Alfredo Carquez Saavedra

[email protected]

La campaña electoral para elegir, el próximo 4 de mayo, a los integrantes de la Asamblea de Madrid está en uno de esos momentos críticos en los que las pasiones se desatan. Algunos candidatos de los partidos conservadores han quedado expuestos y, en su desnudez, han dejado a un lado sus disfraces de demócratas, promoviendo el odio en contra de los inmigrantes y guardando grosero silencio ante las amenazas de muerte recibidas por uno de los competidores de izquierda.

¿Y eso qué tiene que ver con la República Bolivariana de Venezuela? se preguntarán algunos. Pues mucho. Madrid se ha convertido en un reducto de lo peor de la extrema derecha venezolana. Allá, por ejemplo, los López y los Ledezma son personajes del periodismo rosa. Disfrutan, además, de una lujosa vida que no soportaría una auditoría del fisco español, cuales cortesanos huidos de la Revolución Francesa o nobles zaristas espantados por el ascenso de los soviets.

Muy buenos actores son los López y los Ledezma. Amagan -copas en alto y lágrimas de cocodrilo- con querer regresar a su patria, eso sí una vez caída la feroz dictadura que les impidió seguir haciendo negocios con dinero público. Y, por supuesto, como han sido bien recibidos por las élites del Partido Popular, Ciudadanos y VOX, pagan el favor siendo coherentes con lo que siempre hicieron en nuestro país: apoyando lo más reaccionario que aparezca en la sociedad, desde un insulso como Pablo Casado o un nazi como Santiago Abascal.

Y estos personajillos antipatriotas, encumbrados y consentidos por medios de comunicación abiertamente franquistas como ABC, El Mundo o renegados como El País, retribuyen el buen trato, respaldando discursos y posturas xenófobas y anticomunistas con la eterna esperanza de cobrar muy buenas regalías.

Que el peso electoral de los venezolanos, residentes en Madrid, con derecho a voto sea nimio para nada importa. La derecha española usa el discurso antichavista y antibolivariano de los López y los Ledezma como carbones encendidos para atizar el terror entre las masas. Por cierto, lo mismo hizo Donald Trump y ya sabemos el resultado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido !!