VEA / Carlos A. Batatin

Un tramo de oeste a este, muy importante de Sabana Grande, no forma parte del popular bulevar pero está muy cerca. Se trata de la cuadra ubicada entre la avenida Las Delicias, donde se encuentran una de las sedes del Banco Fondo Común, BFC, hasta la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). Caminar por ahí no es tarea fácil: de cerca o desde lejos reina el caos.

El imponente bulevar se remonta a épocas coloniales. En un principio recibió el nombre de «La Calle Real de Sabana Grande» y comunicaba el centro de la capital con los hatos y haciendas del este, llegando hasta Petare. Con la construcción del Metro (1983) el lugar que durante siglos funcionó como sistema vial y por donde transitaron caballos, carretas y carros, fue peatonalizado. Actualmente no se parece en nada a su pasado y allí tampoco se cumple con el articulado de la Ordenanza de Convivencia Ciudadana, Civismo y Justicia de Paz Comunal aprobada el jueves 25 de mayo de 2023, la cual está próxima a cumplir su primer año.

Un equipo reporteril de Diario VEA realizó dos (2) recorridos por el tramo señalado. El segundo de ellos, el miércoles 24 de abril. Nos dio la bienvenida un hueco repleto de agua, en plena acera peatonal. Junto con él, 12 toldos con sus respectivas mesas y sillas, tres (3) carros pegaditos donde venden hamburguesas y perros calientes, motos obstaculizando un significativo espacio y unos cuantos vendedores ambulantes que entorpecen el paso.

Esa experiencia la viven los transeúntes y usuarios del Metro de Caracas que diariamente suelen utilizar esa ruta. La acera mide unos ocho (8) metros de ancho aproximadamente. No obstante, entre los integrantes de la economía popular, manteleros, vendedores de golosinas, cigarros y cafecito a 10 bolívares, han invadido el área  impidiendo el cómodo tránsito de quienes a diario la usan.

Esta situación va en contra de lo que señala la Ordenanza de Convivencia Ciudadana, Civismo y Justicia de Paz Comunal, en su artículo 19, donde hace referencia a Actos que Obstaculicen el Libre Tránsito Vehicular y Peatonal. Ahí especifica que son varias las irregularidades que «se consideran conductas que obstaculizan el libre tránsito peatonal y vehicular cuando no cumplan los requisitos establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela». Una de ellas, justamente, «aquellas realizadas de manera intencional mediante el uso o disposición de objetos muebles, así como cualquier estructura en las vías de circulación vehicular o peatonal».

Desde lejos se apreciaban vendedores informales dispuestos a lo largo de este eje peatonal. Más cerca, la situación se complica. Solo han dejado como dos (2) metros para que sus compradores potenciales se movilicen o aquellos que tengan como destino la Torre Lincoln o acudir al Banco Bicentenario, ubicado en la otra esquina considerada zona de seguridad, por estar el Sebin al frente.

Curiosamente, los carros dedicados a la venta de comida chatarra ofrecen el mismo tipo de comida, no hay competencia de precios ni de ofertas. Los expendedores, aunque utilizan guantes por cuestión de higiene, meten sus manos en los lugares menos imaginados. Toman el dinero del comensal y antes de entregar el vuelto lo cuentan dos veces y gritan ¿quién sigue? Seguidamente, de forma muy cordial, atienden al próximo que expresa “la mía me la comeré aquí  y esas dos para llevar”.

No hay duda de que gozan de buena clientela. Muchas personas piden para llevar hasta cuatro (4) hamburguesas “y me regala un poquito de salsa porque las comeremos en la oficina”.

Muy cerquita de los perrocalenteros se pueden adquirir los tequeños gigantes. La persona que despacha siempre está sonriente e invitando a que prueben su producto. El caldero evidencia a leguas  que el  aceite utilizado no es muy reciente y aun así las personas lo compran para resolver el almuerzo.

