Condenan a 16 años y 8 meses de prisión a participante en la Masacre de Yumare

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Durante la gestión del presidente Jaime Lusinchi, y bajo las órdenes del comisario Henry López Sisco, fueron asesinadas nueve personas en el estado Yaracuy. Foto Internet.

VEA / Carlos A. Batatin

El 8 de mayo de 1986, nueve (9) dirigentes sociales y militantes de izquierda fueron capturados y posteriormente, exterminados por un comando del Ejército y la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), bajo las órdenes del entonces comisario Henry López Sisco. A 38 años de la Masacre de Yumare,  Celestino Rojas, fue condenado  a cumplir la pena de 16 años y 8 meses de prisión por su participación en el exterminio de esas personas.

Los detalles de la decisión judicial fue dada a conocer por el titular de ese despacho, Tarek William Saab, quien precisó a través de su red social  que la masacre fue ejecutada en el estado Yaracuy, en el sector Barlovento, caserío La Vaca del actual municipio Manuel Monge.

“Allí  fueron asesinados vilmente por orden del Gobierno de Jaime Lusinchi, nueve (9) activistas revolucionarios. En tal sentido sigue en juicio el sujeto Berman Vega, mientras le hemos solicitado orden de aprehensión a tres (3) personas más”, precisó.

Especificó a través de su cuenta digital @TarekWilliamSaab, que la condena contra Rojas fue a solicitud del Ministerio Público (MP).  También detalló que en los años 80, “Dilia Rojas, Nelson Castellanos, Ronald Morao, José Silva, Simón Romero, Luis Guzmán, Rafael Quevedo, Alfredo Castillo y Pedro Jiménez, se convirtieron mártires de la Masacre  de Yumare”.

Relató el fiscal general de la República  que las victimas “pertenecían a una corriente política de izquierda nacionalista que defendía los pensamientos de Simón Bolívar, como revolucionarios realizaban encuentros con el fin de reunir a más personas que tuvieran sus mismos ideales, y se denominaron  Corriente Histórica Social”.

“Para la época funcionarios de la antigua DISIP se infiltraron en esta corriente política a los fines de ganarse la confianza de los partidistas y poder destruir el movimiento: es por ello que en una de estas concentraciones, se presentó un grupo policial armado (disfrazados de guerrilleros) y abrieron fuego en contra los revolucionarios antes mencionados”, narró Tarek William Saab.

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