Néstor Rivero Pérez

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El 17 de septiembre de 1843, el polímata venezolano Andrés Bello, designado como primer rector de la Universidad de Chile, ofreció el Discurso Inaugural de esta Casa de Estudios, instalada en la capital austral, Santiago, y que sucedía a la antigua y Real Universidad de San Felipe, la cual había funcionado dentro de parámetros coloniales desde 1758, conducida por la orden de los dominicos.

Algunos datos

Incluso antes de la Real Universidad de San Felipe, en la cual se impartían entre otras las cátedras de “Derecho, Medicina, Filosofía, Matemáticas, Teología, Cánones y Leyes” (Wikipedia) y -hecho singular-, se contemplaba dentro de Lenguas al idioma mapuche-, ya en Santiago de Chile había funcionado, entre los siglos XVII y mediados del XVIII, la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino. De modo que sobre la base de unos doscientos ochenta años, abriría sus puertas la primera universidad republicana en la tierra de Bernardo O´Higgins.

 

Bello impulsor

Y en el aliento creador de la nueva institución formativa estuvo la huella de don Andrés Bello, quien desde su arribo a Chile en 1829 percibió la necesidad de organizar la educación de este país, sobre bases ajustadas a nuevas corrientes del saber, de las cuales fue testigo y propulsor durante su  estadía en Londres desde 1810. Así, en funciones como catedrático privado desde su casa, como docente del Instituto Nacional de Santiago, o asesor de Relaciones Exteriores o del Congreso chileno, Bello supo obtener apoyo de distintos factores, hasta que en 1839 el presidente de Chile, José Joaquín Prieto, dicta su trascendental decreto mediante el cual dispone “1º Queda extinguido desde hoy el establecimiento literario conocido con el nombre de Universidad de San Felipe. 2º Se establece en su lugar una casa de estudios generales que se denominará Universidad de Chile”. Y será bajo la subsiguiente Administración, presidida por el general Manuel Bulnes (1841 – 1846), cuando inicie sus actividades la nueva Universidad.

Discurso Inaugural

En pieza digna de los mejores encomios por su profundidad de ideas, tanto como por la galanura en la expresión, Bello traza con la maestría de Pigmalión, cincelando su obra maestra, La Galatea, lo que concibe como la misión de toda Universidad y el vínculo entre Ciencias y Humanidades. Así, el Patriarca de las Letras Americanas enfatiza: “He dicho que todas las verdades se tocan, y aún no creo haber dicho bastante. Todas las facultades humanas forman un sistema, en que no puede haber regularidad y armonía sin el concurso de cada una” (Discurso Inaugural de la Universidad de Chile, Obras Completas). Bello insta a la propagación del saber por academias y universidades, centros de “todas las adquisiciones científicas”, fijando una sentencia que perdura al paso de los siglos como misión social de estas Casas de Estudio, respecto a la ciencia y conocimientos: “De estos centros es de donde se derraman más fácilmente por las diferentes clases de la sociedad. La Universidad de Chile ha sido establecida con este objeto especial” (Ibídem).

 

Otras carreras y otros siglos

Además de las cinco especialidades establecidas bajo su rectoría –varias de las cuales tenían antecedente en la otrora Universidad Real de San Felipe-, la nueva Universidad de Chile habría de crear desde mediados del mismo siglo XIX carreras que, como Arquitectura, respondían a necesidades perentorias de un país urgido de obras públicas.

Primeras décadas

“(…) durante las primeras décadas de existencia la Universidad, funcionó más como una superintendencia, vigilando la formación otorgada por las instituciones del país, ya que las clases propiamente tales eran realizadas en el Instituto Nacional. Las cinco facultades originales eran Humanidades y Filosofía, Ciencias Físicas y Matemáticas, Leyes y Ciencias Políticas, Medicina y Teología. Teología fue suprimida en 1927, con el proceso de laicización” (Wikipedia).

Sinóptico

1814

Fusilado Vicente Salias

Este día murió fusilado en Puerto Cabello el médico, poeta y periodista Vicente Salias, autor de la letra del canto Gloria al Bravo Pueblo, decretado en 1881, como el Himno Nacional de Venezuela. Salias, junto a sus hermanos, se definió de modo franco y abierto desde el primer momento en el movimiento emancipador comenzado en Caracas el 19 de abril de 1810. Prácticamente toda su familia quedó inmolada en defensa de las banderas republicanas. Y el único sobreviviente de sus ocho hermanos, Francisco Salias, salvó su existencia en 1811, cuando los realistas lo dieron por muerto en el combate de Valencia. Allí actuó a las órdenes del Generalísimo Francisco de Miranda. Durante la II República Vicente Salias dirigió la Gaceta de Caracas en su fase patriota. Al caer la II República, y tratando de viajar a una isla del Caribe, Vicente Salias se vio capturado por los realistas, y trasladado a Puerto Cabello, donde rindió su vida honrosamente.

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