Néstor Rivero Pérez

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El 15 de octubre de 1585 se estableció el Calendario Gregoriano, que rige actualmente en la mayoría de los países y de acuerdo al cual el año contiene 365 días más una fracción de 5 horas.

Gregorio XIII

En la historia de la Iglesia hubo pontífices como León XIII y Juan XXIII que ejercieron su poder para implantar reformas que si bien no rozaron en ninguna medida el orden político y los intereses de las clases encumbradas en Europa, sí encontraron resistencia en sectores tradicionalistas, dentro y fuera del clero. Entre sus cambios estaba la obligación de los obispos de residir en sus sedes, ampliar la creación de colegios y seminarios con altos cánones de moral, así como una audaz gestión de misioneros en otros países.

Torre de los Vientos

A objeto de fundamentar la reforma del calendario, Gregorio XIII hizo levantar entre 1578 y 1580 una construcción que hoy se conoce como el Observatorio del Vaticano. La Torre de los Vientos, como se le conoció inicialmente -y, luego del fallecimiento del pontífice “Torre Gregoriana”- evidenciaba el interés de dicho Papa en cuanto a la astronomía. Las observaciones se adelantaban en dicho edificio con un “reloj de sol”, con resultados muy precisos.

El año juliano

En el año 46, antes de Cristo, el emperador Julio César, perspicaz, con sentido muy práctico y con fundamento en la ciencia de su tiempo, dispuso el denominado Calendario Juliano, el cual expresaba el régimen de medición del año solar creado en el Egipto de los antiguos faraones, primer calendario solar conocido y según el cual el año era de 365 días y ¼. Se trataba de un instrumento de medición bastante cercano a la traslación de la Tierra alrededor del Sol; sin embargo, las pequeñas variaciones entre el calendario formal y la traslación al paso de cada año, se iban acumulando, y ello hacía indispensable ajustes para la mejor correspondencia entre el tiempo en el papel y el tiempo sideral.

Calendario gregoriano

Así, lo que perpetuó el nombre de este Pontífice en la historia, más allá de sus otras reformas, fue el establecimiento de un nuevo calendario que, a tenor de los datos que arrojaba la nueva astronomía, permitía computar con mayor exactitud el año solar, los meses y sus días, salvando algunas lagunas del hasta entonces vigente calendario juliano. El calendario gregoriano se acerca más que el juliano, al tiempo de traslación de la Tierra alrededor del Sol, estando compuesto “por 12 meses de 31, 30 o 28 días; lo que da como resultado un año de 365 días. Cada cuatro años se suma un día adicional al mes de febrero para tener un año de 366 días (…). Es cuando decimos que es un año bisiesto” (https://www.significados.com).

Clavius y Galileo

El principal motivo de la Iglesia para reformar el calendario era el de asegurar la exactitud, a partir del Día de Pascua de cada una de las diferentes celebraciones religiosas a lo largo del año, reduciendo toda diferencia de lapsos respecto a la cuaresma y otras efemérides que deben tributarse en la misma fecha a lo largo del orbe creyente. Para el nuevo calendario se nombró una comisión entre cuyos integrantes destacaron el jesuita Christophorus Clavius y el joven Galileo Galilei. Si bien Clavius, de avanzada edad por la época, era un acérrimo ptolemaica y por ende anticopernicano, no podía desconocer en su totalidad las observaciones que Galileo realizaba mediante su novel invento, el telescopio. Así, los informes que fundamentaron el nuevo calendario poseían gran solidez, de allí la permanencia hasta hoy del calendario gregoriano.

Sinóptico

2002

Hipatia, víctima del fanatismo

Este día la Unesco inauguró, en Egipto, la nueva sede de la Biblioteca de Alejandría, construida con patrocinio financiero de países árabes y de la Unión Europea, como homenaje al célebre establecimiento de textos escritos que por setecientos años fue considerado el más grande del mundo en su género. Entre los usuarios y las usuarias más célebres de la Biblioteca de Alejandría se encontraba Hipatia, la primera mujer científica e inventora de que se tenga noticia y quien vivió en un tiempo en que el patriarcalismo avasallaba las relaciones sociales y del hogar. Al tiempo que adelantaba sus investigaciones y construía artefactos, Hipatia de Alejandría -también conocida como Ágora- incursionó con excepcional talento en matemáticas, filosofía y el arte de la tertulia, haciéndose quizá sin percatarse de la querella inter-religiosa de enemigos como el obispo Cirilo de Alejandría, quien instigando a la multitud contra ella, al acusarla de paganismo, provocó que fanáticos cristianos la lapidasen al acusarla de “bruja”. En todo caso, respecto a la Biblioteca de Alejandría entre cuyos visitantes también destacaron Eratóstenes, Aristarco y Euclides, quienes acudieron a sus instalaciones en procura de información significativa en materia de geografía, astronomía y matemáticas, cabe resaltar que en el momento de su máximo esplendor este repositorio del conocimiento acumuló más de 900 mil manuscritos.

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