Alberto Vargas

@albertovargas30

Venezuela se ha convertido a los ojos del mundo en un prisma que deja ver todos los matices de los agrupamientos políticos del momento. En el plano mundial, es el nuevo campo de operaciones de la disputa geopolítica entre la potencia hegemónica en decadencia, EEUU, y nuevas fuerzas en ascenso, como lo son China y Rusia, donde la primera se encuentra claramente a la cabeza y puja por la conquista de la hegemonía mundial.

La disputa concreta entre los principales actores mundiales la podemos ubicar en torno al petróleo (Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo), pero estaríamos siendo demasiado simplistas si no observamos que lo que enmarca este choque es una lucha mundial por zonas de influencia. EEUU juega la carta ofensiva con el objetivo de recuperar terreno perdido y reconquistar su hegemonía mundial.

China es más cauta y opta por mantener un esquema mundial pacífico y de cooperación, que fue lo que le permitió crecer durante tantos años y llegar a esta situación. Rusia no creció ni crece al nivel de China, pero teje las alianzas necesarias para crecer como actor geopolítico de peso, cuestión que está estrechamente ligada al retroceso mundial del «sueño americano».

Desde el ascenso de los llamados gobiernos posneoliberales, China fue avanzando sobre EEUU en la región.

El gigante asiático se ha convertido en el principal socio comercial de Brasil, Argentina, Chile, Perú, entre otros; y ha superado a EEUU como proveedor en otros países. Este retroceso económico del imperio gringo en la región está ligado al relativo distanciamiento en el alineamiento político de los gobiernos latinoamericanos. El mundo que articuló EEUU a partir de la caída del muro de Berlín le proporcionó las condiciones a China para que creciera prácticamente sin obstáculos, hasta llegar a representar un peligro muy concreto al dominio mundial de EEUU.

Por eso hoy estamos viendo el intento de reconquista de uno de sus bastiones mundiales: Venezuela. Luego, no nos conformemos con pelear porque haya un poco menos de miseria; peleemos por desterrar para siempre la miseria.

Esta generación está llamada a cambiar la historia.

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