Espiritualidad liberadora y el Día Internacional de la Mujer
La autora es presidenta de Fundalatin.
Eugenia Russian
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer, llega en medio de las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el gobierno de Estados Unidos y que tanto han afectado a la población venezolana. Aun así, Venezuela es uno de los países latinoamericanos que más ha avanzado en los derechos de las mujeres, impulsado por el Presidente Hugo Chávez, con el proceso constituyente de 1999, donde hizo una actualización de su protección y visibilización como sujeto histórico a la mujer, con la creación del Ministerio del Poder Popular para la Mujer e Igualdad de Género, así como mediante diversas misiones sociales.
Teresa Forcades señala: “La tarea actual de la teología feminista es la de abrir caminos para que juntos podamos construir sociedades que presupongan la igualdad en dignidad, inteligencia y libertad de mujeres y varones, y la estimulen, que tengan capacidad para amar. El amor y la libertad, cuando son verdaderos, son indisociables y se identifican el uno con el otro”.
La Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Aparecida Brasil, en el año 2007, afirma que en esta hora “urge escuchar el clamor muchas veces silenciado de las mujeres que son sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia en todas sus formas y en todas las etapas de su vida. Entre ellas, las mujeres pobres, indígenas y afrodescendientes, quienes han sufrido una doble marginación. Las mujeres constituyen, en general, la mayoría de nuestras comunidades, son las primeras transmisoras de la fe”.
Aspectos de especial importancia en los procesos transformadores como los que se dan en países de Nuestra América, con la transmisión de la formación espiritual generacional, la cual en gran medida se transmite por la vía femenina, en la población. Frente a la crisis ética mundial, la humanidad requiere reforzar la dimensión espiritual liberadora para la transformación social.