Néstor Rivero Pérez

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La entrega a EEUU del empresario y diplomático venezolano Alex Saab, por el gobierno de Cabo Verde, constituye un acto de asalto armado, violatorio del Derecho Internacional Público, equiparable a las prácticas de filibustería patrocinadas por Isabel I de Inglaterra en el siglo XVI, cuando el pirata Henry Morgan o Walter Raleigh asaltaban puertos del Caribe, o en el Atlántico navíos que transportaban a España cacao, oro y pasajeros.

Se trata de un acto que expresa salvajismo y desesperación por los poderes fácticos, corporativos y geopolíticos globales y que persigue amedrentar a la Venezuela Bolivariana, esgrimiendo para tamaña arbitrariedad, un supuesto “blanqueo de dinero”, cuando lo que ha habido es que Saab sorteó la persecución Trump 2020 -continuada hoy por la diplomacia Biden-, para abastecer las bolsas CLAP, en momentos en que Venezuela pasaba por extrema dificultad alimentaria. Cabo Verde es un pequeño Estado de poco más de cuatrocientos mil habitantes con escaso suelo fértil.

Se trata de un gobierno saliente, el de Carlos Jorge Fonseca, jefe del neocolonial Movimiento para la Democracia, que cede a las amenazas imperiales, debido a que su economía depende en mucho de la denominada “ayuda humanitaria”: Regímenes dóciles y gobernantes venales que temen se les niegue “la visa” y se les corte la tal “ayuda humanitaria”.

Y la premura en extraer con violencia de Cabo Verde a Alex Saab por EEUU, sin tratado de extradición entre ambos Estados, ni orden de Interpol, fue precipitada por el miedo a que llegase un gobierno menos dócil que el del saliente Fonseca, de la misma estirpe de Iván Duque en Colombia.

El nuevo mandatario electo, José María Neves, quien triunfó en las elecciones de este  domingo  17 de octubre, en cuanto al decoro nacional es mucho más respetuoso que Fonseca; y así lo reconocen incluso webs opositoras venezolanas, al estimar, Neves, que la errada inteligencia del expediente Saab, por las autoridades cavoverdianas, “podría sumar ‘pérdidas enormes’ a la imagen externa del país (Cabo Verde), afirmando que el momento demanda serenidad, inteligencia y sentido del bien común” [https://runrun.es].

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