Frente a la entidad bancaria también se aprecia a un caballero cocinando churros en plena vía pública, mientras que una señora que lo acompaña vende golosinas y bolsitas de tostones a 25 bolívares.  Ambos colocaron en sus puestos de trabajo una hojita placa con letrero para promocionar “llamadas, avance y recargas”.

A unos dos (2) o tres (3) metros de allí hay un quiosco debidamente autorizado. Comentó la persona que lo atiende que las ventas para ella son mejores los días lunes. “Con ese gentío de allá para acá muy pocas son  las personas que se detienen a comprar, pero hacemos lo que se puede”.

Frente al hueco a causa de la falta de adoquines hay otro quiosco similar. En uno de sus extremos y bajo el abrigo de un frondoso árbol, usualmente duerme sobre varios cartones una pareja en situación de calle. Mientras descansan y se protegen del inclemente sol otras cinco (5), en iguales condiciones, deambulan de esquina a esquina para tratar de conseguir algo que comer. Una de ellas mientras camina mira fijamente hacia el  piso para no dejar pasar por alto alguna colilla de cigarrillo.

Antes del recorrido

Dos (2) días antes del segundo recorrido este equipo reporteril estuvo en el lugar aproximadamente a las 11:30 de la mañana. Por ser día de parada de los vendedores informales la zona estaba despejada, a excepción de quienes expenden café, cigarros y caramelos. Prácticamente a la mitad del trayecto, ante la ausencia de varias docenas de adoquines, se forma una piscina cuando llueve. La esquina frente al banco Bicentenario es utilizada por motorizados para resguardar sus vehículos.

La Ordenanza de Convivencia Ciudadana, Civismo y Justicia de Paz Comunal establece en su artículo 19, numeral cinco (5) que “estacionar vehículos automotores de dos (2) o más ruedas sobre las aceras o vías peatonales” es considerado como una conducta que obstaculiza el libre tránsito.

Ese día, al margen del significativo pozo de agua cerquita de uno de los quioscos, toda el área se veía medianamente limpia. Un poco antes del mediodía se trasladaba una persona en silla de ruedas y con ayuda de algunos de los presentes tiró al piso un plástico negro y fue colocando con cierta delicadeza repuestos usados de computadoras, controles remotos de TV y otros artículos que llamaban la atención de los transeúntes. El sol estaba inclemente pero este vendedor, por conocer bien el lugar, se ubicó justamente debajo de unas ramas  para protegerse del astro rey. Tal vez por curiosidad las personas que venían a paso redoblado acortaban la velocidad para echarle un ojo a la mercancía. “Aprovechen de comprar hoy porque es lunes y me voy temprano», aconsejaba.

3 pensamientos sobre “(I) Un S.O.S. por el bulevar más popular de Caracas (Las Delicias – Las Acacias)

  1. Felicitaciones a este diario, por hacer público las tantas deficiencias que presenta unos de los bulevares más concurridos de la capital, los buhoneros son un problemas , los mismos son sobre explotados ya que trabajan para los comercios que están establecidos en el mismo bulevar, los motorizados circulan por el bulevar y aceras adyacentes, no respetan la recién ordenanza, ocurre muchos accidentes por ir en sentido contrarios, los peatones nos quedamos sin espacio para transitar, deben multar a quien viole la ley, los funcionarios policiales no tienen guaramos para hacer cumplir la ley, o le es indiferentes , ellos mismo circulan por aceras y en sentido contrario, pedimos mano dura para minimizar a anarquía que se vive, a se me olvidaba cada negocio pone un corneta a todo volumen para completar, contaminación soníca a todo dar.

  2. Mientras siga el desorden en la economía, sin inversión industrial que proporcionen empleo formal, seguirá el desorden en las calles de toda las ciudades del país.

  3. El bulevar más popular es el de Sabana grande, el de las Delicias al salir de Caracas nadie lo conoce. en cambio, el de Sabana grande casi en toda Venezuela si lo conocen.

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