Explosión en jefatura civil de San Agustín despertó recuerdos, miedos y sospechas

VEA / Carlos Batatin / Ildegar Gil

La noche de este martes 25 de julio se registró un ataque con artefacto explosivo contra una sede policial en Caracas. En realidad la acción contra el Servicio y Resguardo del Detenido, SRD, ubicado en la parroquia San Agustín, fue el segundo de este tipo el mismo día dado que horas antes una situación similar se presentó contra un módulo de PoliSucre, parroquia Petare, municipio Sucre, estado Miranda.

A San Agustín acudieron funcionarios de Paramédicos Vías Rápidas, Bomberos del Distrito Capital y comisiones de la Policía Nacional Bolivariana, PNB.

En las adyacencias del SRD los comercios abrieron sus puertas como de costumbre. Transeúntes van y vienen. Igual los vehículos. Por momentos, sol, nubes y tenues gotas se pelean por imponer sus dones despertando el alerta correspondiente.

Los intentos de este portal por conseguir testimonios, fueron -en buena parte- frustrados. Reinó el silencio. Sólo un caballero, a cambio del resguardo de su identidad, se atrevió a hacerlo y -a motus propio- compartir tres (3) gráficas que muestran heridas en una funcionaria y dos (2) efectivos alcanzados por la detonación.

Señaló que reside cerca del sitio del hecho, que el estruendo que escuchó a eso de las 11:00 de la noche lo hizo rememorar la explosión en la avenida Bolívar cuando atentaron contra el presidente Nicolás Maduro, el 4 de agosto de 2018.

“Yo estaba acostado pero no dormido cuando siento un estruendo muy fuerte. Al pasar unos minutos mi nieta se acerca a preguntarme si no había escuchado unos gritos. Seguidamente se escucha el sonido de ambulancias y me asomé al balcón. Efectivamente, pasaban dos ambulancias y una patrulla”, afirmó.

De acuerdo con su relato, “aparentemente todo se veía normal, pero desde el balcón veía luces de carros aglutinados en la esquina de la jefatura”. Ante ese situación tomó su teléfono, le escribió a un grupo vía whastapp con la idea de saber si tenían conocimiento de lo que estaba pasando pero por la hora, ninguna de las personas tenía información.

La señora Magalis se encontraba casi por terminar los quehaceres en la cocina. Su hija se le acercó, celular en mano, y le dijo, «mami, en las redes sociales publicaron algo sobre una explosión donde está metido Julito». De inmediato ella respondió, «vístete y vamos para allá».

El relató lo contó Magalis, quien vive en La Pastora, durante su permanencia frente a las instalaciones del Servicio y Resguardo del Detenido. Conversaba con familiares de recluidos en ese lugar.

En el transcurso de la plática narraba su angustia al enterarse, sin mayores detalles, que había explotado una granada dentro de ese lugar. «El corazón se me quería salir por la boca. Mi desespero fue tan intenso que me vine hasta en cholas para saber de mi hijo. Gracias a Dios la cosa no pasó más allá de un gran susto».

Un día después, como constatamos en horas de la mañana, el centro de resguardo funcionaba con normalidad. Se estaba cumpliendo la visita, aunque con un poco de retardo. Las visitantes se anotaban en una lista y entregaban su cédula de identidad hasta que fuesen llamadas para entrar.

Muy cerca de Magalis se encontraba una mujer a quien llamaban Mary. Relató que se enteró de lo ocurrido por un mensaje que recibió vía whatsapp. «Amiga, te cuento que me asusté cuando leí lo que me enviaron. Pensé lo peor cuando me avisaron que explotó una granada dentro del retén de presos».

Al parecer Mary estaba relativamente bien informada. Contó que resultaron heridas seis (6) personas. «Me dijeron que fueron heridas leves. Uno de ellos recibió una esquirla muy cerquita del ojo», añadió.

Casualmente, mientras Mary seguía dando sus impresiones, salió del Servicio y Resguardo del Detenido una dama delgada de cabello rubio. Venía de confirmar que su familiar se encontraba en perfecto estado. Sin embargo, comentó «más de uno de los internos presentaron dolor de oído toda la noche».

«Mi hijo me habló de la locura que se formó allá adentro. Él escuchó el estallido y pensó que se había caído alguna de las paredes. También dijo que la explosión fue cerca de los calabozos y que posiblemente la granada fue lanzada desde la autopista», señaló.

Según su relato, es poco probable que esa granada haya sido lanzada desde ese lugar, porque desde su experiencia, como asidua visitante de ese establecimiento «ahí hay una pared bien alta, hay árboles y también una especie de reja que la pudieron haber detenido».

Luis, un hombre de aproximadamente de 40 años de edad, visitaba a un hermano. Según su testimonio, «él está bien; sólo pasó un gran susto y dijo que después de eso no pudo conciliar el sueño».

«Pensamos que se había caído una casa»

A escasos metros del grupo de mujeres que conversaba sobre lo suscitado, se encontraba una señora residenciada en la zona con varios recipientes para cargar agua. Le comentó al equipo reporteril de Diario VEA que «anoche pensamos que se había caído una casa o que había explotado una bombona de gas. No estuvo fácil, pues ¿te imaginas que estés acostada y de pronto escuchas ese estruendo?».

«Todos los de la cuadra salieron a ver qué ocurría, pero en la calle luego de la explosión se veía todo normal. A los minutos comenzaron a llegar las patrullas y motorizados», comentó.

Impresión no oficial

Un poco antes de mediodía salió de la sede del Servicio y Resguardo del Detenido una comisión de funcionarios de la PNB, quienes al parecer también investigan lo que pasó en ese lugar.

La conversación que sostenían deja entrever que presuntamente pudo haberse presentado cierta complicidad interna. «No es fácil lanzar una granada desde la autopista y que justamente haya caído cerca de los calabozos», sostiene uno de ellos.