Néstor Rivero Pérez

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El 18 de febrero nació en el sector de La Cañada de Urdaneta, en Maracaibo (Zulia) Humberto Fernández-Morán, el más destacado investigador y creador de instituciones científicas en la Venezuela del siglo XX. A su genio y capacidad de interlocución con sectores del poder político durante la dictadura perezjimenista, se debió la creación en el sector Pipe del estado Miranda, del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), y cuyo nombre actual es Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).

Asteroide epónimo

Si bien ninguno de los gobiernos que a partir de 1958 sucedieron al régimen de Marcos Pérez Jiménez, expresaron interés en reconocer los méritos de este protagonista del saber y la innovación científica del país, distintas instituciones académicas de prestigio mundial reconocieron su contribución en diferentes campos, de este venezolano excepcional. Así se vería al rey de Suecia conferir a Fernández Morán la Orden de la Estrella Polar, presea mediante la cual se honra a nativos y extranjeros que se han distinguido por sus ejecutorias en el orden “cívico, por sentido del deber, de la ciencia, la literatura, las obras adquiridas y útiles y para las nuevas instituciones benéficas». A propósito del 10° aniversario del Programa Apolo, que permitió el primer viaje humano exitoso a la Luna, la NASA le otorgó un reconocimiento especial. Las universidades de Montreal (Canadá) y de Cambridge, le tributaron con sendas acreditaciones. Un galardón de otra índole, aunque no menos significativo para todo hombre y toda mujer con fibra científica, lo constituye el hecho de que un asteroide descubierto el 2 de mayo de 2003, por los astrónomos venezolanos Ignacio Ferrín y Carlos Leal -y que forma parte del cinturón principal de asteroides del sistema solar- entre Júpiter y Marte, fue identificado en su honor  como “Humfernández”.

Bisturíes y microscopía

A Fernández Morán se debe, en los años ‘60 del siglo XX, la invención del bisturí con punta de diamante, cuya aplicación en cortes de microcirugías  oftalmológicas, u otros tejidos biológicos en magnitud ultrafina, así como en el seccionado de muestras lunares y otros que requieren precisión extrema, facilita la consecución del objetivo perseguido. Del mismo modo sus trabajos contribuyeron al desarrollo del microscopio electrónico, que opera con base en el uso de electrones, y no de los fotones de luz, lo cual posibilitó una notoria elevación en la calidad de ampliación de  imágenes.

Política y proscripción

Desde su muerte y hasta hoy, el nombre y la obra de Humberto Fernández Morán han permanecido al margen de toda celebración oficial nacional. Sus méritos, incontrastables desde la perspectiva de la búsqueda de conocimiento, se manifiestan en la creación de uno de los principales centros de investigación y elaboración  de conocimiento básico y aplicado de América Latina, el IVIC, así como en la formulación de líneas de I&D que se constatan en la resolución de algunos de los enigmas teóricos, cuya clarificación contribuyó en 1969, a hacer posible el arribo del primer hombre a la superficie de la Luna; así como el impacto de su bisturí en tratamientos oftalmológicos y examen de material selenita en escala microscópica, así como el adelanto de estudios del cerebro, conducentes a la comprensión de su estructura y funcionamiento. Y esta circunstancia de proscripción, que muestra la inclinación de revanchismo sin fundamento de las administraciones que sucedieron a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, le fue endosada hasta el día de su muerte. Así, de un modo cruelmente subdesarrollado, a este cultor excepcional de la ciencia -quien, si en algún desliz incurrió, fue en sustraerse durante poco más de una semana, de los laboratorios de Pipe y su cátedra universitaria, los últimos nueve días de la dictadura del hijo de Michelena, en enero de 1958, quizás bajo la presión del gabinete ministerial de la época-, para desempeñarse como Ministro de Educación. Nueve días que nunca le fueron perdonados por los causahabientes de la Cuarta República.

Sinóptico

1983

Viernes Negro en Venezuela

A raíz de la inmensa corrida de divisas hacia el exterior ejecutadas en esos días por banqueros y empresarios, y en el marco de un gobierno socialcristiano que respondía a las dificultades entregando la gestión hacendística del país a los grupos tradicionales de importadores y financistas privados, el Ejecutivo se ve en la circunstancia de imponer una devaluación brusca, a la que los periódicos y la opinión pública dan el nombre de “Viernes Negro”, evocando aquel viernes de octubre de 1929, durante el cual se produjo la quiebra de la Bolsa de Valores de Nueva York, e inicio del crack en EEUU. En la coyuntura, Leopoldo Díaz Bruzual, al frente del BCV, confrontó a los representantes privados del gabinete económico que decidieron los términos de la devaluación.

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