Néstor Rivero Pérez

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El 15 de marzo de 2014, hace 10 años, el Joropo, manifestación rítmica de profundo arraigo en las diferentes regiones del país, fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación.

Antecedentes

De acuerdo al etnomusicólogo Rafael Salazar, el venezolano con vida que mejor conoce acerca de la historia de los ritmos asentados en la herencia ancestral del país, el joropo es una variación de los ritmos “fandangos”, que se trasladaron desde la Península Ibérica a la América, en los navíos de la conquista y colonización. Y a la Península, donde derivó en un conjunto de estilos, llegó de la mano de los árabes, que lograron someter entre los siglos VII y XV, gran parte de la Península, imponiendo vocablos, costumbres culinarias e instrumentos y expresiones musicales, entre otras derivaciones de la expansión cultural. E incluso, para la configuración del primer fandango, de acuerdo a Salazar, los árabes fueron influidos por ritmos africanos, como antecedente remoto de las sonoridades que con los viajes de los conquistadores, arriban al Nuevo Mundo. Así, Salazar apunta: “El fandango dio origen no solo al joropo, sino a decenas de otros bailes y tradiciones latinoamericanas, y nos presenta un resumen de los numerosos tipos y variantes de joropo que existen en nuestro país” [Los Orígenes del Joropo, relatados por el investigador Rafael Salazar: Desde Bagdad, África y España hasta Venezuela /  Fuente: https://albaciudad.org].

El Joropo, baile nacional

En el curso de los años ‘40 del siglo XX, surgió en Venezuela una corriente de investigadores en temas de cultura musical vinculada a la historia y tradiciones del país. Y entre otros descollaron letrados como Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz, Juan Liscano y Juan Pablo Sojo. Este último escribió Nochebuena negra, novela ambientada en Curiepe, con la agitación musical y gestualidad de la región barloventeña. Liscano, por su parte, autor fundamental del siglo XX venezolano, dio a conocer numerosas investigaciones sobre folclor y corrientes culturales autóctonas, y estuvo al frente de la “Fiesta de la Tradición” de 1948, primer encuentro nacional de las manifestaciones artísticas y típicas de cada región de Venezuela. Y Ramón y Rivera produjo una abundante obra escrita etnomusicológica, dentro de la cual destaca El Joropo, baile nacional de Venezuela, de 1953.

Mestizaje musical

Siguiendo el hilo histórico de esta vibrante sonoridad, que concita la zapateada y el desplazamiento en pareja, Rafael Salazar precisa un hecho al que usualmente se presta poca atención, y es el carácter de mestizaje del mismo, “afortunadamente -dice Salazar- para la Humanidad no existen formas musicales puras. Todas las formas son mestizas, tienen un antes y un después”, y nos permite entender cuánto de nuestra propia cultura proviene no solo de España, sino también de aquellas tierras del Oriente Medio. En Venezuela se produjeron expresiones rítmicas con instrumentos y tonalidades apegadas a cada región, empero todas con raíz en el antiguo fandango. En la zona central y llanos de Venezuela, se dan formas del joropo o golpe, como el pajarillo y  la revuelta. En palabras de Rafael Salazar, “Cuando tienes que enlazar a un caballo rebelde, un caballo cimarrón, o vas también a llevar la vacada a través del potrero, ese joropo está influenciado por la faena ruda del llano. Se llama Joropo Recio: un canto más rudo al tocarse, de más virtuosismo. De un canto lanzado al viento, como lanzan los llaneros cuando el que está arreando el ganado. Lanza el grito para que la vacada avance o en comunicación con el cabestrero… eso tú lo escuchas en los joropos llaneros” [https://albaciudad.org].

Patrimonio de la Nación

Y entre las célebres piezas musicales del país con ritmo de joropo, destaca la canción que da inicio a la zarzuela Alma Llanera, cuya letra refiere paisajes del Arauca, potros, garzas y rosas; Amalia y Quitapesares, entre otros. Tan densa carga de significados, indujo al gobierno del presidente Nicolás Maduro, a dar su aprobación a la solicitud de declaratoria del joropo como patrimonio Cultural de la Nación.

Sinópticos

1797

La caballeresa enamorada

Este día nació en Quito (Ecuador) Manuelita Sáenz, heroína a quien en 1822 José de San Martín consagró con la Orden “Caballeresa del Sol”. Su actuación la noche del 25 de septiembre de 1828, detuvo el magnicidio que se pretendía ejecutar contra la persona del Libertador.

1822

Nació Louis Pasteur

Químico y bacteriólogo y entre cuyos aportes destacan la pasteurización, la teoría germinal de las enfermedades infecciosas y el desarrollo de la moderna técnica de vacuna. Pasteur confirmó que el contacto con un cultivo infectado de persona a persona, es fuente de enfermedad, y no los  “malos humores”.

1899

Muere Concha Michell

Musicóloga y activista del feminismo azteca. Vivió en Nueva York (EEUU). Estuvo  en Europa y en la URSS y militó en el Partido Comunista Mexicano.

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