Delcy Rodríguez: Su llamado a votar el 3-D y el paseo por un memorándum que lo cuenta todo

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En la Universidad del Zulia la Vicepresidenta aludió al singular documento sobre el Laudo Arbitral de París, dado a conocer después de la muerte de su autor. Foto cortesía @ViceVenezuela

VEA / Ildegar Gil

El memorándum de Severo Mallet-Prevost, uno de los documentos más importantes –y, si se quiere, particularmente curioso-, dentro de la controversia entre la República Bolivariana de Venezuela y la República Cooperativa de Guyana por la pertenencia del territorio de la Guayana Esequiba, fue aludido por la Vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, este martes 29 de noviembre en la Universidad del Zulia, en acto motivado por la celebración del referéndum consultivo previsto a realizarse el venidero domingo 3 de diciembre.

Ante el auditorio, en el que se pudo notar la presencia del zuliano (general en jefe y vicepresidente Sectorial de Obras Públicas y Servicios) Néstor Reverol, así como de figuras regionales vinculadas a la vida económica, cultural, educativa y general de la región, la funcionaria destacó el valor que encierra el conocimiento de aquel oficio conocido luego del deceso de Mallet-Prevost, en 1948, en el que este autor da fe de las irregularidades que signaron el Laudo Arbitral de París, LAP,  a través del cual nuestro país fue despojado de la soberanía que desde 1777 poseyó sobre la zona que alcanza a casi 160 mil kilómetros cuadrados.

La referencia al hombre, de origen estadounidense, surgió cuando argumentaba que dar competencia a la Corte Internacional de Justicia para mediar entre las dos (2) naciones suramericanas “…no tiene asidero alguno por donde lo vea”.

El cirujano, profesión del neoyorkino quien además era socio de un bufete, representó a Venezuela en 1899 durante la trama del denunciado laudo, tratado concebido por Estados Unidos, Inglaterra y la Rusia zarista en el que las dos (2) primeras potencias estuvieron representadas por dos (2) árbitros en tanto que al tercer país le correspondió el rol de juez.

El 7 de noviembre, durante actividad desarrollada en el Complejo Cultural Teresa Carreño, el jefe de Estado, Nicolás Maduro, precisó: “¿Quién iba a pensar que uno de los testigos principales del despojo, del fraude del Laudo, el abogado designado por Estados Unidos, Mallet-Prevost, iba a escribir un Memorándum como expresión de su testimonio de lo que había sido el proceso irregular de robo a Venezuela, de saqueo a Venezuela, del ilegalidad del Laudo?”. Las palabras del Jefe de Estado tuvieron como contexto el Acto de Unión Nacional en Defensa de la Guayana Esequiba.

El testimonio escrito de Mallet-Prevost, citado por la Vicepresidenta venezolana señala en una de sus partes que el LAP despojó a la nación «…de un territorio muy extenso e importante, sobre el cual Gran Bretaña no tenían, en mi opinión, la menor sombra de derecho«.

El laudo, denunció, Delcy Rodríguez, se concibió en apenas cinco (5) días no obstante existir de por medio «¡miles de documentos!» que fueron ignorados por dos (2) razones específicas, como explicó: «Las inmensas riquezas y su ubicación estratégica para llegar a Bogotá, cosa que aún sigue vigente».

¡A votar!

Estamos convocados a votar por Venezuela, exclamó. De forma entusiasta invitó a hacer presencia en los centros electorales el próximo domingo. Lo hizo luego de recordar los intereses trasnacionales -cada vez menos ocultos- detrás de la situación actual. En tal sentido, refrescó que Rex Tillerson, secretario de Estado de Estados Unidos en 2016 fue quien telefoneó al ahora prófugo Julio Borges, ordenándole que no firmara los acuerdos que en República Dominicana se suscribirían entre la oposición y el Gobierno nacional. El anfitrión, este martes 28, Manuel Rosales estuvo entre los integrantes que acató la intromisión gringa protagonizada por Tillerson, ampliamente ligado a la empresa ExxonMobil, operadora y manipuladora de quienes «dirigen» el sistema en Georgetown.

Valoró las coincidencias entre las y los asistentes así como de los aportes ofrecidos durante el evento, asegurando que tomaba nota de los mismos.

Reiteró que son históricos, jurídicos y morales los títulos de Venezuela expuestos a lo largo de cinco (5) siglos. Sobre este aspecto mencionó el Tratado de Tordesillas (1494), dictamen que dividió en dos (2) las apetencias españolas y portuguesas sobre el territorio americano. Indicó que, incluso así, con Bula Papal de por medio, la Guayana Esequiba pertenece a Venezuela.

Fustigó el atrevimiento que tiene el país agresor -así lo calificó- de pretender regresar al siglo XIX con la finalidad de dar órdenes lo cual «…es una vergüenza. Jamás subordinados ni obedientes. Siempre con la verdad incólume», plantó.

Una vez más dejó claro que nuestro país nunca reconoció la jurisdicción obligatoria de la Corte Internacional de Justicia «…porque allí estaba el debate sobre la Guayana Esequiba». Indicó que Guyana tampoco hace tal reconocimiento «…pero al recurrir obvia la ley especialísima que es el Acuerdo de Ginebra«.

Resaltó que es tal vez Zulia, a través de las gaitas, el estado que más ha cantado a la Guayana Esequiba, por lo que -como en otros segmentos- fue reconocida con tronados aplausos.

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