Néstor Rivero Pérez

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El 26 de noviembre de 1820, luego de un proceso de negociaciones entre los comisionados de ambos bandos, patriotas y realistas, el jefe expedicionario Pablo Morillo y el Libertador Simón Bolívar, ratificaron con su rúbrica los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra. Dicha pieza jurídica constituye monumento sobre el cual descansa la moderna doctrina de los derechos humanos y el derecho humanitario de guerra, al consagrar que a ningún rendido se le podía alancear ni quitar la vida, como era usual en la magna contienda.

 

Rebelión de Riego

El profundo cambio político operado a partir de enero de 1820 en España con el alzamiento de las tropas acantonadas en el puerto Cabezas de San Juan, cercana a Cádiz, y que fuese acaudillado por el coronel liberal Rafael del Riego, tuvo grande impacto en la América que combatía por su Independencia contra la Corona. Y al obligar el movimiento triunfante de Riego a que Fernando VII jurase la Constitución de Cádiz y se sujetase al orden legal liberal, determinó asimismo la suspensión de la expedición que debía zarpar para la América en esas primeras semanas de dicho año. Así, la detención de esta nueva empresa de reconquista significó según lo diría Bolívar apenas enterarse “un golpe de suerte de la fortuna”.

“A negociar la paz”

De este modo, lograda una considerable estabilidad de las nuevas instituciones y autoridades en la Península, el monarca y sus autoridades para los asuntos de la guerra y las colonias, ordenaron a Pablo Morillo, a mediados de 1820, que entablase conversaciones con los patriotas o insurgentes para acordar la paz. La manutención de un ejército numeroso, y el sostenimiento de las operaciones en ultramar, resultaba excesivamente oneroso para la Corona, y ello sería la primera motivación para buscar poner fin a una guerra sin perspectivas como se percibían desde España los acontecimientos de Tierra Firme.

Acatamiento

El propio Morillo debió contener su orgullo de conquistador cuando se entera de las nuevas instrucciones. “Están locos, no saben lo que mandan, así perderemos lo que aún poseemos” habría dicho. Sin embargo, soldado disciplinado comienza a buscar contacto con los campamentos patriotas, de donde se le remite al cuartel general del Libertador. Así, ambos se acercan hacia Trujillo, donde los días 25 y 26 se reunirán los emisarios y el mismo 26 ambos generales se darán el abrazo definitivo que consagra los acuerdos.

Tratado

Como puntos relevantes del Tratado de Regularización destaca que establece el Artículo 1 “La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los pueblos civilizados”, raíz del derecho humanitario que desde entonces ha inspirado convenciones internacionales en materia de conflictos, ha sido desarrollado. Otro aparte del Tratado consagra una reivindicación que aún hoy admira “los militares o dependientes de un ejército que se aprehendan heridos o enfermos en los hospitales, o fuera de ellos, no serán prisioneros de guerra, y tendrán libertad para restituirse a las banderas a que pertenezcan luego de que se hayan restablecido”. El Tratado de Regularización de la Guerra y el Armisticio de seis meses, que se aprobó igualmente un día como hoy, constituyen piezas memorables.

Sinóptico

1979

Conny Méndez

Este día falleció en Caracas la compositora, caricaturista y escritora Juana María de la Concepción Méndez Guzmán, mejor conocida como Conny Méndez, autora de algunas de las más célebres piezas de la canta criolla, entre las que destacan Venezuela habla cantando, Yo soy venezolana, La negrita Marisol, y Chucho y Ceferina. Al lado de Cecilia Pimentel Agostini, Carmen Clemente Travieso, Josefina Juliac y Margot de Briceño, Conny Méndez se colocó en los primeros puestos de las actividades en que incursionó, con una actitud de irreverencia y finamente contestataria, animando el acceso de la mujer a tiempos distintos. En una época en que Vicente Emilio Sojo, Lorenzo Herrera, Ignacio Indio Figueredo y Luis Mariano Rivera o Chucho Corrales, mostraban la sorprendente riqueza rítmica de distintas regiones y épocas de Venezuela, Conny Méndez se abocó con el cuatro, guitarra o piano, a componer e interpretar piezas que mostraban a propios y extraños las bellezas del paisaje campestre del centro del país. En 1955 publicó su libro Memorias de una loca, un rotundo éxito editorial. Dicha obra era una recopilación de las ocurrencias más originales y con carga de diversión que hasta entonces habían rodeado su vida. Fue autora de crónicas que llegó a publicar en periódicos como El Nuevo Diario y revistas como Élite y Nosotras. En 2007 se reunieron en un texto, bajo el título La chispa de Conny Méndez, muchos escritos y un álbum suyo de caricaturas. Para numerosos venezolanos el nombre de la compositora Conny Méndez se hizo familiar por los folletos que publicó sobre temas esotéricos y entre ellos se recuerdan títulos como Metafísica al alcance de todos, El librito azul, El maravilloso número 7, y Metafísica 4 en 1.

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