Néstor Rivero Pérez

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El 12 de septiembre de 1814 tuvo lugar la cuarta batalla de Maturín, en la cual una fuerza patriota con poco más de tres mil efectivos al mando de José Francisco Bermúdez derrotó al ejército realista de Francisco Tomás Morales, integrado por 6 mil 460 hombres. Librada en condiciones sumamente adversas para el bando patriota, constituyó la última jornada de la II República en la cual los realistas terminaron derrotados.

Tumba de los Tiranos

Si alguna población venezolana merece el título de Ciudad Heroica por los hechos de armas acontecidos dentro de su perímetro, es sin duda Maturín. En su suelo se libraron cuatro grandes acciones de armas en el curso de la Guerra de Independencia. De acuerdo a una tradición, por la bravura de sus habitantes, de mayoría comprometida con la República a lo largo de la contienda frente a España, el Libertador la denominó Tumba de los Tiranos.

 

Batallas de Maturín

Cinco grandes acciones de armas se dieron en la capital del actual Estado Monagas a lo largo de la Guerra de Independencia. La primera, el 20 de marzo de 1813, donde los patriotas derrotan a Domingo de Monteverde. En esta acción se destacó el cuerpo de mujeres dirigido por Juana la Avanzadora. Este resultado se parangona a la batalla de los Taguanes donde en agosto de ese año Bolívar, culminando su Campaña Admirable, venció a las fuerzas del mismo Monteverde e Izquierdo, terminando de desplomarse así el régimen español impuesto en Venezuela en julio de 1812. La segunda Batalla de Maturín, se libró el 13 de abril de 1813; la tercera el 25 de mayo del mismo año; en ambas vencieron las armas patriotas.

 

Las dos últimas

La cuarta batalla de Maturín, se dio precisamente el 12 de septiembre de 1814. Y la quinta y última, del 11 de diciembre de 1814, midió las huestes comandadas por Francisco Tomás Morales, con los centenares de patriotas que le aguardaron en la ciudad, resultando liquidada la escasa resistencia republicana del Oriente y los restos expirantes de la II República. Dos años después, con el desembarco del Libertador en Juangriego, al frente de la Expedición de los Cayos, cargado de armas y municiones, se reanudó con ímpetu la lucha independentista en Tierra Firme.

Error de origen

La insubordinación y mutuo desconocimiento que condujo a la expulsión el 7 de septiembre de 1814, del Libertador y del general Mariño de Venezuela, por parte de José Félix Ribas y Manuel Piar, proyectará su sombra fatídica sobre los sucesos que acontecerán durante los meses subsiguientes de 1814. Y sin embargo, en medio de dos degollinas, la del 17 de agosto en Aragua de Barcelona y la de Urica el 5 de diciembre, sorprende el triunfo de Maturín del 12 de septiembre de 1814, dado contra toda posibilidad de fuerzas, y resultado solo del coraje, riesgo y temeridad de los patriotas.

Ese día

Según Francisco Javier Yanes (Historia de Cumaná), en la mañana del 12, tras organizar la caballería en dos columnas, Bermúdez toma la ofensiva, encabezando él una columna y Manuel Sedeño la otra. Tras una sostenida acometida inicial del jefe oriental, debe replegar en su acción por la escasa cooperación del segundo al mando de la columna. Sin embargo, la sorprendente actividad de Sedeño al frente de la segunda columna, permite a Bermúdez retomar la iniciativa y, con un derroche de coraje que compensa la inferioridad en el número de efectivos, defiende posiciones y obliga a los hombres de Morales a tocar retirada.

Carga inverosímil

Testimonios recogidos por Yanes indican que en un momento en que el encuentro parecía inclinarse a favor de los realistas, el independiente Manuel Sedeño, sin medir la superioridad de los cuerpos que tenía por delante, escoltado por un grupo selecto que aprendió a manejar la lanza con una destreza incomparable, dio ”una carga inverosímil, que difícilmente tenga otra que se le compare”, ocasionando el quiebre de voluntad de combate en las tropas de Morales, que se dispersaron para tomar la ruta de Urica.

 

Sinóptico

1987

Francisco de Venanzi

Un día como hoy murió en Caracas este médico, investigador, docente y propulsor de la ciencia del país. De Venanzi ejerció como suprema autoridad de la UCV entre 1958 y 1963, mereciendo el título de “Rector Magnífico”, al mantener con plena responsabilidad su impulso a la creación de conocimiento, tolerancia respecto a los grupos juveniles, en medio de la intensa inquietud de Venezuela de los años sesenta. Según Virgilio Bosh, el Rector Magnífico concebía la docencia como acto integral “Un profesor universitario para… sembrar el amor por la investigación, debía participar de algún modo en la producción de nuevos conocimientos” (Sonia Hecker, Francisco de Venanzi, 2007, pág 107). El propio De Venanzi daba el ejemplo como rector: En la mañana, antes de asomarse a su despacho como autoridad universitaria, pasaba por Medicina Experimental a preparar cultivos para el laboratorio, o dictaba clases a un grupo de cursantes.

1 pensamiento sobre “Tal día como hoy fue la batalla de Maturín, postrera victoria de la II República

  1. Indexación de sueldos y salarios, a la cesta básica, Petro. 1) Mejorar el poder adquisitivo del pueblo Venezolano 2-) Derrotar la hegemonía del dólar sobre el Bolívar. 3-) Demostrar ante la militancia que se separan de la dolarización, aún perdiendo beneficios, la cúpula dominante.

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