Formación ética para transformar a la humanidad
La autora es presidenta de Fundalatin.
Eugenia Russian Solé
El Día de la Juventud, que se conmemora en Venezuela cada 12 de febrero, nuestro pueblo hace memoria a la participación de jóvenes estudiantes y seminaristas, combatiendo en la guerra de independencia contra el imperio español de entonces, en la Batalla de La Victoria, en 1814, con el joven oficial José Félix Ribas, de quien se recuerda su emblemática frase: “No podemos optar entre vencer o morir. ¡Necesario es vencer!”.
Un aporte sustancial es el que le corresponde dar a la juventud para la transformación de una cultura de violencia hacia una cultura de la paz, con justicia y libertad. Pues el mundo amerita un cambio cultural crucial para pasar de la indiferencia frente al padecimiento humano a una solidaridad fraterna. Es un esfuerzo común mucho más amplio, requiere un cambio de conciencia. Ser capaces de apoyar todo esfuerzo por superar las tendencias suicidas globales y asumir, con formación espiritual liberadora, un compromiso solidario en unidad en la diversidad humana, por el cuidado de la gente y de la Madre Tierra.
Conviene recordar el mensaje a los jóvenes en el discurso del P. Vives en Nueva York, 15/9/1987, al recibir el premio otorgado a Fundalatin como Mensajero de la Paz, por la Organización de Naciones Unidas: “Jóvene, no sucumban jamás ante la tentación de la violencia, la droga, el consumismo del “esclavo libre”. A ustedes les toca construir -desde ahora- un siglo XXI sin armas, en paz, con justicia y libertad…Es hora de caminar juntos -creyentes y no creyentes, Norte, Sur, Este y Oeste- para construir un mundo solidario y justo…Un auténtico Nuevo Orden Económico que asegure una paz justa y duradera”.
