Diálogos Amazónicos en Belem Do Pará: Venezuela hizo sentir la voz de los pueblos indígenas

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La autora es periodista y analista política. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022.

Yoselina Guevara López

@lopez_yoselina

Este domingo 6 de agosto culminaron los Diálogos Amazónicos, en Belem Do Pará, Brasil, en los cuales participaron más de diez mil personas de ocho países amazónicos: Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, Guyana, Surinam y Venezuela.

Los representantes de los distintos movimientos sociales, centros de investigación, organismos gubernamentales, pueblos y comunidades indígenas, afrodescendientes y mestizas, llevaron a cabo diferentes  discusiones que abarcaron  temas que atañen directamente a la Amazonía. Debatiendo en torno al cambio climático, el bienestar de las comunidades indígenas  amazónicas y los proyectos centrados en el desarrollo sostenible e inclusivo en la región. Además de la agroecología, los medios de subsistencia de los trabajadores forestales y la necesidad de combatir la minería ilegal y la deforestación. Los resultados de estas deliberaciones se presentarán como propuestas a los jefes de Estado durante la reunión de la Cumbre de la Amazonía, que se celebrará del 8 al 9 de agosto en Brasil, en el marco de la IV Reunión de los Presidentes de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).

Venezuela: Reivindicación de los derechos indígenas

Durante los Diálogos Amazónicos destacó la intervención de la ministra del Poder Popular para los Pueblos Indígenas de Venezuela, Clara Vidal, quien durante su exposición subrayó las reivindicaciones de los derechos de los pueblos originarios que iniciaron durante el gobierno del Comandante Chávez, los cuales continúan siendo sostenidos por el actual mandatario venezolano, Nicolás Maduro Moros.

 La ministra Vidal hizo una analogía entre los logros alcanzados en Venezuela y las posibilidades de lucha para todos los pueblos indígenas que hacen vida en la Amazonía, el “Gran Shabono”, tal cual como la denominó, tomando como referencia las costumbres indígenas yanomamis.

Uno de estos derechos reivindicados por el gobierno venezolano, es la legitimidad de los pueblos originarios de ser dueños de las tierras que como señaló la ministra Vidal, son territorios “donde han vivido desde tiempos inmemoriales”. De allí que el actual conflicto por la demarcación de los territorios sea una deuda para algunos Estados que conforman el espacio amazónico. Además dicha demarcación de tierras es una de las principales herramientas legales para el establecimiento de una barrera al avance de la deforestación en la Amazonía.

En este aspecto la funcionaria hizo también una exhortación a la “erradicación de la deforestación”. De acuerdo al informe “Amazonía Viva 2022”, de la organización World Wildlife Fund (WWF), el 18 % de los bosques amazónicos se ha perdido por completo y un 17 % está casi totalmente degradado. De allí la urgencia por salvar la Amazonía de la depredación  humana, que de continuar esta devastación afectaría el sustento directo de cerca de 47 millones de personas, pondría en riesgo la seguridad alimentaria y haría imposible detener el aumento de la temperatura del planeta.

Por otra parte la ministra venezolana para los Pueblos Indígenas, Clara Vidal, denunció cómo las medidas coercitivas unilaterales que ha impuesto el gobierno de Estados Unidos a Venezuela, han afectado gravemente la vida de los pueblos indígenas que habitan dentro del país suramericano, así como también en las zonas de las fronteras comunes de la Amazonía.  Vidal destacó que “a pesar de estar el pueblo venezolano y el gobierno del presidente Nicolás Maduro, sometido en los últimos 10 años a más de 900 medidas coercitivas unilaterales de carácter económico-financiero y político, emitidas por el gobierno de Estados Unidos, seguimos trabajando para garantizar las reivindicaciones de los derechos de nuestros pueblos originarios”.

 

Cambiar el modelo para salvar la Amazonía

El hecho de ser la Amazonía un territorio rico en recursos va en línea directa con las causas de su expoliación y destrucción. Sus relucientes riquezas en oro, petróleo, cobre, madera, parecen hoy adoptar los sombríos colores de su ruina, que a la vez es la destrucción de todos. La explotación de los bienes naturales de esa zona del planeta provoca un dramático expolio de sus recursos que afecta objetivamente  a todo el mundo: Por cada cinco vasos de agua que bebemos, uno procede indirectamente de la Amazonía.

De allí la importante aseveración realizada por la ministra Vidal, en cuanto a la “proliferación de un modelo económico global de explotación que está encaminado no a la protección sino a la destrucción de la Amazonía”.  Por esta razón la alternativa puede estar justamente en los pueblos indígenas y el establecimiento de modelos de desarrollo sostenible que puedan proteger la selva y los ríos, pero también apoyar una economía vibrante y niveles de vida más altos para la población amazónica. Donde la ciencia esté al servicio del conocimiento ancestral, complementándose en sinergia el conocimiento científico y las prácticas sociales y culturales de los pueblos indígenas.

 

La Amazonía no implica solo la ecología

Pero la devastación de la Amazonía no se trata solo de un tema ecológico; los dramas sociales generados por la depredación y expoliación afectan a poblaciones indefensas, que en algunos casos son dejadas a merced de la ley del más fuerte. La ministra Vidal hizo referencia a que la Amazonía,  “ese altar natural, ese paraíso ancestral puede convertirse en un espacio para el  narcotráfico, para el establecimiento de grupos armados ilegales, para la trata y tráfico de personas, para la criminalidad, y a la larga inclusive para la pérdida de nuestra  cultura e identidad  y la extinción de  nuestros pueblos originarios”. Una verdadera tragedia que se intensifica con la explotación salvaje de las minas de cobre en la Cordillera ecuatoriana y el tráfico de madera que derrama sangre en la triple frontera entre Colombia, Brasil y Perú, entre otros dramas que se viven a diario en la Amazonía.

Estos Diálogos Amazónicos siguen abriendo las ventanas del mundo hacia una región que definitivamente no es otro mundo, lejano y exótico; que por el contrario es un espejo del nuestro, del espacio donde vivimos. Esperemos que con la próxima celebración de la Cumbre de la Amazonía se tomen las acciones necesarias, más allá de las palabras, que permitan salvar y proteger la Amazonía, que en definitiva debemos ser conscientes que es una cuestión de vida o muerte, no solo de la biodiversidad, sino de todos los que habitamos en este planeta.

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