Néstor Rivero Pérez

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El 14 de enero de 2010 la prensa nacional daba a conocer una firme denuncia del Gobierno venezolano respecto a la violación al espacio aéreo de la Nación por aeronaves estadounidenses con complicidad del gobierno de los Países Bajos. Las posesiones coloniales de este último, Aruba y Curazao en distintas ocasiones se prestaron para la travesía provocadora y de espionaje imperialista de EEUU.

Soberanía y capacidades

El mando militar estadounidense persigue, respecto al empleo de sus aviones en territorio de países cuyos gobiernos enarbolan banderas de soberanía, antiimperialismo y control de sus recursos naturales, efectuar sondeos a fondo de las capacidades de defensa ante una eventual agresión militar o invasión.

¿Zona de exclusión?

De acuerdo con lo que indican los casos de Afganistán, Irak y Libia, antes de elevar la cota de agresión, los centros de poder estadounidense miden el aislamiento diplomático que padezca el país amenazado. Y en ello se inscribe la solicitud ante el Consejo de Seguridad de la ONU, de declarar una zona de exclusión aérea, que impide el desplazamiento de aeronaves civiles o militares sobre la franja del país perseguido.

Carentes de apoyo

En el caso venezolano, la petición de declaratoria de “zona de exclusión aérea”, expuesta en lo que va de siglo por administraciones de la potencia norteamericana en distintas ocasiones, se hizo bajo la suposición según la cual en la patria de Bolívar regía una presunta “dictadura”. Y dicho argumento careció del apoyo indispensable a la hora de contar los votos dentro del Consejo de Seguridad y, a la par, ha sido contrarrestada por Rusia y China, miembros permanentes con poder de veto dentro del máximo cuerpo ejecutivo de la ONU. De allí la inutilidad del señalamiento.

En voz alta

Así, violentando la Carta de la ONU, que prohíbe acciones unilaterales de un país miembro contra otro, los últimos gobiernos norteamericanos han reiterado prácticas de incursión aérea no autorizadas por el país agredido, tramando un hecho de fricción con réplica armada por parte de la Aviación Militar Bolivariana, a objeto de escalar hipotéticas operaciones que hasta el presente han sido sorteadas por el Gobierno Bolivariano y el componente aéreo de sus FANB. En todo caso los últimos 20 años Venezuela alza su voz, con alto sentido de decoro patrio, cada vez que su espacio aéreo es vulnerado con fines desestabilizadores por cualquier centro del poder imperial.

Agresiones

Este tipo de agresiones reitera la hostilidad que en el curso de los últimos cuatro años ha manifestado la administración del saliente mandatario de EEUU, Donald Trump. En años recientes dicha hostilidad escaló al punto de que un navío que penetró dentro del mar territorial venezolano, embistió contra un buque de la Armada venezolana que le hacía advertencias para que abandonase el perímetro marítimo de la patria de Bolívar, en tanto que en las distintas oportunidades la FANB, en cumplimiento del mandato constitucional de procura pacífica de soluciones, se contiene en los límites del Derecho Internacional. La hostilidad de la administración-Trump contra Venezuela ha llegado al punto de la permisividad en la tentativa de magnicidio contra el Presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, en agosto de 2018.

Sinóptico

1746

Halley y la periodicidad de los cometas

Este día 14 de enero de 1746 falleció en el barrio londinense de Greenwich el astrónomo inglés Edmond Halley, cuya capacidad de observación y excepcional inteligencia para extraer conclusiones certeras en torno al comportamiento de cometas, planetas, estrellas y otros astros del firmamento, le colocan en un puesto de excepción en la historia del conocimiento astronómico.

Desde la Antigüedad se supuso que los cometas eran meteoros de gran tamaño. Heráclito creyó ver en ellos “nubes luminosas”; y Demócrito los percibió como un ‘choque de cuerpos celestes’. Séneca diría “nacerá un hombre que hará ver en qué parte del cielo van los cometas, por qué se diferencias tanto de…los planetas, cuál es su magnitud y su naturaleza”.

Halley, con dominio de las matemáticas y la física, hizo aportes proverbiales a la astronomía. Trabó amistad con Isaac Newton. Y estudió y arrojó luz acerca del comportamiento de las mareas y la ubicación exacta de numerosas estrellas. Entre sus adelantos destaca la elaboración de la primera carta de variación de la declinación magnética.

Tras estudiar desde 1705, datos sobre las características de un cometa cuya comparecencia había sido registrada en épocas diferentes por Johan Regiomontano, Petrus Apiano y Johannes Kepler, detectó coincidencias en las características del que luego sería conocido como “el cometa Halley”. Con una órbita que posee ligera oscilación, empero que el astrónomo Halley promedió con bastante exactitud, al señalar que el enigmático cuerpo se dejaba ver por los parajes de la Tierra cada 75 años.

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