Carlos Batatin

@CarlosBatatin

Hace un poquito más de 20 años, en Venezuela se comenzó hablar de inclusión, cuyo concepto según la Real Academia Española (REA), y otras exquisitas instituciones dedicadas al uso correcto de las palabras, implica “la búsqueda de integrar a todas las personas dentro de la sociedad para que tengan los mismos derechos y oportunidades». Aclarado el punto, sabemos de qué se trata.
De acuerdo con la explicación anterior, desde mi punto de vista, no necesariamente se cumple cabalmente en nuestro país, aunque la Constitución Nacional Bolivariana de Venezuela, en su artículo 21 establece que: «Se prohíbe discriminaciones fundadas en lo étnico, género, edad, sexo, salud, credo, orientación política, orientación sexual, condición social o religiosa o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos».
Es innegable que en muchos aspectos de la vida cotidiana del venezolano se cumple: Educación, Salud, Vivienda, Deporte, Alimentación y Servicios Públicos, sin olvidar la difícil situación que presentan en la actualidad por las agresiones imperiales, conocidas como medidas coercitivas. Sin embargo, ahí vamos con esfuerzo y tesón emparejando la carga.
Ahora bien. Conversando con un colega periodista de buena pluma y quien se desvive para que ciertamente todos recibamos el mismo trato en cualquier circunstancia tanto en nuestros deberes y derechos, hablamos un poco, creo que nos pasamos de maraca, sobre la inclusión en cuanto a los delincuentes de a pie, de los que integran Grupos Estructurados de Delincuencia Organizada (GEDO), y de los que actualmente están de moda, es decir, la parranda de corruptos.
Entre los planteamientos que salieron a relucir, uno de los más importante, fue que a los corruptos o quienes han malversado la riqueza del pueblo, son visto o tratados con tanta indiferencia, excluidos y ni son tomamos en cuenta para absolutamente nada. Es como si no existieran aunque el concepto de INCLUSION, los ampara y protege. ¡Pero qué va!, y, por lo visto, jamás veremos sus rostros en la redes sociales. Nos preguntamos mientras dialogábamos en una esquina caraqueña: ¿Por qué razón son discriminados si tienen los mismos derechos de salir en una foto como cualquier persona que se roba una gallina o arrebata un celular?
Al respecto y en defensa de los corruptos proponemos, ante todo para defender su derecho de que sean tratados como viles delincuentes, primero y único: Que la Fiscalía General de la República, Procuraduría, Contraloría y la propia Policía Nacional Anticorrupción conciba un plan especial para que la gente común los conozca y así puedan saludarlos como a cualquier transeúnte y no pasen inadvertidos por los medios de comunicación.
Me parece injusto, esto lo escribo con una mano en el corazón mientras con la otra escribo este presunto artículo de opinión, que los corruptos no gocen del mismo despliegue fotográfico que suele hacerse cuando capturan a quienes trafican material estratégico, estafan a través de Internet, venden medicinas vencidas o maltrata alguna mascota. Ellos tienen los mismos derechos que los delincuentes comunes y eso hay que respetarlo.

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