Néstor Rivero Pérez

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El 26 de septiembre de 2014 en horas de la madrugada, en momentos en que se trasladaban hacia Ciudad de México, 43 cursantes de la Escuela Normal Rural “Ramón Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Estado de Guerrero (México), fueron capturados y objeto de desaparición forzosa. Hoy las investigaciones siguen sin dar con el paradero de los normalistas, aunque bien han arrojado indicios que apuntan a policías municipales de Guerrero, efectivos del Ejército mexicano y carteles de la droga.

Una normal rural

Esta escuela de maestros rurales, abierta en 1926, se integraba al proyecto modernizador azteca diseñado por el escritor José de Vasconcelos, quien ejerciendo como ministro de Educación durante la administración del general Álvaro Obregón, concibió la inserción de las comunidades campesinas mexicanas al ciclo de modernización posibilitado por la Revolución comenzada en 1910.

Para tal cometido resultaba indispensable una política de formación de normalistas que adelantasen los planes de alfabetización, capacitación y tecnificación del entorno productivo y artesanal de la familia rural.

El epónimo del centro educativo se adoptó en 1971, tras el fallecimiento de su segundo director, Ramón Isidro Burgos, quien ejerciera como su segundo director y cuyo tesón permitió en 1935 dotar a la institución de un amplio terreno, donde se construyó la actual edificación.

Lucio Cabañas

En todo caso, el contenido social y de inclusión del modelo de enseñanza normalista de Ayotzinapa, contribuyó a perfilar el compromiso reivindicador de numerosos estudiantes que dieron significado a la labor a que debían abocarse una vez graduados. Uno de los egresados y quien luego habría de desempeñarse como profesor de la Normal, Lucio Cabañas, se convertiría en los años ‘60, en fundador del Partido de los Pobres, con la idea de aplicar justicia revolucionaria al modo de Emiliano Zapata, emulando a su vez al médico y guerrillero Ernesto “Che” Guevara.

Así, en respuesta a una masacre ocurrida en mayo de 1967, y cuya autoría se imputó a un cacique local de la región de Guerrero, Cabañas resolvió hacerse justicia, denunciando los asesinatos del gobierno que presidía Luis Echeverría en contra de estudiantes, obreros y opositores al continuismo del PRI.

Ayotzinapa 2014

Signo distintivo de la Escuela Manuel Isidro Burgos, ha sido el sostenido acompañamiento de sus egresados a las familias rurales, lo cual era signo manifiesto de aquel grupo de 43 estudiantes normalistas que de la medianoche del 26 para la madrugada del 27 de septiembre de 2014, se vieron interceptados en su viaje a Ciudad de México, por parte de individuos fuertemente armados, quienes les secuestrarían sin que hasta hoy se conozca el destino de los 43.

Hoy

Al respecto, el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha declarado “No es un asunto sencillo; es una red de complicidades y componendas; nada más que hemos tomado la decisión y por convicción, porque no somos iguales a los de antes, de llegar hasta el fondo, hacer justicia y encontrar a los jóvenes” (https://www.proceso.com.mx).

Y ciertamente las palabras del Presidente deben medirse con las de Alejandro Gertz, actual fiscal general de la nación azteca. El Fiscal, en alusión a Enrique Peña Nieto -mandatario de México al momento de los hechos y quien optó por “lavarse las manos”-, opinó que con la actitud del exgobernante “Se había acabado la verdad histórica”; vale decir, habrían desaparecido de la historia los 43 estudiantes, y ya no habría nada qué hacer por ellos ni por la justicia. Gertz a su vez anunció que en relación al caso, su organismo “solicitó a un juez la captura de 46 exfuncionarios, incluido el jefe de la investigación de la PGR, Tomás Zerón” (https://www.bbc.com).

Sinóptico

1825

Epístolas de Bolívar

Este día el Libertador Simón Bolívar dirigió cinco epístolas a sendos destinatarios radicados cada uno en sitios distintos. En dicha correspondencia el Padre de la Patria deja constancia de su maestría como redactor, y en la transmisión de ideas elevadas, haciendo uso del símil y la metáfora como pocos cultores del género a lo largo de la historia de Hispanoamérica.

En el caso de Simón Bolívar, la misiva le permitía vaciar concepciones, entereza moral y grado de erudición. Habiendo alcanzado en medio de las batallas y creación de repúblicas su esplendor como redactor de cartas, Bolívar encarnó al militar que continuamente indaga en biblioteca, pule su vocabulario y contrasta con opiniones distintas ideas, leyendo continuamente nuevos libros.

En Mi Delirio sobre el Chimborazo, Bolívar cabalga entre la prosa poética neoclásica y la carta de exaltación que el genio dirige a la posteridad para que se sobrecoja ante la majestad de una cima inexpugnable, y de un trazo muestra la gélida cima donde el Arcano le enseña las edades y el aliento desfallece, para tropezarse con “las sienes excelsas del dominador de los Andes”.

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