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Néstor Rivero Pérez

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El 25 de septiembre de 1728, mediante real orden del monarca Felipe IV de España, se creó la Compañía Guipuzcoana, la cual impuso control centralizado de las exportaciones de cacao y otros rubros agrícolas del hoy territorio venezolano, hacia los puertos de Cádiz y Sevilla, restringiendo tanto el contrabando en las costas, como la libre exportación desde La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo, hacia mercados externos.

Móviles mercantiles

Los mercaderes europeos, que junto a monarcas como Isabel de Castilla, patrocinaron los primeros viajes interoceánicos -caso el de Cristóbal Colón, en 1492, que conectó por vía del Océano Atlántico, al Viejo con el Nuevo Mundo americano, así como los tres viajes subsiguientes del marino genovés hacia el mismo destino, y que de otra parte financiaron travesías como la de Vasco de Gama, por vía del Cabo de Buena Esperanza y la doble franja oceánica indicopacífica, que permitió a este navegante luso contactar por vía marítima Asia con los puertos de Portugal- perseguían el incremento de sus fortunas mercantiles, sustentadas en la búsqueda de las especias, la seda y metales preciosos provenientes de las lejanas islas y continentes.

Antecedentes

Y para ello los principales armadores, los grandes comerciantes de Venecia, Londres, Sevilla o Amberes, y los monarcas con visión de comercio, se percataron de la necesidad de constituir empresas que -en el marco del portentoso beneficio que daba la reventa en mercados europeos y a precios sumamente elevados, de la pimienta, nuez moscada y el clavo de olor, cultivados en Java y las islas Molucas, entre otras especias de alta demanda para la preservación y aroma de los alimentos y, así como la seda de China y el oro y la plata de la América hispana-, les asegurase capacidad de negociación con compradores y las tripulaciones de los barcos. De este modo, en 1600 Isabel I de Inglaterra establece la primera de estas figuras jurídicas, la Compañía de las Indias Orientales; dos años después se funda la Compañía Neerlandesa de Indias Orientales y a poco la de las Indias Occidentales. Y el modelo resultó exitoso, al generar buenos proventos a sus propietarios: monarcas, mercaderes y armadores de las naves.

La Guipuzcoana

Los dos problemas principales que quiso acometer la Corona con la creación de esta empresa, fueron, de una parte la evasión del impuesto del “quinto real”, que debía ser pagado por todo aquel que aspirase desde Venezuela enviar su producción al exterior, donde el cacao era altamente demandado, y de la otra, el contrabando: Al tanto que la producción agrícola del país comenzaba a despuntar e informado acerca de que muchos sacos del cacao de Venezuela eran objeto de tráfico ilícito mediante tratos de los plantadores con bucaneros o grupos dedicados al cabotaje con islas del Caribe, sin pasar por puertos y alcabalas, el rey resolvió crear la Compañía, cuyos principales accionistas, además de él mismo, eran comerciantes de la región vasca de Guipuzcoa.

Impacto

”La presencia de la Compañía Guipuzcoana significó un considerable conjunto de sedes, almacenes, talleres, hornos, panaderías, tonelerías y otros objetos muebles e inmuebles a lo largo del territorio norte de la provincia, incluyendo de este a oeste los asentamientos urbanos de Barcelona, Macuto, La Guaira, Caracas, Cagua, Puerto Cabello, San Felipe y Maracaibo.” (https://trienal.fau.ucv.ve).

 

Sinóptico

1828

La Noche Septembrina

Este día, en horas de la noche, un grupo de seguidores del general Francisco de Paula Santander, organizados en forma de logia conspirativa, perpetraron en Bogotá (Gran Colombia) un atentado en contra del Libertador Simón Bolívar.

Fanatizados en su odio contra el Padre de la Patria y esgrimiendo consignas que tachaban al Libertador de “Tirano”, penetraron en el Palacio Presidencial de San Carlos, en cuya segunda planta pernoctaba Bolívar, muy aquejado esos días de fuerte catarro y fiebre, asistido por Manuelita Sáenz.

La heroína escuchó un ruidoso movimiento y disparos en la planta baja y de inmediato procedió a despertar al héroe, encomiándole que se vistiese pronto y escapase, por cuanto suponía con acierto, que sus enemigos venían a quitarle la vida. Bolívar se calzó las botas y a medio vestir empuñó su espada para hacer frente a los complotados; empero la insistencia de Manuela le hizo desistir y optó por saltar por una ventana, salvando su vida.

Los apremios de esa noche afectaron seriamente su salud, y muy probablemente el agravamiento del resfriado; al permanecer hasta la madrugada bajo un puente y a orillas de un riachuelo, influirían en la tuberculosis que habría de llevarle a la tumba dos años después en Santa Marta. Los complotados, encabezados por Pedro Carujo, serían casi todos capturados y enjuiciados. Y sin embargo el líder intelectual, Francisco de Paula Santander, condenado a muerte, recibió de Bolívar la conmutación de la pena, por el exilio en EE. UU.

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