Luis Zárraga

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El papa Francisco es un hombre de armas tomar, pero no para la guerra sino para la paz, para el diálogo y la concertación entre los hombres de buena voluntad. Sus armas son la razón y sus propuestas son oídas y puestas en marcha por la humanidad.

Francisco predica en sandalias pero con las botas puestas al momento de tomar decisiones. Parangonando al Papa de la novela “Las sandalias del pescador” de Morris West, Francisco se asemeja, en algunos pasajes, al Papa ficticio Cirilo, quien en sandalias evitó un enfrentamiento armado entre los pueblos.

El actual pontífice, tras la renuncia de Benedicto XVI, de nombre Jorge Mario Bergoglio, fue elegido el 13 de marzo de 2013 en la quinta votación efectuada durante el segundo día de cónclave. Manifestó su voluntad de ser conocido como “Francisco” en honor al santo de Asís. Bergoglio es el primer papa jesuita y el primero proveniente del hemisferio sur. Es el primer pontífice originario de América, de la nación argentina. Conocido por su humildad y su adhesión a la opción preferencial por los pobres.

En “Las sandalias del pescador”, el autor del libro –West- dice que Roma es una ciudad más antigua que la Iglesia Católica. Todo lo que pueda suceder ha sucedido allí y, sin duda, sucederá otra vez. En su texto narra que todo ocurre en una época de ficción, y en el cual no se pretendió hacer referencia a persona viviente alguna.

En ese marco, en plena guerra fría, Cirilo Lakota, de origen eslavo, es elegido Papa tras haber sufrido diecisiete años de prisión. Su antiguo verdugo es ahora el primer ministro de la Unión Soviética; se enfrentarán así el poder material y el poder espiritual. La posibilidad de una terrible hambruna se cierne sobre el pueblo ruso, y con ella el peligro de invasión de los países vecinos y, quizás, un enfrentamiento armado con las potencias occidentales.

La gran novela sobre el Vaticano, que anticipó en más de una década la asunción de un Papa eslavo, sigue mencionando que el Papa ha muerto. El mundo vive una época turbulenta: La amenaza de una guerra total se cierne sobre la humanidad. Para sorpresa de todos -cincuenta años atrás no se concebía que un pontífice no fuera italiano- un cardenal de origen eslavo es elegido para sucederle, un hombre que ha sufrido en su propia piel la crueldad del régimen que gobierna su país.

El nuevo Papa es un hombre enérgico, cálido y cercano, y anhela renovar la Iglesia. Mientras tanto, al convulso clima político se le añade la posibilidad de una hambruna mundial. El Papa tendría un papel crucial a la hora de evitar un enfrentamiento armado de consecuencias imprevisibles.

El papa Francisco en nuestro tiempo real se ha caracterizado por ser un hombre combativo y sobre esta verdad quedan sus frases famosas expresadas en discursos de sus giras por el mundo, de las cuales extraemos las siguientes, como ejemplos de lo que afirmamos:

En sitio web del Vaticano leemos que Francisco estaba hablando fuera del guion cuando dijo -pero lo afirmó y causó polémica- que los campos de refugiados eran como “campos de concentración, mientras que los acuerdos internacionales parecen ser más importantes que los derechos humanos”.

En otra, cuando México celebraba el bicentenario de la consumación de la independencia de España. Una carta enviada por el pontífice para la ocasión, desataba el debate. En ella, su Santidad pedía perdón a México por los pecados cometidos por la conquista española: “Tanto mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”.

Y también sentenció: Eres un cristiano que lleva una doble vida o te dedicas a explotar a otras personas o tienes un negocio “sucio”; no deberías identificarte como “creyente”. “Tantos católicos son así. Y escandalizan”, manifestó. “Cuántas veces hemos oído, todos nosotros, en el barrio y en otras partes: ‘pero, para ser católico como aquel, es mejor ser ateo’…”.

Una frase famosa por las reacciones desatadas fue: “Les pido que garanticen que la riqueza sirva a la humanidad y no que la gobierne.” Amén, acota quien suscribe.

En el evangelio universal del ficticio texto “Las sandalias del pescador”, se cita que los zapateros acudieron a tomar medidas para sus zapatos; los sastres, para coser sus sotanas blancas y su cruz pectoral y los heraldos les presentaban dibujos para su escudo de armas. Cada uno de ellos para servir a la humanidad y no para gobernarla.

Esa es la diferencia entre el papa Francisco y muchos de quienes le antecedieron. Ese es el Papa actual. Un hombre en sandalias, como el Papa ficticio Cirilo, de “Las sandalias del pescador”, pero con la diferencia, insistimos, que Francisco es real y está presente entre nosotros.

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