Ezequiel Zamora, Jefe del Ejército Federal
El autor es historiador, docente y abogado.
Néstor Rivero Pérez
El 23 de febrero de 1859 el general Ezequiel Zamora desembarca en las costas de Coro, siendo designado Jefe de Operaciones del Ejército de Occidente. Desde ese momento Zamora inicia la formación de los contingentes de campesinos, peones, indios y artesanos que le acompañarán, tras su victoria de Santa Inés, hasta el 10 de enero de 1860, cuando una bala le quite la vida en San Carlos (Cojedes).
El Ejército Federal se mantendrá en combate, hasta la firma del Tratado de Coche de 1863.
Expulsiones
A semanas de haber triunfado la Revolución de Marzo de 1858, hábiles maniobras del bando conservador contra los miembros del Partido Liberal indujeron al presidente Julián Castro, a destituir a los ministros liberales.
Seguidamente Castro instigado por los conservadores, decretó la expulsión del país de Ezequiel Zamora, Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Leocadio Guzmán, Napoleón Sebastián Arteaga y José Manuel García, entre otros, iniciándose una virulencia política que comenzó a manifestarse en el campo de las armas.
Latifundio como causa
Tras la abolición de la esclavitud en 1854 el ideólogo liberal Blas Bruzual, con apoyo de Ezequiel Zamora, F. Larrazábal y Manuel María Echeandía, gestionaron “un programa concreto a realizarse en los Valles de Aragua, Tuy y Barlovento”, que se proponía, según recuerda Federico Brito Figueroa, el otorgamiento a favor de los esclavos liberados, de “tierras en usufructo, sin pago de renta, con el deseo de que se transformasen en pequeños propietarios”.
Algunos lotes se entregaron, empero pocos años después los mismos habían sido agregados a los latifundios adyacentes, burlándose el loable propósito del ala radical del liberalismo. Así, el latifundio configura una causa estructural de la Guerra Federal.
“Asistencia pública”
En su primera alocución tras el desembarco en la Vela de Coro el 23 de febrero de 1859, Zamora ofrece ideas que indican que a las reivindicaciones de índole política, eliminación de la pena de muerte y democratización, que animaron a los liberales a declarar la guerra, debían sumarse otras de índole social.
El Jefe de Operaciones del Ejército de Occidente -y quien en 1846-47 ya había acaudillado la insurrección campesina del centro del país- expone, en su alocución del 25 de febrero de 1859 dada en Coro y poco antes de abrir sus operaciones sobre Yaracuy y El Palito, la necesidad de establecer una “Administración de justicia gratuita”, así como el “Derecho de los venezolanos a la asistencia pública en los casos de invalidez o escasez”.
De este modo, quien mereció el título de General del Pueblo Soberano, desnudaba ante sus contemporáneos el cuadro de abandono y exclusión en medio del cual sobrellevaba sus días una masa de decenas de miles de antiguos esclavos y manumisos, así como jornaleros con sus familias, echados a su suerte por la República de los Notables creada en 1830.
Programa
La diferencia de percepción respecto al problema agrario y social, entre el círculo federal nucleado en torno al general Falcón de una parte, y Ezequiel Zamora de la otra, se hizo evidente en las afirmaciones de orden programático que en enero de 1864 -a poco de entablarse conversaciones con el gobierno de José Antonio Páez- plasma Antonio Guzmán Blanco, en epístola dirigida a uno de los jefes conservadores del centro del país: “Respecto del programa, habría de desear que ustedes, por mejor asegurar la paz, hicieran el sacrificio de esos escrúpulos, y francamente quedase proclamada la Federación.
Ella no excluye ninguno de los principios conservadores” (Colección Pensamiento político venezolano del siglo XIX). Otros hubiesen sido los términos de negociación entre federales y conservadores, bien en la hacienda de Coche o en el Campo de Carabobo para acordar la paz, de haber estado con vida el general Ezequiel Zamora.
Sinóptico
1836
El Álamo y el expansionismo
Este día comenzó la Batalla de El Álamo, en la entonces región mexicana de Texas, y donde las fuerzas aztecas del general Antonio López de Santa Ana, enfrentaron al ejército secesionista de milicianos concentrados, con apoyo del presidente Andrew Jackson de EEUU, en el Fuerte del mismo nombre. EEUU patrocinaba la separación de Texas como territorio mexicano, para luego anexársela, como sucedió pocos años después bajo la presidente de James Polk…
Reclamaba la separación de Texas, con el proyecto posterior de formar parte de la Unión norteamericana.
Si bien la historiografía más difundida, la de los vencedores estadounidenses han presentado a López de Santa Anna con la imagen del “degollador” a los capturados en El Álamo, oriundos de la emergente potencia norteamericana, lo cierto es que los mejicanos peleaban por la integridad de su territorio.
Y si bien en la actuación de Santa Anna hubo muchos desaciertos en la conducción de las operaciones, resulta innegable que por entonces los estadounidenses que le enfrentaban, invadieron suelo de la nación azteca.