Eugenia Russian

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En un mundo dominado por la violencia y falta de cuidado con la vida y los medios de vida, llega este tiempo de Adviento, y se perciben los esfuerzos de las comunidades de buena voluntad y pueblos de Nuestra América por revertir la ola de violencia y exclusión que promueven los grandes poderes opresores del mundo.

El 25 de noviembre de 1960, en República Dominicana, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron asesinadas a palos por la policía secreta del dictador Rafael Leónidas Trujillo. En 1981, en el «Primer encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe” realizado en Bogotá, las asistentes declararon ese día, 25 de noviembre, en homenaje a las hermanas Mirabal como el Día de la NO VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.

En 1999 la Organización de las Naciones Unidas declaró todos los 25 de noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

En Venezuela la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres para una Vida Libre de Violencia es reconocida en Nuestra América como pionera en relación a la eliminación de la violencia contra la mujer.

Se requiere una toma de conciencia social amplia desde las visiones económicas y sociales para generar una sociedad inclusiva, con afecto y acogida para los otros. Y rechazar la actitud de lo que desde la teología feminista de la liberación se plantea como la generación violenta de sociedades abortivas, que desechan a los sectores más débiles.

En este tiempo donde comenzamos el adviento de preparación para la Navidad es urgente lograr desde la visión solidaria humana el asumir una actitud social acorde con la dimensión de acogida maternal con los migrantes, empobrecidas y empobrecidos, para prevenir toda forma de violencia contra la mujer y así construir un mundo de justicia e igualdad.

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