es, legisladores, que el fundamento de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela…”, y agrega: «esto se llama socialismo. Es imposible la igualdad en el capitalismo; solo es posible en el socialismo, y por eso es que sin exageración de ningún tipo, vengo afirmando que el pensamiento de Simón Bolívar es un claro pensamiento socialista. Aquí está él agregando ideas, buscando el despeje de la fórmula cuando dice en Angostura lo siguiente: Que los hombres nacen con derechos iguales a los bienes de la sociedad, derechos iguales a los bienes de la sociedad; esto está sancionado por la pluralidad de los sabios; díganme si esto es capitalismo o sí es socialismo. Derechos iguales a los bienes de la sociedad. Más adelante agrega Bolivar: ‘La naturaleza hace a los hombres desiguales en ingenios, en temperamento, en fuerza y en caracteres, las leyes corrigen esta diferencia, porque colocan al individuo en la sociedad, para que la educación, para que la industria, para que las artes, para que los servicios, para que las virtudes le den una igualdad ficticia propiamente llamada igualdad política e igualdad social’. Qué alguien me diga si esto es capitalismo o esto es socialismo. Y aquí está lo que agrega luego Bolívar en base a todas estas reflexiones; claro, que estas frases necesario es mirarlas en el contexto del todo, contextualizarla, porque hay una ilación en el discurso, en la idea, en la filosofía, en el planteamiento de Bolívar. Les traje algunas que tienen una profunda interrelación: ‘El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social’. Vuelve a insistir con el tema social y mayor suma de estabilidad política, y ese sistema no tiene otro nombre que el sistema socialista, porque el sistema capitalista en su expresión económica, en su expresión política, lo que genera es la mayor suma de infelicidad para la mayorías. Oigamos pues, compatriotas, la tremenda carga moral, la tremenda carga política y más aún, la tremenda carga socialista del planteo del pensamiento de Simón Bolívar y más aún de Zamora, más avanzados todavía por razón del tiempo y de las circunstancias, quien afirmó: ‘Quieren los ricos también la igualdad para elevarse y ser iguales con los más caracterizados, pero no para nivelarse ellos con los individuos de las clases inferiores de la sociedad. A estos los quieren considerar siempre como sus siervos, a pesar de todo su falso liberalismo’. Reflexiones de un socialista. Un capitalista jamás haría reflexiones como estas.

Zamora llegó a la vida el 1º de febrero de 1817. Ezequiel Zamora, el general del pueblo soberano, fue el líder del ejército de tierra y hombres libres y principal conductor de los hechos de la Guerra Federal.

Es el líder más importante de las avanzadas políticas y militares que ejercieron las clases pobres de Venezuela contra las clases dominantes que resultaron de la República, después de 1830.

La Guerra Federal fue un conflicto armado que tuvo lugar en nuestro país entre el 20 de enero de 1859 y el 24 de abril de 1863. Las bases de este conflicto guerrero se remontan al comienzo del gobierno de Julián Castro, desde mayo hasta julio de 1858.

La Guerra Federal es considerada como la contienda más larga de nuestro país, después de la guerra de la independencia. En aquella se enfrentaron los conservadores y los liberales, bandos políticos que luchaban por gobernar a Venezuela desde 1846. Pero a decir verdad, lo que se inició desde esta fecha era una guerra social entre terratenientes y campesinos.

Para Zamora, la Federación implicaba una profunda democratización de la sociedad. Sus palabras de febrero de 1859, son muy elocuentes a este respecto:

‘La Federación encierra en el seno de su poder el remedio de todos los males de la patria. No. No es que los remedia, es que los hará imposibles. Volveremos la espalda, ya para siempre, a las tiranías, a las dictaduras, a todos los disfraces de la detestable autocracia’.

