Néstor Rivero Pérez

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El 9 de julio de 1811 el Congreso de la República aprueba como estandarte nacional el pabellón tricolor diseñado por Francisco de Miranda y otros dos diputados, Lino de Clemente y José de la Sata y Bussy.

En la sesión del día 5, tras ser declarada la Independencia de Venezuela, la corporación dispuso el nombramiento de una comisión de los tres diputados, para que presentase el proyecto de bandera patria. Ello como resultado de la encomienda que al respecto se asignó a los tres el día 5 de julio en la tarde, después de la votación de declaratoria de Independencia absoluta de Venezuela. En esos días nacían las primeras instituciones del Estado venezolano.

Tricolor exiliado

Movimientos precursores con un programa político, como el capitaneado por Manuel Gual y José María España, en 1797, comprendieron con claridad lo conveniente de dotar su movimiento con un pabellón para enarbolarlo a la hora en que estallase la conspiración.

En los primeros años del siglo XIX, Miranda plantea a sus contertulios americanos expatriados en París y Londres y sus amigos británicos, que la expedición libertadora sobre Costa Firme requerirá, además del armamento y otros equipamientos, de “diez banderas; los colores de la divisa, rojo, amarillo y azul en tres franjas” (América espera, Biblioteca Ayacucho, 1982). Se trataba de sueños, ideas para un futuro que entonces lucía incierto.

Patria en el Leander

Así, con el tricolor boceteado por Francisco de Miranda, este organiza su expedición libertadora de 1806, y entonces la patria traspasa la esfera de las ideas para adquirir entidad sobre los tablones del buque Leander cuando, de acuerdo al expedicionario sobreviviente James Biggs, será el 2 de marzo de ese año cuando en altamar los colores de patria “fueron enarbolados por primera vez.

Hubo disparos de cañón, fiestas y brindis por los auspicios de un pendón que se espera nos lleve al triunfo de la libertad”. En todo caso, después de aquella ceremonia Miranda no volvió a izar el pabellón tricolor, sino ya en suelo patrio, cuando hizo arriar la bandera española para izar el tricolor de la patria por nacer.

De clandestino a oficial

El 3 de agosto de 1806 fue izado por vez primera, en territorio venezolano, el pabellón ideado por Francisco de Miranda, cuando al frente de 200 expedicionarios, arrió la bandera española y elevó el tricolor revolucionario.

No sería sino hasta el 5 de julio de 1811 por la tarde, cuando de nuevo se izó el emblema, esta vez con el Precursor al frente de una movilización en la plaza mayor de Caracas, quienes celebrando la declaración de Independencia, elevaron la bandera.

Esa misma tarde del día 5 el Congreso designó a Miranda miembro de la comisión para diseñar la bandera definitiva. Y el día 9, cumplida la encomienda, se aprueba, convirtiéndose en estandarte de la República.

Armonía cromática

El tricolor enarbolado en 1806 en el Leander y luego en Coro, tenía como primera franja, la azul, luego venía la encarnada o roja, y por último la amarilla. Así, el orden original de los colores se alteró, asomando Tomás Polanco Alcántara la posibilidad de que ello podía deberse a diferencias con otros congresistas, quienes para 1806 sostenían posturas monárquicas y antimirandinas. También pudo ser que, para 1811, el Precursor comprendiese la mejor armonización de la cromática con la nueva ordenación.

 

“Aprobada”
“El 9 de julio (Lino de) Clemente y Miranda presentaron la propuesta al efecto, y que fue aprobada. Se usarían los colores amarillo, azul y rojo, en ese orden y en franjas horizontales, de las cuales la amarilla más ancha que las demás, y la azul más que la roja.

Eran los mismos colores de la bandera de Miranda en Coro, en su expedición del Leander, pero en un orden diferente ¿Tuvo algún simbolismo el cambio de orden de los colores para no significar una absoluta identidad entre 1806 y 1810? (…). El papel de Miranda siguió adelante” (Tomás Polanco Alcántara, Miranda).

Sinóptico

1816

Argentina independiente

Este día el Congreso Constituyente reunido en Tucumán (Argentina) aprobó la declaratoria de Independencia de las Provincias del Río de la Plata, culminando de este modo el ciclo autonomista iniciado en mayo de 1810, cuando fue depuesto el último virrey español, Baltasar Hidalgo de Cisneros.

Habiéndose reinstaurado en el trono español Fernando VII, ya las élites que ejercían la autoridad del Río de la Plata, desde 1810, enfrentaban un dilema: o reconocían al soberano coronado, o avanzaban a la Independencia. De acuerdo al escritor Norberto Galazzo, el influjo del general José San Martín -por entonces en Cuyo, a centenares de kilómetros de Tucumán, y al frente de la organización del Ejército de Los Andes-, fue decisivo para dar concreción a la declaratoria de Independencia.

El héroe de San Lorenzo instaba continuamente a sus amigos diputados, para que se diese la proclamación  formal de la Independencia.

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