Néstor Rivero Pérez

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El 3 de julio de 1811 Simón Bolívar, entonces de 28 años, pronunció en el seno de la Sociedad Patriótica de Caracas el primero de los memorables discursos que registra la historia de Hispanoamérica, reclamando la proclamación de la independencia definitiva de Venezuela respecto a la metrópoli España.

El mundo de 1811

Para 1811, la Península comenzaba a vivir su declive como imperio. La intervención armada de Napoleón Bonaparte en España dislocó el poder colonial de la metrópoli en América: y tuvo como contrapartida el empeño británico por adquirir derechos comerciales sobre las colonias españolas. Recuérdese que desde finales del siglo XVIII, y las primeras décadas del siglo diecinueve, Gran Bretaña capitaneaba la revolución Industrial, hecho que demandaba amplios mercados para sus manufacturas.

Este hecho lo delinea con toda claridad el ministro del Exterior inglés Richard Wellesley, cuando escribe a su embajador en Cádiz “Los servicios que Su Majestad (británica) ha podido prestar a España hasta ahora no tienen otros límites que los recursos del reino. Pero es evidente que cesará todo apoyo si no se nos proporcionan recursos adicionales.

Esos recursos consistirán, sobre todo, en abrir a los súbditos de S.M los grandes ramos de comercio con las colonias de España”. La temprana comprensión de este cuadro de querellas e intereses le permitirá a Simón Bolívar, en su discurso habitual, ubicar para cada coyuntura al adversario principal.

¿Dos congresos?

El primer Legislativo de Venezuela con carácter de Congreso Constituyente se instaló en Caracas el 2 de marzo de 1811. Francisco de Miranda resultó su figura más conspicua, favoreciendo la independencia nacional.

En esos mismos días se reunía en Caracas la Sociedad Patriótica, agrupación que tenía en el mismo Miranda su figura central y cuyo fin principal era alcanzar la independencia sin condiciones, creando un clima de agitación que enfadaba a los sectores tradicionales.

Caracas y la Iglesia

Frente al Congreso, que dudaba para llevar a discusión el tema de la declaratoria de independencia, la Sociedad Patriótica era estimada por la opinión pública como un “Congreso paralelo”, que presionaba al Legislativo para inclinarlo a votar para la entonces radical medida de la independencia.

El 3 de julio

Bolívar se hizo conocer como orador en la Sociedad Patriótica. El 3 de julio de 1811 expone sus ideas con vehemencia, alto rigor en sus razonamientos y dominio de la coyuntura, logrando vencer toda vacilación dentro de la Sociedad. Y al terminar la sesión la asamblea acordó lo solicitado por Bolívar: enviar al día siguiente una delegación al Congreso para exponer la necesidad de discutir y aprobar la Independencia de Venezuela.

Como en efecto ocurrió. La delegación la encabezará Miguel Peña, a quien se concedió derecho de palabra en el Congreso el día 4 de julio.

El discurso

“Trescientos años de calma ¿no bastan? La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso debe oír a la Junta Patriótica. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos. Que una comisión del seno de este cuerpo lleve al soberano Congreso estos sentimientos”.

Sinóptico

1810

Rafael María Baralt

Este día nació, en Maracaibo, Rafael María Baralt. Su actividad como polígrafo tanto en Venezuela, como en la Península, a partir de 1841, le llevará a ocupar en 1853 un sillón como Individuo de Número de la Real Academia Española. Baralt escribió, con Ramón Díaz, la que en propiedad puede reconocerse como primera Historia de Venezuela, desde la Colonia hasta las primeras décadas republicanas, con el rigor de la disciplina y técnicas de investigación empleadas por historiadores de mediados del siglo XIX, como Jules Michelet y Adolphe Thiers. Baralt descolló además en filología, poesía, crítica literaria, y otras ramas humanísticas.

La depuración de su prosa, en los tres volúmenes de su Historia, llevó a Mario Briceño Iragorry a insertar en sus Lecturas Venezolanas el siguiente comentario “De él nos queda la historia…de Venezuela…escrita más como narración que con el verdadero sentido que la historia ha venido a tener bajo la crítica moderna” [Lecturas Venezolanas, Cs, Edime, 1959].

Como vate, el zuliano se adscribió a la corriente en boga del neoclasicismo, con un refinamiento lírico, muy por encima de muchos de los contemporáneos. En Poesía, texto en octosílabos expresa “Nunca visteis la belleza / tan de cerca, tan desnuda; / ni la lengua, siempre muda, / ocultó vuestra tristeza”. Aunque sus mayores lauros los recibió por su Adiós a la Patria, oda a la comarca lacustre donde vio su primera luz. Sus versos iniciales evocan la “Tierra del Sol amada, / Donde inundado de su luz fecunda…/me vio el lago nacer que te circunda”. Baralt produjo, además del Resumen de la Historia de Venezuela, el Diccionario matriz de la lengua castellana y el Diccionario de Galicismos, y poema A Alberto Lista, entre otros libros.

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