Jesús Moreno  

[email protected]

El Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, celebró el 5 de marzo su V Congreso e igualmente lo hizo su juventud, al realizar su I Congreso, y resultó muy pertinente que el primer tema tratado por los delegados nacionales, con invitados internacionales, haya sido la ética, su moral y los valores del partido, que deben ser observados por todos los dirigentes, militantes, funcionarios, para ser verdaderos guías y ejemplo del pueblo en todas las instancias, a pesar de las dificultades, penurias, luchas, sanciones imperialistas de Estados Unidos y europeos; luchas y batallas que se tengan que dar por la soberanía, la independencia, la libertad de la patria.

Sin embargo, se está muy consciente de que nuestro movimiento y proyecto político no está exento de tentaciones, provocaciones, ambiciones, y, mucho más, al tener vecinos como Colombia, primer productor de cocaína del mundo, y EE.UU. primer consumidor.

Lo importante es el reconocimiento de la verdad y que después de 23 años de accionar de la Revolución Bolivariana se detecta un conjunto de personajes: postulados por el partido y electos por el pueblo (diputados, alcaldes y gobernadores) al puro estilo colombiano como participantes de bandas de narcopolíticos. En ese caso dejamos al propio presidente Nicolás Maduro sus serias denuncias, como máximo jefe del PSUV, sin tapujos en sus palabras ante el V Congreso, que un conjunto de militantes electos diputados, gobernadores, alcaldes, entre otros, que ya están tras las rejas y los que quedan por ahí agazapados.

El gobierno, el partido, van a quienes ocupen o hayan ocupado cargos, porque su conducta le hace daño al país, al pueblo, al partido. El Jefe de Estado pidió “cero tolerancia” con ellos; máximo castigo por su corrupción.

También fijo posición con los de ciertos negocios como la gasolina y los alimentos, que serán encontrados estén donde estén y ocupen la posición que sea, porque le hacen daño al pueblo en su ética y valores sanos y patriotas.

Recordamos que la conducta popular, aun en los momentos más difíciles y ataques contra el gobierno, no ha sido víctima de ambiciones malsanas: saqueos, robos, asaltos, porque tiene moral y principios revolucionarios y eso es una escala de valores incalculable para garantizar la revolución a pesar de la provocación, incitaciones de la oligarquía con sus golpes de Estado, huelgas, paros, guarimbas, reparto de dólares, no han logrado envalentonar al pueblo a pesar del caos sembrado para el vandalismo.

Menos lo lograrán los nacientes narcopolíticos con su uso del negocio de la droga. Es deber de los patriotas proteger, preservar, al pueblo de esos desmoralizadores pasos, donde impera la ambición y el crimen, aunque se pretendan disfrazar de rojos-rojitos en el municipio, las gobernaciones, la Asamblea Nacional, los ministerios, gobernaciones, o donde estén.

Jamás hay que olvidar que los principios éticos, los valores de la revolución, la moral del pueblo, y la fe en el proyecto bolivariano, tienen su garantía en la conducta popular. Sus valores son insustituibles para la garantía de la revolución bolivariana.

Por eso no se debe permitir la penetración de la narcopolítica en las distintas instancias del Estado ni sus influencias en las instituciones; es deber del partido preservar la formidable ética y valores del pueblo a como dé lugar y al precio revolucionario que haya que pagar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido !!