Amaranta: Para impulsar el canto popular es necesario arrancar de cero

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La compositora dijo que hay que deslastrarse «de los poderes masivos ya establecidos, porque ya esos tienen su propia estética, su propuesta clara». Foto Cortesías / VEA

VEA / Yonaski Moreno

Amaranta no para de crear, de cantar y componer. Amaranta continúa haciendo su canción y extendiendo su creación mucho más allá de la poesía, la melodía y de una estructura armónica, porque la inspiración en el mundo de la canción latinoamericana, la canción de raíz venezolana, comprometida, invita a explorar más allá y conocer todas las disciplinas posibles. “Amaranta sigue cantando, Amaranta canta”.

La afirmación fue hecha por la cantora Amaranta Pérez en una visita realizada a Diario VEA, en la que compartió desde anécdotas de su niñez –cuando dio sus primeros pasos hacia la música–, su formación y proyectos, hasta reflexiones sobre la importancia de brindar impulso al canto colectivo.

Arrancar de cero

Para Amaranta, “quienes tienen el poder de tomar decisiones sobre la movida integradora de la canción, tienen mayor fe, para mí, en la movida masiva”. La cantora considera que ese poder globalizador del arte industrializado que hoy por hoy tiene la “fuerza masiva”, comenzó “hace muchísimos años un trabajo arduo para juntar esos ‘gustos y solicitudes’ –dijo, formando comillas con sus dedos– al arte”. Destacó que gracias a ello, esas industrias culturales han alcanzado un gran poder.

En tal sentido, aseguró que si “algo hace falta en nuestras propias plataformas culturales es aprender a hacer eso también, arrancar de cero y deslastrarnos de los poderes masivos ya establecidos, porque ya esos tienen su propia estética, ya tienen su propuesta clara, ya tienen una ideología planteada”.

Expuso que ya existen intenciones e ideas formidables para que eso se lleve a cabo desde la fuerza creadora del pueblo, pero hace falta “autoestima por parte de quienes tienen la posibilidad de brindar el apoyo necesario para que ese emprendimiento tenga la suficiente fuerza”.

Indicó que también existe una cantidad extraordinaria de gente que espera el trabajo de este sector, asegurando que si la denominada canción comprometida no alcanza el éxito de las producciones mercantilizadas, “no es por falta de aceptación de un público, sino por la posibilidad de llegar a ellos”.

Hace falta voluntad

Durante su visita a este medio, Amaranta también expuso que juntar el canto colectivo es muy sencillo y para que se logre solo hace falta voluntad. Aseguró que la voluntad de los creadores y creadoras está 100 % garantizada y solo hace falta el llamado de “quienes tienen la posibilidad de apoyar estas movidas”.

Indicó que desde el punto de vista económico, quienes defienden el canto como herramienta integradora de lo cultural, han pecado de “modestos”. Precisó que todos tocando en un mismo concierto, pidiendo solo lo que consideran necesario para vivir sin ostentosidad no está “ni 10 % por encima de lo que las plataformas masivas solicitan y se les da, por lo tanto estoy convencida de que es voluntad, voluntad de quienes tienen la posibilidad de apoyar estas movidas”.

Añadió que “el lugar no es la preocupación, porque el artista popular donde está no deja de serlo, el artista en general no deja de ser artista. Lo que hace falta es el recurso”.

De acuerdo a la cantora venezolana, cuando existe el recurso el artista puede lograr que el lugar y la gente se compenetren. Impulsar estos proyectos es de gran importancia, consideró Amaranta. Explicó que cuando se hace un trabajo precarizado, con falta de recursos, “aunque esté tratando del amor, de la belleza, de la solidaridad, de todos los valores que quisiéramos sembrar para una mejor humanidad, no tiene tanta fuerza como otra a la que se le invierte millones y que la industria que lo sustenta tiene bien claro cuánto invertir en ello”.

Agregó que cada vez que ese trabajo sale con mal sonido, sin escenografía, sin ningún cariño “se abandona la posible calidad de un fruto artístico que tiene todo el potencial de ser maravilloso. Cuando eso no se asume, no se aborda, no se comprende, entonces eso va, en consecuencia, a dejar de proyectar también lo ideológico”.

¿Quién es Amaranta?

Nació en el estado Miranda, pero fue criada en Caracas. Su vena artística es eminentemente familiar, pues su madre y su padre se encontraron en el mundo de la música y del canto, por lo que desde muy pequeña tuvo la oportunidad de conocer una música muy diversa, relató.

Tenía entre seis (6) y siete (7) años de edad cuando tomó la decisión de que dedicaría su vida a la música. “Tengo un recuerdo de chiquita. Iba agarrada del asiento, desde atrás, escuchando música mientras rodábamos en el carro de mi papá y recuerdo que imitaba los instrumentos de manera enfermiza. Él escuchaba música instrumental y a mí me encantaba. Hubo una oportunidad en la que él me dijo: ‘Por favor, déjame escuchar’ y en ese momento yo dije: ‘Ay, vale, esto como que es lo mío, no voy a dejar de cantar nunca’, y seguí cantando”, rememoró Amaranta.

También resaltó que formó parte del Orfeón Universitario, donde se mantuvo por aproximadamente 11 años; “después conocí a un mundo musical muy amplio, muy profundo, y un repertorio latinoamericano muy variado y de mucho contenido. Esa fue la parte que sumó a mi pasión por la canción, una atención más sensible a qué se decía en la poesía, que autores desarrollaban un repertorio más coherente con la existencia humana, con la vida, con la lucha por una sociedad amorosa de mayor sensibilidad”.

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