Néstor Rivero

El 16 de abril de 1889 nació en Londres (Reino Unido) Charles Spencer Chaplin, uno de los más célebres exponentes del séptimo arte; actor, humorista, escritor y acróbata, y quien simboliza el humorismo como forma de vida.

Al paso del cine

En un tiempo en que la industria del cine organizaba sus reglas, Chaplin logró instalar su creatividad y hacerse de un caudal de seguidores tan denso, que su renombre alcanzó linderos de lo mitológico.

En numerosas oportunidades se le vio grabar escenas ciertamente peligrosas, como patinar de espaldas al borde de un balcón sin barandas, o colgar de lo alto de la escalera confiado en su solo equilibrio. Ciertamente sus destrezas físicas le ayudaron a dar forma acogedora a sus personajes.

Charlot

Así como Mozart nació para la música y Picasso para dedicar su vida a la paleta, Chaplin vino al mundo para hacer humor con sentido de crítica social. Y eso es “Charlot”, genial creación de la pantalla, especie de vagabundo urbano que provoca a veces conmiseración del espectador, otras risas, o admiración por sus riesgosas piruetas, y que en sus filmes aparece como Quijote desarmado, que obsequia flores a la bella viandante que padece hambre en las calles de Nueva York; o escudando imberbes perseguidos por un policía que hace por someterles en un retén.

Tiempos modernos

Quizá la película de mayor mensaje político de Charles Chaplin es Tiempos modernos, donde refleja la amarga situación por la que atravesaba la clase trabajadora estadounidense en los años ’30 del siglo XX. Se trata del obrero de una empresa metalúrgica que elabora productos en serie.

En el curso de la jornada el obrero “sufre un ataque de ansiedad debido a la presión psicológica que supone este tipo de empleo”, pues él no está habituado a la mecanicidad que le hace repetir una y otra vez los mismos movimientos para asegurar que la máquina opere con regularidad. Se trata en síntesis de “la relación que existía entre el hombre y la máquina, en un tiempo en que era la máquina quien dictaba la velocidad de producción al hombre” (https://chaplinyclio.wordpress.com). Chaplin expone en el filme, un asunto al que Marx caracterizó en El capital, como “alienación”.

La caza de brujas

Tras la muerte de Franklin Delano Roosevelt en 1945, la política interna y exterior de Estados Unidos da un brusco giro a posturas de derecha que se manifiestan en la creación de la CIA en 1947-48 y la apertura de juicios inquisitoriales de corte político bajo la bandera de un supuesto “peligro comunista”. Y de esta manía de infiltración de “los rojos” no escapó Hollywood, que ve iniciar el ciclo de citaciones y comparecencias contra reconocidas luminarias.

También contra Chaplin, a quien se le señaló de insertar en sus producciones, escenas que fomentan “el comunismo”, como aquella donde Charlot aparece por casualidad en una esquina neoyorquina, cruzándose con una marcha obrera y debe correr teniendo delante de él una bandera de los huelguistas.

Los nuevos cinéfilos

Ante la insoportable persecución del Comité de Actividades Antiamericanas (Comisión Mac Carthy), y agresiones verbales sufridas a partir de 1947, Chaplin resuelve emigrar con su familia.

Se establecerá en 1953 en Suiza hasta el final de sus días. Y cabe significar que las recientes generaciones de cinéfilos que no le conocieron, cuando logran apreciar en algún cineclub u homenaje de alguna televisora, las escenas del cine mudo que Chaplin legó, sus sorprendentes maromas y la burla que en El gran dictador hizo de Adolfo Hitler, no dejan de maravillarse, dando prosecución a las cohortes de admiradores que en vida disfrutaron de su arte.

Sus amigos

En un categórico contrasímil del Hitler, Chaplin hace decir a su personaje, en El gran dictador: “Queremos vivir con la felicidad del otro, no con su angustia”. No es de sorprender por lo tanto, que entre sus amistades se contasen Mahatma Gandhi, Albert Einstein y Pablo Picasso.

Sinópticos

Día Internacional contra la Esclavitud Infantil

Desde 1997 cada 16 de abril se conmemora el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, para honrar la memoria del niño paquistaní Iqbal Masih, asesinado a balazos el 16 de abril de 1995. Iqbal empezó a trabajar, teniendo apenas cuatro años de edad, y sería asesinado en 1995, cuando solo tenía 12 años, por haber alzado su voz contra la explotación de los más débiles. Distintos movimientos a lo largo del mundo difunden la consigna “No son niños trabajadores, son niños esclavos”.

1887

José Martí, cónsul

Radicado por ese tiempo en Nueva York, recibió el nombramiento del gobierno de Uruguay. En este país se le conocía por remitir artículos y crónicas con sabios consejos y previsores ideales para la vida y el progreso de los países hispanoamericanos, a La Nación, de Buenos Aires; El Partido Liberal, de México; La República, de Honduras y La Opinión Pública, de Montevideo. Martí acepta el nombramiento de cónsul de Uruguay en Nueva York, que le permitirá, años después, asistir como delegado de ese país a las sesiones de la Comisión

Monetaria Internacional Americana, en Washington.

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