Zamora significó un liderazgo diferente al ejercido por los caudillos tradicionales que surgieron en Venezuela a lo largo del siglo XIX; Zamora representaba los genuinos intereses de las masas campesinas, de los desposeídos, que nuevamente enarbolaban la “guerra social” que había desatado José Tomás Boves en 1813, con el fin de destruir el poder político y económico de la oligarquía, y construir en cambio una nueva sociedad basada en nuevos principios políticos, cuyo respeto y aplicación estricta, -sostenía Zamora-, permitirían la felicidad del pueblo.

En la Guerra Federal coexistieron dos intereses en el bando liberal: unos, que deseaban promover la creación de un régimen de libertades formales, democrático-burgués, que limitara el poder que hasta el momento había mantenido la oligarquía heredera de los mantuanos de la colonia, un sector que estaba integrado por personajes ilustrados y que pertenecían a sectores sociales poseedores de las riquezas de la patria (sobre todo terratenientes), y estaba liderado por Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán Blanco. Los otros eran la mayoría, los campesinos y algunos intelectuales radicalizados, que pregonaban las reivindicaciones igualitarias que permanecían sin cumplirse desde la guerra de independencia; esta era la facción que encabezaba Zamora.

Bajo la dirección de Zamora, la campaña del Ejército Federal condujo a sucesivas derrotas de los godos en 1859. El 10 de diciembre de ese mismo año, en la batalla de Santa Inés (estado Barinas), quedaron diezmados los conservadores, y se abrió el camino hacia Caracas y la victoria definitiva.

Después de Santa Inés, Zamora se dirigió hacia el centro del país a través de Barinas y Portuguesa, pero antes de aproximarse a Caracas resolvió desalojar a los restos conservadores de la ciudad de San Carlos, que lo sumergió en la fatalidad de su gesta. Zamora muere, víctima de un disparo traicionero que venía desde el campanario de la iglesia en la plaza San Carlos (estado Cojedes), en fecha 10 de enero de 1860, cuando se encontraba en ese lugar, asediando a los restos derrotados del ejército de la oligarquía conservadora.

El 13 de septiembre de 1872 sus restos fueron trasladados a Caracas y colocados en la iglesia de la Santísima Trinidad, actual Panteón Nacional.

Zamora, fue un digno interprete de las contradicciones y necesidades populares de su tiempo; fue la llama que revivió el espíritu combativo y soberano de nuestro pueblo, supo ubicarse al lado de los intereses de los oprimidos, de los esclavos, de los campesinos hambrientos y sin tierra; Zamora representa la dignidad de nuestro pueblo en su lucha por la emancipación.

Entretanto, la Revolución Bolivariana representa la continuidad en las luchas contra un sistema dominante que privilegia a pocos sobre la desgracia de muchos. Hoy, en esta larga jornada en la que es visible la victoria final, seguimos enarbolando las banderas del General del Pueblo Soberano y seguimos la lucha contra la oligarquía opresora y en la búsqueda y construcción de un sistema basado en la igualdad y respeto de la condición humana, un sistema de tierras, hombres y mujeres libres, un sistema en donde como diría Ezequiel Zamora:

‘No habrá pobres ni ricos, ni esclavos ni dueños, ni poderosos ni desdeñados, sino hermanos que sin descender la frente, se traten bis a bis, de quien a quien’.

Zamora es uno de los líderes más importantes de la postindependencia de Venezuela. Sus restos inmortales reposan en el Panteón Nacional y su legado de lucha por la justicia social está vigente. Zamora, es un hombre de la Patria Grande, cargado de patriotismo abnegado, que ofrendó su vida por la Patria para que el pueblo poseyera tierra y hombres libres, en la tierra de Bolívar”.

Chávez sobre Zamora dijo:

“Aquí estamos, soldados y pueblo, dispuestos a continuar su mismo camino, dispuestos a recoger sus banderas, que son las banderas de nuestro General en Jefe y Libertador Simón Bolívar, que son las banderas de estos hombres, de estas mujeres, y especialmente las banderas de esperanza de los niños de Venezuela”.

