Néstor Rivero Pérez

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El 31 de enero de 1924, hace cien años, falleció en Barcelona (España) Rafael Bolívar Coronado, oriundo de Villa de Cura (Aragua) y autor de una prolífica obra, gran parte de la cual apareció en España, inserta en libros o en forma de artículos periodísticos, con firma de seudónimos, o colocando el nombre de autores consagrados vivos o difuntos, o mediante el uso de heterónimos.

Primeros pasos

En la Caracas de los años 20, el joven villacurano publicará sus artículos en El Cojo Ilustrado, El Universal, El Nuevo Diario, El Tiempo y la revista Atenas. En 1914, es estrenada en el Teatro Nacional de Caracas la zarzuela Alma Llanera,  adaptación musical de P. Elías Gutiérrez, sobre original de Sebastián Díaz Peña y letra de Bolívar Coronado. Su éxito fue inmediato, obligándose el conjunto orquestal a ofrecer versiones en la plaza Bolívar, con tal grado de receptividad que al paso de las décadas la pieza se consagra como el segundo “Himno Nacional” de Venezuela, al punto que numerosas celebraciones oficiales y familiares tienen su epílogo nocturno con las notas del Alma Llanera. Dos años después y como premiación a su trabajo, Bolívar Coronado recibirá del régimen de Juan Vicente Gómez, una beca para establecerse en Barcelona (España). Allí, a poco se identifica con corrientes políticas adversas al Benemérito, escribiendo en contra del despotismo que regía en su patria. En España se desempeña como secretario del célebre poeta Francisco Villaespesa y, más adelante, del escritor venezolano Rufino Blanco Fombona.

Suplantación y heterónimos

Viviendo en España, Bolívar Coronado iniciará una práctica escritural que mantuvo hasta sus últimos días y que le acarreó enemistades, despidos laborales y precariedad económica en su exilio, cual era la de hacer publicar con firma de autores consagrados o, en otros casos, nombres inventados, en lo que la crítica literaria caracteriza como el heterónimo, artículos surgidos de su propia pluma. La práctica del heterónimo alcanzó celebridad en las letras españolas de las primeras décadas del siglo XX, cuando el poeta Antonio Machado calzó numerosos artículos suyos como “Juan de Mairena” y  “Abel Martín”, a quienes daba vida propia haciendo que, en el caso de Mairena, tuviese una fecha y lugar de nacimiento en la España de los años 80 del siglo XIX. En el caso de Bolívar Coronado, dicho recurso le trajo serios inconvenientes por cuanto al emplear el nombre de escritores fallecidos o incluso con vida, en escritos surgidos de su talento, sin notificárselos previamente, se vio como acción irrespetuosa. Y en el caso de un carácter tan apasionado como el de Rufino Blanco Fombona, en cuya editorial “América”, Bolívar se desempeñaba como asistente y corrector, la disonancia del autor de Gómez capitolino, llegó al punto de buscarlo para que se batiesen a duelo.

De la Villa a Caracas

En uno de los capítulos de su libro Memorias de un semibárbaro, el autor  retorna al momento de su infancia en el cual se instruye su mudanza a la capital: “Me llevaban a Caracas (,,,) quería mi madre que a su lado me hiciera yo hombre de provecho, ilustrado, un doctor (…) era una desventura que su chico creciese en aquella provincia domando pollinos cerriles, novillas bravas y guatines feroces; castrando verracos, destoconando machos cabríos” [https://albaciudad.org pdf].

“Alma Llanera”

“A cualquier apureño que se precie, habría de parecerle extraño escuchar durante décadas aquellos dos versos iniciales de Alma Llanera: “Yo nací en esta ribera del Arauca vibrador”. El río Arauca es más bien uno macilento, de aguas terrosas, que no vibra, ni mucho menos espumea junto a garzas y rosas, sino hasta completar su cauce con el río Orinoco. Sin embargo, quedó en el cancionero social que ese río vibraba al son del sentimiento nacional, ardid que solo Rafael Bolívar Coronado podía haber logrado, puesto que caló hondo en el imaginario colectivo venezolano. La poderosa imagen fue el primer timo literario de Bolívar Coronado… quien nunca visitó las sabanas apureñas en toda su vida” [Rafael Ramón Castellanos, Un hombre con más de 600 nombres (Rafael Bolívar Coronado) / Tomado de: www.elperroylarana.gob.ve].

Sinóptico

 1815

José Félix Ribas

Este día el general José Félix Ribas, fue capturado en montañas cercanas a la población de Tucupido (Guárico) y muerto de forma cruel por autoridades realistas. Tras la batalla de Urica (Monagas) el 7 de diciembre de 1814 -donde las fuerzas de José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales destrozaron a las republicanas- Ribas toma camino a pie con rumbo al centro del país, aspirando encontrar fuerzas que resistieran a los españoles. Sin embargo el agotamiento y la carencia de alimento afecta su salud, arribando así a cercanías de Tucupido. Capturado el héroe de La Victoria, se vio sometido a maltratos e insultos, hasta terminar ajusticiado y decapitado por sus enemigos.

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