Néstor Rivero Pérez

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El 23 de diciembre de 1865 falleció en Caracas Fermín Toro, literato, político, diplomático, orador notable y exponente del ideario conservador del siglo XIX venezolano. Toro había nacido en 1807. En 1832 se incorporó como diputado al Congreso de Venezuela. Falleció en 1865.

 

Diplomacia y letras

Hombre de varias vocaciones, Toro comenzaría publicando en periódicos de la capital, poemas y artículos sobre política, literatura y difusión científica. Su prosa y oratoria depuradas, lo convierten en figura descollante de la Venezuela de su tiempo. Los gobiernos conservadores le encomiendan en varias oportunidades responsabilidades plenipotenciarias ante gobiernos extranjeros. Tras una misión diplomática en 1842, se suma a la agrupación “Liceo Venezolano”, donde adelanta interesante labor literaria y de difusión científica. Toro, al igual que José María Vargas, era aficionado a la botánica.

 

¿Hora triunfal?

La hora estelar de Fermín Toro llegó cuando le tocó presidir la Convención Constituyente de Valencia de 1858, donde se aprobó una Constitución centro-federal y las primeras elecciones con derecho al voto popular en el país. Sin embargo, el historiador Ramón Díaz Sánchez sostiene que la defensa de Toro al general Julián Castro, constituyó “uno de sus pocos errores políticos” al renunciar a su rol de conductor. Asienta Díaz Sánchez: “Castro no es el padre de esta revolución. No es más que un instrumento (…) Toro procede aquí como… los conservadores de Venezuela: Renunciar a su responsabilidad, confiando en poder gobernar desde la sombra al caudillo fabricado por ellos (…) Entre el peligro de la anarquía y el del despotismo, Toro prefiere este último” (Guzmán, elipse de una ambición de poder).

 

Un “No” a los liberales

Ya, poco antes de este debate en la Valencia de 1858, Toro, en arrebato de pasional amistad con sus conmilitones conservadores -uno de los pocos que oscurece su hoja de servicios-, se dejó arrastrar por quienes en la euforia del triunfo piden retaliación contra la familia Monagas y el Partido Liberal. Así da bríos, con su inicial denuncia del Protocolo firmado por el ministro liberal Wenceslao Urrutia con cónsules extranjeros, a la persecución de aquella facción y la subsecuente aventura de “La Galipanada” contra Castro.

Sin embargo, como causa subyacente de la violenta reacción de los conservadores, para obligar a los liberales a salir del gobierno, hay “algo más en el fondo que no dicen. Y es que en todo este lío se juega la supremacía de los bandos” [Ídem]. Así, con el decreto de expulsión del país de Ezequiel Zamora y Juan Crisóstomo Falcón, y el grupo de exiliados de Curazao en torno al primero, se proveerán los panfletos que han de nutrir los comités revolucionarios de Coro y caseríos de Barinas y Cojedes, de donde brotarán las primeras llamaradas de la Guerra Federal.

Balance

Con ideas propias muy claras, Fermín Toro fue autor de textos como Europa y América, donde se denota cierta simpatía por el socialismo utópico, y Reflexiones sobre la ley del 10 de abril de 1834, alegato radical contra la usura y en defensa de la presencia del Estado en economía. Sin embargo, su íntima convicción del cambio social dentro del orden, y nunca por vía del tumulto y la guerra civil en la estructura agraria de la Venezuela del siglo XIX, le impidió una mejor comprensión de los procesos de reivindicación social que eclosionaron en su época.

  

Sinóptico

Aguinaldo venezolano

La Navidad o “Natividad”, refleja una tradición religiosa regocijante, que suma elementos paganos de las “fiestas de las cosechas”, marcando el lapso dentro del periplo anual, que insta a la apertura de los corazones para dar preeminencia a sentimientos de reciprocidad y solidaridad.

El villancico se originó, en el marco de sociedades agrarias, siendo cooptado, como celebración en las fiestas de cosecha, por la Iglesia en el Medioevo europeo, llegando a Venezuela con la conquista. El aguinaldo de raíz colonial se oye al lado de la fulía que arraigó con el negro esclavo en plantaciones cacaoteras, y la gaita zuliana que ensambla a su vez componentes como el mandullo o furruco originado en el Congo (África). Y en todas se suma el cuatro, inspirado en instrumentos de cuerda europeos, así como la maraca de los taínos que en 1492 saludaron a Cristóbal Colón en Guanahaní. Quizá la pieza navideña de mayor difusión en Venezuela es Niño lindo. De otra parte, con Luna decembrina, en tercetos y cuartetos, Otilio Galíndez logró un ritmo sostenido de agitación que mantiene como en suspenso el ánimo y la respiración de quienes la tocan y cantan. El 24 de diciembre de 1818, en la iglesia de San Nicolás de Oberndorf (Austria), se echaron al viento por primera vez, con acompañamiento de una guitarra, las notas y letra del villancico Noche de paz, composición del sacerdote Joseph Mohr y del maestro de escuela y organista Franz X. Gruber. Hoy se entona en casi todos los idiomas.

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