Ildegar Gil

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La chica de la foto fue atropellada. Ocurrió, poco después de mediodía, en la avenida San Martín, Caracas, el martes 25 de julio.  Conozco la zona. Sucedió exactamente frente a la plaza que lleva el nombre del héroe argentino, curiosamente, muy cerca del rayado peatonal trazado allí para que -como sucede en cualquier parte del mundo- las y los transeúntes tengan garantías de seguridad al momento de pasar de una acera a otra.

Señalan vecinos que, en lo que va de año, varias personas han sufrido -en ese punto-, la irresponsabilidad de mujeres y hombres que conducen sus vehículos alejados del sentido común. No me extrañaría que igual haya ocurrido en otras zonas de la ciudad ¡y hasta del país! porque lo que vemos y sufrimos a diario en esa materia es un verdadero infierno de histeria al volante.

Supongo la razón o razones, de este salvaje comportamiento que pone en peligro tanto vidas como bienes. Las autoridades deben actuar pronto. Dejarlo para más tarde, significaría ensanchar el peligro al que a diario nos exponemos cuando intentamos cruzar la calzada. Es muy alto el porcentaje de quienes conducen “comiéndose” la luz roja, y de paso agrediendo verbalmente a sus víctimas.

Me atrevo a decir que el sector del transporte público (alias camioneteros) y motociclistas, encabezan el siniestro abuso. El pasar de los días, demuestra que desde unidades particulares se les está imitando peligrosamente ¡muchas veces ante la mirada indiferente de agentes policiales! No lo estoy inventando: Todas y todos hemos presenciado esa aberración. Sucede, por igual, tanto en largas avenidas como en calles cortas. Los semáforos y los ya citados rayados son –casi, casi–, símbolos museísticos.

Antes que lo olvide: Hombres y mujeres de uniforme –vulgo, policías y/o militares–, no escapan a esta despreciable conducta incivilizada. Ello podría explicar que el sector civil siente fortaleza al cometer semejante irregularidad.

Debe actuarse pronto, muy pronto. Hacer cumplir las leyes. En Caracas, por ejemplo, la Ordenanza de Convivencia Ciudadana, aprobada hace un par de meses, contempla penalizaciones al respecto. De igual forma debe procederse a escala nacional. Acabemos con esa agonía blandiendo las normas, y evitemos que el luto sea la constante en la vía pública.

El abuso de unos pone en riesgo la integridad de otros.

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