Chávez, tras retomar el pensamiento bolivariano, se conectó con la gesta independentista, para superar la represión contra el pueblo que se inició tras la muerte de Bolívar.

Hay fechas que desde el 4 de febrero de 1992, han venido haciendo historia patria que, inclusive, han traspasado nuestras fronteras. Es la nueva historia de la venezolanidad que trazó Chávez. Por eso es un día de jubileo el 26 de marzo, que se remonta al momento en que Chávez abandonó la prisión de Yare (1994), rodeado por un pueblo anhelante y esperanzado, en el que resonaba aún la frase: “¡Por ahora!”.

Ese mismo día (sábado), el fallecido periodista José Vicente Rangel le hizo una entrevista a Chávez en la que se evidencia sus ideas:

“Después del por ahora hay el para siempre; el para siempre es la continuación de nuestra lucha para trasmontar este siglo. Yo no tengo la menor duda de que la generación bicentenaria de venezolanos, que somos la mayoría, vamos a tomar el poder político en Venezuela. Vamos a echar del poder a quienes condujeron al país a este drama nacional, a este drama histórico, y vamos a construir un país digno para las generaciones que vienen”.

Esas palabras quedaron grabadas en una población que para ese año estaba golpeada por una inflación de más del 80 %, el incremento constante del índice de precios, una gran crisis financiera y bancaria que llevó incluso a la suspensión de las garantías económicas y a una tasa de desempleo por encima del 11 %.

Titulares de la prensa del 26 de marzo de 1994, anunciaban que el teniente coronel salía de la cárcel junto a 14 oficiales y suboficiales detenidos el 4F. Apenas estuvo en libertad, Chávez anunció que el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 tomaría las calles y le pidió al pueblo organizar un gran frente nacional para luchar por la transformación estructural del país.

Al día siguiente de su salida de la cárcel, el indestructible Chávez fue al Panteón Nacional a colocar una ofrenda floral al Libertador Simón Bolívar. Allí Chávez oró 10 minutos ante el sarcófago del Libertador. La multitud se congregó espontáneamente en los alrededores del Panteón Nacional y le hicieron un cordón humano al líder que rescataría a Venezuela, que hasta entonces fungía como patio trasero del imperio estadounidense.

Luego en el Paseo Los Próceres, Chávez manifestó: “Hemos venido hasta ti, Padre, para luchar por la Patria que nació de tu mente luminosa y de tu espada forjadora, ¡vamos a la carga!, ¡por ahora y para siempre!, Domingo de Ramos de una nueva era. Vamos a hacer un gran frente nacional. Le pedimos al pueblo venezolano que nos acompañe como un solo hombre en la búsqueda de las transformaciones necesarias”.

Chávez, a partir de su salida de Yare, disertó sobre la Constituyente y comenzó a fortalecer al MBR-200.

“Nosotros, el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, hemos diseñado, en sus líneas maestras, en principios más generales lo que llamamos el Proyecto Nacional Simón Bolívar, que es para lograr, como decía Bolívar, un sistema de gobierno que produzca la mayor felicidad posible, la mayor estabilidad social posible. Me voy a las catacumbas a acompañar al pueblo”, expresó el Comandante aquel jubiloso 26 de marzo.

“¡Chávez amigo, el pueblo está contigo!”, fue una de las primeras consignas de sus seguidores, luego de que el Comandante saliera de la cárcel de Yare, ubicada en el territorio siempre chavista de los Valles del Tuy, en el Estado Bolivariano Miranda.

Durante 20 años, Chávez contó con el apoyo incondicional del pueblo trabajador, de los humildes y de los jóvenes, sus primeras consignas se mantuvieron durante sus 14 años de gobierno y desde entonces ese huracán bolivariano conmovió al pueblo en todos los rincones del país, porque Chávez vivirá para siempre en el corazón de las venezolanas y de los venezolanos. Hoy más que nunca, Chávez vive entre nosotros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido !!