VEA / Carlos Batatin

Hasta el momento de su captura por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Euclides Rafael Zambrano Hernández, de 30 años de edad, se dedicaba  a vender  pastillas a estudiantes en el estado Táchira, quienes se la suministraron a una alumna de 12 años, y una vez adormecida, la obligaron  a realizar un reto sexual, conocido como  «La Penitencia».

La última venta que realizó Zambrano Hernández la hizo a tres jóvenes en edades entre 14 y 17 años.  Al ser detenidos por el CICPC se les ubicaron tres pastillas de Duroval y el caso quedó remitido a la orden de la Fiscalía 26ª del Ministerio Público de ese región andina.

De acuerdo con el director del CICPC, Douglas Rico, todo se descubrió tras una denuncia recibida por parte de la directora de una institución educativa en la población de Ureña. Ella reportó que a una de sus alumnas -sin su consentimiento- le habían suministrado una sustancia disuelta en un refresco y valiéndose que la joven estaba mareada, sus victimarios la llevaron a otro salón y procedieron a tocar sus partes íntimas.

Acto seguido, los funcionarios se trasladaron hasta el plantel e iniciaron las labores de investigación y determinan que «los alumnos se encontraban iniciando la práctica de “La Penitencia”, nuevo y preocupante juego sexual que se ha vuelto viral entre los jóvenes venezolanos, el cual pone en riesgo la salud íntima de los menores».

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