Néstor Rivero Pérez

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El 17 de julio de 1937 nació en Caracas el dramaturgo, libretista, ensayista, director de teatro y libretista de televisión, José Ignacio Cabrujas, cuya visión crítica de los medios le permitió introducir nuevas perspectivas en los contenidos de la telenovela.

Quiero ser escritor

Su lectura de adolescente de la obra Los Miserables, de Victor Hugo, le produjo tal conmoción emocional, que según confesó en entrevista de prensa, por momentos se sintió involucrado en la trama, con raptos de exaltación: “Esto es lo que yo quiero hacer en la vida; que estas letras, estas páginas, me hayan producido toda esta emoción es un milagro; yo quiero formar parte de ese milagro” [Wikipedia].

Tres períodos

Estudiosos de la obra cabrujana delimitan tres períodos en su ciclo de vida e ideas: El primero, desde su adolescencia atendía a la formación católica adquirida en el hogar; el segundo, cuando tras ingresar como estudiante a la UCV, asume el ideario comunista; y el último perfilado con nitidez desde finales de los años sesenta, Cabrujas se adentra hasta descollar como director y autor de teatro, así como libretista de telenovelas, contribuyendo al lado de Salvador Garmendia, Julio César Mármol y Román Chalbaud, entre otros, a la brisa renovadora del melodrama en la pantalla chica, con elementos de historia política del país, realismo sociológico y nuevos enfoques en conflictos de pareja.

Hombre de teatro

Habiéndose iniciado en el arte de las tablas a mediados de los años cincuenta del siglo XX, cuando se integra como estudiante de la UCV al Teatro Universitario, José Ignacio Cabrujas dio comienzo a finales de dicha década, a una intensa labor como actor. Leonardo Azparren define este paso como “la gran decisión de su vida. En el teatro universitario tuvo un maestro inmejorable en Nicolás Curiel, quien en sus años en Francia había consolidado su visión marxista de la sociedad y, en consecuencia, del teatro” [http://www.debatesiesa.com]. Durante los setenta, Cabrujas proyectaría su estilo al melodrama televisivo, con un exitoso giro en dicho género, integrando cuadros de la vida real de los hogares y la Venezuela urbana del siglo XX, lo que le mereció reconocimientos por su agudeza y originalidad de la trama. Cabrujas ejerció como docente de la escuela de Arte de la UCV y también como director de Cultura de dicha Casa de Estudios.

Crítica y creación

Acerca de este creador, Leonardo Azparren asientaLa dramaturgia de Cabrujas… representa un universo de verdades, falsedades y sentimientos humanos, que constituye una visión dramática de la existencia humana única en la dramaturgia venezolana” [http://www.debatesiesa.com].

Desacralización

Eximio conversador, la personalidad de Cabrujas dominaba los escenarios en que intervenía con interlocutores de distinto signo. En un momento su ánimo le llevó a  la desacralización pública de la figura del Libertador Simón Bolívar, exponiendo en columnas de prensa, opiniones que colidían con el formalismo de las academias. Para una parte de sus contemporáneos y dada la desenvoltura de distintas expresiones suyas, Cabrujas representaba “el Enfant Terrible” o gran “niño rebelde” de su época. En todo caso siempre mantuvo su postura crítica y aguda desde las ideas, con percepción contestataria y de izquierda.

Dios y las letras

En alguna ocasión aseveró: “Primera vez que pienso en Dios desde que Dios me incomodó. Hubo una época en que Dios me hizo la vida imposible». A pesar de su marxismo, Dios siguió siendo una presencia en su vida. ¿Dos creencias, un oxímoron? Algunas de sus obras parecen confirmarlo” [Ibídem]. Entre sus principales obras destaca Profundo, Acto cultural, El día que me quieras y El americano ilustrado.

Sinóptico

1724

Adam Smith

Este día nació en Kirckaldy (Inglaterra), Adam Smith, cuyo libro Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, lo convirtió en padre de la economía clásica. Smith, en cuya obra el precio “ocupa un lugar central en la comprensión de la teoría del valor”, identificaba “la riqueza de la nación con el producto nacional bruto, en lugar de con la Tesorería del rey o del Estado. Smith veía este producto nacional como el trabajo aplicado a la tierra y al capital” (www.filosofia.net). En su célebre metáfora de la Mano Invisible, se lee: “a pesar de su natural egoísmo y avaricia, aunque solo buscan su propia conveniencia -los ricos-, aunque el único fin que se proponen es la satisfacción de sus propios vanos e insaciables deseos, comparten con los pobres el fruto de todos sus progresos. Son conducidos por una mano invisible a realizar casi la misma distribución de las cosas necesarias para la vida que habría tenido lugar si la tierra hubiera estado repartida en porciones iguales entre todos sus habitantes, y entonces sin pretenderlo, sin saberlo, promueven el interés de la sociedad y aportan medios para la multiplicación de la especie” [Wikipedia].

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