Néstor Rivero Pérez

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El 16 de febrero de 1835, en el marco de la lucha política entre federalistas y unitarios de las antiguas Provincias del Río de la Plata, murió asesinado Facundo Quiroga, a quien se conocía como “El Tigre de los Llanos”, y cuya actuación política indujo a Domingo Faustino Sarmiento a escribir su obra Facundo. Civilización y barbarie, presentándole como el antihéroe. Su muerte ocurrió en Barranco Yaca, localidad de la provincia de Córdoba (Argentina), de la cual el caudillo riojano era su gobernador.

Guerra de Independencia

Facundo nació en 1788 en La Rioja (Argentina). Con el grado de capitán de milicias, intervino en 1817 a favor de la causa emancipadora, facilitando el envío de ganado al Ejército del Norte, la primera fuerza rioplatense que se organizó -que con antelación a la expedición libertadora por mar del general José de San Martín, en 1820-, para acometer por tierra la independencia de Perú y Alto Perú. También intervendría Quiroga en la persecución y captura de desertores del Ejército, así como en 1818, dando apoyo al comandante Nicolás Dávila, en el desplazamiento de varios cuerpos que cruzaron los Andes en 1817 con rumbo a Chile, para dar la independencia a este país vecino.

“El Tigre de los Llanos”

Si bien este calificativo sugiere rasgos de una persona sanguinaria, el mote, de acuerdo a una tradición, surgió cuando perseguido por un tigre, Facundo trepó un árbol para eludir al felino; a poco se vio auxiliado por varios gauchos, para bajar del especimen vegetal y dar muerte a la fiera. Así, sería el valor y no la crueldad su rasgo distintivo, aunque distintos autores tachan de leyenda el suceso. Hombre con carácter intenso, en los años siguientes se vería envueltos en riñas. Y entre 1821 y 1824 se hace de una fortuna personal asociándose a otros, para explotar vetas de cobre y plata en La Rioja, al tanto que su nombre se afirmaba como la principal figura militar de la región, en medio de profundas rivalidades. Y cuando Bernardino Rivadavia se vio electo como primer Presidente de la Argentina en 1824, inició gestiones para el ingreso de capitales ingleses en su país, dando en concesión las minas que explotaba Quiroga, quien de inmediato se rebeló contra el centralismo bonaerense, constituyéndose hasta el final de su vida en uno de los baluartes del cuadro de guerras civiles que se proyectó en su patria hasta finales del siglo XIX.

Civilización y barbarie

La Argentina que surge de la independencia, conservaba muchos rasgos del sistema colonial español, con un extendido analfabetismo, desconocimiento de culturas indígenas y el parcelamiento del poder político, regido por la contradicción entre los comerciantes del puerto de Buenos Aires, y los productores agrarios del interior. Así Sarmiento tomó la figura de Quiroga como centro de uno de los libros de mayor celebridad en la literatura del continente americano, enmarcado en un choque entre “civilización y barbarie”, dentro del cual lo urbano debía imponerse sobre la ruralidad. Y sin embargo Quiroga tuvo atisbos de una incipiente constitucionalidad cuando en 1833 escribe al diputado Pío Isaac Acuña: “Es muy necesario que los pueblos hagan la Constitución peculiar que caracteriza los derechos sociales, y arregle su régimen institucional para poder arribar a… la Constitución nacional. Pero también es un principio que estos códigos deben ser exclusivamente obra de las legislaturas, sin la más pequeña injerencia de los hombres de mi profesión” [En: Wikipedia: Nota 1 del Capítulo XIX de Historia de Catamarca del Pbro. Ramón Rosa Olmos, págs. 148/149].

“No economizar sangre de gaucho”

“Como muchos pensadores de su época (Sarmiento) entendía que la civilización se identificaba con la ciudad, con lo… europeo (…) La barbarie, por el contrario, era… lo rural, el atraso, el indio y el gaucho. Este dilema… solo podía resolverse con el triunfo de la ‘civilización’ sobre la ‘barbarie’. Decía en un lenguaje ciertamente bárbaro: ‘Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia’ (…) aconsejaba a Mitre: ‘…no trate de economizar sangre de gaucho (…) La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes’…” [https://elhistoriador.com.ar].

 

 

Sinóptico

1985

Alí Primera

Este día falleció el cantautor falconiano Alí Primera, exponente del canto social con expresiones de identidad cultural. La riqueza de sonoridades de Alí, así como del rasgueo del cuatro y la guitarra en manos del Cantor Necesario, dieron a sus interpretaciones gran fuerza emocional. Alí invita a los latinoamericanos a elevar su tono cada vez que se topan con las murallas del privilegio de aquellos que prefieren ejecutar masacres y mirar a otras latitudes, antes que construir sociedades de inclusión y equidad. Canciones de Alí se escuchan en distintos países de Centroamérica.

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