Néstor Rivero Pérez

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El  6 de diciembre de 1998, Hugo Chávez Frías, candidato del Movimiento Quinta República y Polo Patriótico, alcanzó la victoria para juramentarse en enero del año siguiente, como Presidente Constitucional de Venezuela.

Emocionalidades

Dicho triunfo electoral haría posible la toma de un conjunto de iniciativas para la transformación política del país, como la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, con el propósito de redactar una nueva Constitución, la cual sería aprobada por el pueblo en referéndum del 15 de diciembre de ese mismo año.

Quien había liderado la acción cívico-militar del 4-F y penetró en la emocionalidad venezolana con su lema “Por ahora”, resultó vencedor frente a los candidatos Henrique Salas Röhmer, Luis Alfaro Ucero, Irene Sáez y Miguel Rodríguez.

Su formación

Habiendo edificado su liderazgo como oficial bolivariano dentro de los cuarteles y como docente en la Academia Militar, Chávez confrontaría la hostilidad de factores empresariales y mediáticos tradicionales, que le veían como una amenaza al modelo “pactista” y de élites en la conducción del país. Con su recia personalidad, Chávez se inició temprano en los estudios bolivarianos y la problemática histórica del país, forjando un pensamiento de firme inclinación antiimperialista.

Chávez candidato

A la hora de explicarse la circunstancia de extrema pobreza que padecía una elevada franja de la población venezolana, Chávez la vinculaba con el modelo de dependencia y monoproductor petrolero establecido en el país desde los días de J. V. Gómez. Su profunda conexión con el sentir del pueblo llano y la sencillez del lenguaje, aunado a la honestidad que transmitía en sus comparecencias en asambleas, mítines o entrevistas en medios de comunicación, le hizo arraigar en el fervor del electorado de aquella Venezuela que había salido a la calle con el Caracazo de 1989 y presenciado dos acciones militares en 1992, todo en repudio al sistema político del puntofijismo.

En campaña

Ante las restricciones para registrar electoralmente al MBR-200, los partidarios de Hugo Chávez lo postularon por el Movimiento Quinta República (MVR), el respaldo del PCV, MEP, MAS, y otras agrupaciones de izquierda integradas al Polo Patriótico, mientras que el deterioro de los otrora partidos hegemónicos AD y Copei en la opinión pública, expresaba las grietas profundas del sistema político del conciliábulo que imperó por cuarenta años. Así se daría una de las campañas de mayor polarización en la historia republicana.

¡A Constituyente!

Así se le escucharía decir: “La situación venezolana llegó a tal grado de degradación ética y económica, política, jurídica, militar y social, que aquí hay que ir a la raíz del problema; por eso nosotros estamos proponiendo, ahora que vamos a elecciones, la misma propuesta que traíamos hace seis años, el 4 de febrero: Asamblea Constituyente… para echar las bases de un nuevo poder… una nueva ética que sea realmente democrática, igualitaria, donde impere la justicia, la libertad, la paz” [En: http://gumilla.org].

Revolución

Con un 56.20 por ciento de los votos, Chávez afirmó su presencia como protagonista de un nuevo tiempo para la Venezuela que reclamaba un cese de las corruptelas, los negociados, las masacres y la injerencia imperial estadounidense dentro de la vida política del país. Así, tras la victoria, el candidato ganador mantuvo su propuesta de convocar a una Asamblea Constituyente para dar una salida en paz, al complejo cuadro institucional que había hecho aguas.

Gobernaron las élites militares y las élites económicas…”

“(…) desde 1908 hasta 1958, gobernaron las élites militares aliadas con las élites económicas sobre todo. Pero no tenían pueblo; eran militares sin pueblo, igual y amparadas en el uso de la fuerza y en la fuerza del dinero” [Hugo Chávez Frías, Selección de Discursos. Año 6, 2005, pág 82].

Sinóptico

1956

Centro Simón Bolívar

Este día6 fueron inauguradas las instalaciones del Centro Simón Bolívar, conocidas a su vez como “Torres de El Silencio”, y que durante varias décadas constituyeron el emblema de la capital de la república, por la majestad e imponencia de su construcción. La idea que inspiró el proyecto fue la de dotar a  Caracas de un par de torres gemelas, con el propósito de ofrecer pisos para el servicio administrativo, sede de ministerios y otras instancias públicas, y a la vez contar con cafeterías, tiendas, pasajes y estacionamientos en su planta baja y sótanos. Personaje central para el diseño de la obra fue el arquitecto Cipriano J. Domínguez, quien había estudiado en Francia y era seguidor del funcionalismo que postulaba Charles Le Corbousier. Se trata de un modelo de arquitectura inserta en la visión de urbanismo, de modo que los edificios resultasen aptos para la función que estaban llamados a cumplir. Así, las Torres de El Silencio poseen túneles subterráneos, que hacen desembocar el tramo oeste de la avenida Bolívar, en la Plaza O’Leary del centro de la capital.

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