Matías Camuñas, incansable defensor de los derechos del pueblo: Así lo recuerdan

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A pesar de no haber nacido en Venezuela, su lucha constante lo asimiló en las entrañas de las masas populares. Fotos Internet.

VEA / Yonaski Moreno / Carlos A. Batatin

Admiración, respeto y gran cariño por el padre Matías Camuñas han expresado diversos activistas y defensores de los derechos humanos, luego que este lunes 13 de noviembre, trascendiera la noticia de su sensible fallecimiento. Quienes lo recuerdan coinciden en que fue un incansable defensor de los derechos del pueblo ante el sistema capitalista depredador que asedia a la humanidad.

El padre Matías Camuñaa llegó al territorio venezolano en el año 1977, proveniente de España, destaca el defensor del pueblo, Alfredo Ruiz Angulo, quien explica que lo conoció siete (7) años después en una barriada de la parroquia Petare, municipio Sucre, estado Miranda. “Siempre fue un joven que animaba a los líderes juveniles y comunidades eclesiales de base».

En 1986, Ruiz Angulo comenzó a vivir en ese populoso sector. “Casualmente en el barrio Agricultura, muy cerca del padre Camuñas, quien siempre se mantuvo al lado los pobres, de los sectores más vulnerables, de los presos y pendiente de todas y todos. Sacaba tiempo de donde no tenía para escuchar a todo el mundo”, recuerda en entrevista telefónica con Diario VEA.

Matías Camuñas nació en Villafranca de los Caballeros, en la comunidad autónoma de Castilla La Mancha, España, en el año 1949. A su llegada a Venezuela, ejerció como párroco de Petare, donde desarrolló una gran obra social y humanitaria.

“Desde ahora no tendremos tan cerca al padre defensor de los pobres y desposeídos”, lamenta Alfredo Ruiz Angulo.

Rememora que al llegar a Venezuela, el sacerdote vivió por algunos meses en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, luego se radica en Petare, “siempre comprometido por y con  la vida. Fue un cura de barrio y comprometido. Entre los años 80 y 90, con mucho cariño y con su voz potente de protesta, estuvo presente durante esos años de dura represión. No solo en el Caracazo, sino en la  Masacre de El Amparo»; y también para repudiar la represión que ejercían los gobiernos de la IV República contra los pobres. Condenó además la recluta así como la Ley de Vagos y Maleantes.

Narra Ruiz Angulo que Camuñas, con sus 28 años vividos en el país, “siempre se consideró venezolano y nacido en esta tierra. En julio del año 2004,  solicitó su nacionalización  y doce meses después obtuvo su cédula de identidad que lo acreditaba como tal”.

Rememoró el Defensor que “desde ese día, él escribía desde Ciudad Guayana, que había recibido la gracia de la nacionalización, justamente al año de haberla solicitado y precisamente al terminar su juramentación como venezolano, afirmó: ‘Pude conseguir mi cédula con mucho orden y rapidez’ y desde entonces la mostró con el mayor de los orgullos”.

“Él solía decir que su nacionalización era en memoria de tantos caminos recorridos durante sus años vividos en  Venezuela, con la esperanza de que nunca más se repitieran las masacres contra los hijos del pueblo, los muertos antes de tiempo, los jóvenes abandonados y los que viven el hoy sin mañana”, indicó Ruiz Angulo.

¿Qué anécdota recuerda que haya vivido con el padre Camuñas?

-Hay muchas y diversas vivencias. Una de ellas fue cuando el Caracazo, en febrero del año 1989, junto con él salimos a entrevistar casa por casa a los familiares de los desaparecidos y a los presos detenidos ilegalmente en los centros policiales. Sobre esos hechos el padre Camuñas siempre mantuvo una reflexión  permanente sobre la defensa de los derechos humanos.

En el año 1997, durante el gobierno del presidente Rafael Caldera, y en componenda de la jerarquía católica, Camuñas fue expulsado del país. Se fue para Guatemala y luego de un año se trasladó a Chiapas, en México.

Al respecto, narra Ruiz Angulo, que regresó a Petare. “Le dijeron que podía quedarse en Venezuela pero si se iba para la ciudad de San Félix, en el estado Bolívar. Allí llegó a la comunidad El Roble y siguió trabajando junto con los campesinos».

Para el Defensor del Pueblo, el padre Matías Camuñas “siempre estará con nosotros, con su alegría y bendiciones en defensa de los pobres.

Admiración y respeto

María Eugenia Russian, presidenta de la Fundación Latinoamericana por los Derechos Humanos y el Desarrollo Social (Fundalatin), también recuerda con cariño al sacerdote.

Para Matías Camuñas, «… su seguimiento a Jesús se definía en estar al lado de los más pobres y defender sus causas». El camino religioso lo llevó a acompañar a las víctimas y llevar a las comunidades «… un Evangelio vivo al lado de los invisibilizados y se mantuvo levantando su voz para denunciar las injusticias»,.

La también articulista de Diario VEA, con la columna La vista desde un punto, describió al sacerdote como «un profeta que anunciaba y denunciaba». Añadió que Camuñas entendió que «… nuestra misión es luchar contra el sistema opresor y el sistema capitalista depredador de nuestra humanidad. Su vida fue optar por los pobres, luchar contra la pobreza y defender la vida».

El educador y activista de los derechos humanos, Pablo Fernández, calificó a Matías Camuñas como «un tipo excepcional (…) de los imprescindibles, los que luchan por la vida». En un mensaje compartido a este medio vía WhatsApp, describió al sacerdote nacido en España como un hombre «íntegro, ecuánime, comprometido con las causas del pueblo hasta la raíz; era un hombre con una gran lucidez, una gran capacidad intelectual para pensar y entender la realidad y para accionar junto a la gente, siempre junto a la gente».

Aunque manifestó la dificultad de expresar de forma breve la contribución que hizo Matías Camuñas a Venezuela, resaltó que luchó contra la criminalización de los pobres y hacer entender que la gente que vive en los barrios es honesta, sana y trabajadora. Rememoró también que el sacerdote estuvo «sumamente vinculado, en el afecto y en las convicciones con el Comandante Hugo Chávez».

Por otra parte, destacó que el religioso combatió la violencia y cuando «hubo que ponerles el pecho a las balas, lo hizo, como lo fue en el Caracazo».

Sobre el papel de Camuñas en la defensa del pueblo durante la rebelión del 27 y 28 de febrero 1989, Francisco Solórzano (Frasso), quien entonces se desempeñaba como reportero gráfico de El Nacional y captó la represión de la insurrección popular, compartió: «Recuerdo aquellos días tan tristes para Venezuela, como fueron los del Caracazo. Con su sotana, a riesgo de perder su vida, salió a darle la extremaunción a muchos de los que fueron asesinados impunemente, los llamaba sus hijos».

En un mensaje compartido con Diario VEA, rememoró que Camuñas también defendió y dio refugio a los sobrevivientes de la conocida masacre de El Amparo, en el estado Apure.

«Matías… Tuve el privilegio de ser tu amigo, de recorrer los barrios de Petare a ayudar a tus vecinos. Te amaré por siempre mi hermano», expresó Frasso en el texto.

Ileana Ruiz, quien desde la educación y el periodismo también suma esfuerzos en la defensa de los derechos humanos, recuerda al párroco con cariño y por su compromiso y entrega con los pobres.

«Todo su trabajo de promoción y defensa de derechos humanos lo hizo con fuerza en la lucha y ternura en la voz», expresó a Diario VEA.

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