Néstor Rivero Pérez
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El 29 de abril de 1956 fue creado el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), organismo que a partir de 1959 fue rebautizado como Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), y que hoy lidera un conjunto de investigaciones en las áreas de biomedicina, genética humana, matemáticas y modelos aleatorios entre otras, además de adelantar la formación en postgrados con reconocimiento de instituciones acreditadas nacional e internacionalmente. El IVIC, junto al Instituto de Higiene “Rafael Rangel” y la empresa del Estado Quimbiotec, dan actualmente en el país la batalla por definir tratamientos y fármacos que contrarresten la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, cuyas recientes mutaciones incrementan la letalidad en la población mundial, demandando la acometida de toda la comunidad científica organizada.

Investigación en Venezuela
Otras sociedades descubrieron a partir de la intuición o de las constataciones de genios solitarios, la conexión entre modernidad, desarrollo y potencial tecnológico y científico. Se sabe que el alerta enviado por Albert Einstein en 1941 sobre el riesgo de que la Alemania nazi estuviese construyendo una bomba atómica, fue lo que indujo al presidente F. D.  Roosevelt, de EEUU, a dar curso al Proyecto Manhattan, del cual derivaría el poderío nuclear norteamericano. En la Venezuela de 1956, cuando la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez se enseñoreaba sobre sus oponentes clandestinos, una iniciativa del médico y microscopista electrónico Humberto Fernández Morán, fue llevada al despacho del dictador, en cuyo ánimo se mezclaban rasgos del autoritarismo decimonónico y gran perspicacia respecto a la posibilidad de un proyecto de desarrollo nacional a partir de grandes obras.

Ivnic
Siendo uno de los escasos talentos venezolanos de su tiempo con estudios de alto nivel en materia neurológica, Fernández Morán estaba entusiasmado con la creación de un centro de investigaciones en este campo. Y habiendo sido llamado a Venezuela en 1954 por el ministro de Sanidad P. A. Gutiérrez Alfaro, recibe la encomienda de “desarrollar un centro regional para investigación y entrenamiento en investigaciones neurológicas y cerebrales” (https://www.researchgate.net). Desde los inicios el IVNIC adelantó con esmero su trabajo, al punto que una de sus primeras investigaciones “sobre la estructura fina de la retínula de insectos… fue publicada en la revista Nature en 1956” (Ibídem).

Un reactor
Aquel mismo año fundacional y bajo la dirección del Dr. Fernández Morán, son traídos al país los componentes para poner en funcionamiento, en instalaciones del IVNIC, el primer reactor nuclear de Latinoamérica. Con respaldo del gobierno de Dwigt Eisenhoover y en el marco del programa Átomos para la Paz, la empresa GE asume la construcción de un pequeño reactor de tres megavatios que operaría con uranio enriquecido al 20 por ciento, para dar viabilidad a investigaciones del IVIC. En todo caso, este aparato alcanzó su potencia nominal en 1966, cesando de operar en 1991, durante el segundo gobierno de CAP. A partir de 2001 se estimó reactivarlo como planta de esterilización con rayos gamma. Empero todo propósito de avanzar en materia nuclear dentro del país se vio detenido en 2011, a raíz del impacto que produjo en la opinión pública mundial el desastre de la planta nuclear de Fukushima (Japón).

Con nombre de IVIC
En todo caso, en 1958, con la caída del régimen perezjimenista, el Dr. Fernández se vio sucedido en el IVNIC por otro investigador, Marcel Roche. A comienzos del año siguiente el catedrático Edgard Sanabria, quien presidía la Junta de Gobierno que por entonces regía los destinos del país, dictó un decreto referido a la conversión del IVNIC, en Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), el cual en las últimas décadas ha venido tomando protagonismo como centro por excelencia de la actividad creadora de alto conocimiento en ramas fundamentales para cualquier proyecto de País-Potencia.

Sinóptico
1875
Scaramouche: Máscara y presunción
Este día nació en Jesi (Italia) Rafael Sabatini, prolífico autor de novelas de aventuras, y entre cuyos libros resaltan El capitán Blood, El cisne negro, El halcón del mar y Scaramouche.  En esta última novela el autor presenta las aventuras y desventuras de un personaje, Scaramouche, quien se gana la vida como miembro de un teatro ambulante en la Francia prerrevolucionaria y quien convertido luego en maestro de esgrima, vencerá en duelo a los mejores espadachines de la aristocracia gala. Inspirado en la vida del actor renacentista italiano Silverio Fiorilli (1607-1694), Sabatini da a Scaramouche la silueta de un actor cuyos parlamentos sobre las tablas cautivan al público, ante quien cada noche enuncia diálogos distintos, con sorprendente don para improvisar, y dejos de denuncia social.

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