Pedro Estacio

@urgentess

Como una mentira es decir una o cualquier cosa que se sabe no es verdad, la mentira, entonces, siempre servirá como uno de los principales caminos para ir hacia la verdad, para saber acerca de su existencia.

Mentir es actuar satánica o perversamente. De cualquiera de las dos formas puede ser calificada. Pero también, valga decirlo, es un actuar muy de carnaval porque lleva sobre sí un disfraz que le permite esconder la realidad. No es difícil, pues decir que, hoy día, la mentira se viste de academia para intentar darle a su rango una veracidad que no existe.

La religión, por ejemplo, y si puede ser dicho de esa manera, ha sido permeada por la mentira desde hace siglos, porque a través de ella han sido expresadas cosas -asuntos si se quiere nada comprobables- simples anuncios, reflexiones, teorías, visiones, planteamientos diversos carentes de realidad científica pero muy bien adornados.

Si dejamos los siglos pasados, precisamente en el pasado, y nos adentramos en las dos últimas centenas de años nos conseguimos con cosas como la que cito a continuación y que Manuel Mariña escribe en su libro Imperialismo, petróleo y profecías: “En verdad, apunta Ledeen, una profunda y extendida fe religiosa, es tan importante para la fortaleza de una nación, como es la tenencia de un poderoso ejército” (no en vano Estados Unidos, no solo tiene el ejército más poderoso del mundo, sino que además posee la población religiosa más grande del planeta).

Mariña, en su libro, escribe de Michael Ledeen, a quien califican como “…el conductor de la fuerza filosófica que está detrás del movimiento neoconservador”. En otras palabras, él (Ledeen) cree en el llamado destino manifiesto de Estados Unidos y en el empleo de la violencia para llevar a todos lados la mal llamada democracia de su país.

Y qué es lo que hay en todo esto, pues sencillamente la mentira académica disfrazada con un manto de religiosidad con el que han estado vendiendo el sistema político para controlar a una nación y no un sistema de vida porque no todos sus millones de personas están incluidas ni tienen bienestar y, en consecuencia, no puede ser una nación llamada democrática.

Lo que hay es que estar claros en que todo lo que este “filósofo” del destino manifiesto, seguidor de Nicola Maquiavelo, ha estado diciendo durante años y ha sido repetido por todos quienes han estado involucrados en el poder político-político de esa nación.

Como se aprecia, lo que está a la vista es una nación que ha sido levantada sobre la mentira y que ha llevado la farsa fuera de sus fronteras y eligió el teatro y la fantasía como herramientas de divulgación de una democracia que no existe y que ignora totalmente a los millones de seres que, en esa misma nación, viven en pobreza total, durmiendo en las calles, bajo los puentes y escarbando en los contenedores para ver qué comen antes de caer en las pesadillas que sustituyen el sueño esperado.

Esa es la nación que hoy inventa hechos que no existen contra naciones como Cuba, Irán, Rusia, China, Venezuela, Nicaragua y que con otras mentiras agredió a Japón, se adueñó de la victoria en la II guerra mundial, intentó agredir a Corea del Norte, lanzó miles de bombas en Vietnam, invadió a Irak, Afganistán, y pare de contar, y tiene años regando silenciosamente dólares a través de la Usaid, comprando a gente deshonesta para concretar golpes de Estado.

¡Y en todo lo que hace, esa nación, la mentira es su columna vertebral!

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