En Colombia la vida de un líder social no vale nada
El autor es abogado y periodista
Alberto Vargas
@albertovargas30
En los últimos años el fascismo de Colombia se ha desatado un brutal exterminio contra colombianos, no afectos a los regímenes de extrema derecha y a la oligarquía de santanderistas. Historiadores y analistas dicen que esta criminalidad data desde hace más de 70 años. Es terrible como abruma la negación y olvido que mantiene la sociedad supremacista ante tanta impunidad y muertes de colombianos. Literalmente el pueblo no existe.
En Colombia la dictadura asesina 54% de los defensores de derechos humanos de todo el mundo, que le otorga el primer puesto en este genocidio que acaudilla un régimen de dictadura mafiosa que sostiene al neoliberalismo depredador. Durante el año 2020 asesinaron a 331 líderes en el orbe, 53,5% de ellos fueron asesinados en Colombia.
La violencia de las oligarquías corresponde a un plan de exterminio sistemático de los líderes sociales, a la ejecución permanente de masacres y al asesinato de guerrilleros reincorporados que aceptaron ingenuamente ubicarse en unas zonas organizadas especialmente entre el Ejército y las FARC.
En Colombia se han dado todas las condiciones para que se configure un ciclo de violencia, que propicia una convergencia con la élite dominante y sus aparatos armados para desmovilizar la resistencia agraria de millones de campesinos víctimas de la violencia, el atropello y la exclusión política, mediante la negación de los derechos básicos del pueblo.
Desde 2020 se maquilla el papel de la dictadura colombiana. La ONU indicó que se registraron 76 masacres con 292 asesinatos en 2020. Fue el año con la cifra más alta de asesinatos en la dictadura de Iván Duque, alertó la Alta Comisionada de DDHH de la ONU.
El Movimiento Nacional de Crímenes de Estado reveló que encontraron cuerpos de desaparecidos o de “falsos positivos”, como se conoce en la dictadura a las personas asesinadas por agentes del fascismo, presentadas como bajas.
