Jesús Moreno

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Los venezolanos el 27 de febrero le dijeron no a los jarabes económicos del Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial, BM, que trató de imponerlo Carlos Andrés Pérez, CAP, a pocos días de haber ascendido por segunda vez a la presidencia de la República en una toma de posesión faraónica en el Teatro Teresa Carreño, el 4 de febrero de 1989.

El llamado paquete que se comprometió, el adeco CAP, aplicarlo con el imperialismo contemplaba una serie de medidas económicas que pagaría, definitivamente el pueblo, como el aumento de la gasolina, liberación de precios de los alimentos, que ya estaban sometidos a una brutal especulación, aumentos de los pasajes, los textiles, el calzado, los artefactos eléctricos, las medicinas, disminución de la inversión social, pago elevado de la educación privada, congelación de los salarios; mientras los grandes capitales eran beneficiados y no tocados.

Era neoliberalismo puro, incluyendo la privatización de los servicios públicos como el agua, electricidad, comunicaciones, educación, salud, y con todo eso subieron las tarifas, todo, con el cuento de que se recuperaría la economía y Venezuela entraría de nuevo en el sueño de “la gran Venezuela” que vendió CAP en su primer gobierno, donde se le pidieron miles y miles de millones de bolívares hasta dejar el país endeudado ante el FMI.

Los sucesos en realidad comenzaron en Guarenas y Los Teques por el aumento del pasaje, que era consecuencia de la subida de la gasolina que generó una huelga del transporte.

Ese fue el inicio, pues se conoce que en estas dos ciudades, llamadas dormitorios, generan millares de pasajeros hacia Caracas a donde se propagaron las acciones.

Ya en horas de la tarde del día 27, continuando el 28 de febrero, surgieron los saqueos, el asalto a almacenes, especialmente de útiles del hogar como: neveras, cocinas, lavadoras; supermercados y abastos.

La Policía se batía con el pueblo en las calles, pero era incapaz de contener los hechos, lo mismo la Guardia Nacional y después el Ejército, que el gobierno de CAP, y al mando del general Alliegro, se lanza con furor contra el pueblo en Caracas, Los Teques, Guarenas, La Guaira, el día 28 en Maracay, Valencia, y otras ciudades, por lo cual el 27 de febrero se convirtió en una verdadera insurrección popular contra el FMI y el BM, que imponían el paquetazo, del gobierno adeco de CAP,  contra el pueblo.

Los muertos aparecieron por todas las calles, en los barrios, y nace en el cementerio “la peste” donde enterraban a la gente por montones, que la cifra no se logró precisar nunca; el gobierno reportó 360 muertos, las organizaciones de derechos humanos más de 3.000.

Las consecuencias de la rebelión del 27 de febrero de 1989, a 23 días de haber subido CAP a su segundo gobierno con todas las pompas del poder, fue un hecho histórico y contra el imperio neoliberal que impone Estados Unidos a través del FMI y el BM y no una simple insurrección, cuyos efectos todavía se reciben.

En primer lugar ese sacrificio colectivo conmovió más a todo el estamento militar del país y fortaleció al movimiento de Hugo Chávez y precipitó el 4 de febrero, que aunque fue un fracaso militar, sin embargo resultó un éxito político que le permitió acceder por la vía electoral al poder.

Por otra parte, se produjo la ruptura del FMI y el BM, dos brazos brutales para el dominio de los países y en especial con el control de sus economías y su política.

En tercer lugar la mayoría de las medidas privatizadoras no se dieron ni se produjeron porque definitivamente este país no será neoliberal sino cada vez más socialista.

Las consecuencias del 27 de febrero todavía están en marcha, y por los aires que corren, se ven que están victoriosos.

Casi se puede confirmar que nuestros hombres y mujeres en armas ahora no son Ejército separado del pueblo, contra el pueblo, sino son el pueblo en armas en unidad y más nunca hará armas contra la parte civil, que es la gran masa que los nutre y se hacen un solo cuerpo llamado Venezuela en perfecta unidad cívico militar, por eso no hay espacio para un nuevo 27 de febrero jamás.

Y eso ha llevado a la permanente oposición antibolivariana al fracaso de todos los intentos de mover al pueblo en actividades insurreccionales cuando desde el 27 de febrero está en resistencia.

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